Eurocopa

Los 53 años de veto del País Vasco a la selección: “No lograrán españolizarnos”

El último partido de España en tierras vascas se disputó en 1967. Desde entonces la lista de agravios es amplia. El último, borrar a Bilbao de la Eurocopa con la excusa de la pandemia

Imagen de archivo España-Turquía en San Mamés (1967)
Imagen de archivo España-Turquía en San Mamés (1967)@TVELa Razon

El repudio de la instituciones vascas a la Selección dura más de medio siglo. Hay que remontarse a 1967 para tener referencia de un encuentro del combinado nacional en Euskadi y desde entonces el agravio ha sido constante. El último se ha materializado al confirmar la UEFA que Bilbao no será finalmente sede de la próxima Eurocopa, tal y como dieron a conocer ayer en un comunicado las instituciones vascas que forman parte de la ‘Sede Bilbao’ (Ayuntamiento de Bilbao, Diputación Foral de Vizcaya y Gobierno Vasco), organizadora del evento de la Eurocopa en el estadio de San Mamés.

Lo que no consiguió en su día el independentismo radical lo ha conseguido el coronavirus. Las presiones y las duras exigencias impuestas por el Gobierno vasco, escudándose en motivos sanitarios, han hecho imposible que Bilbao acoja a la selección española tras 53 años de ausencia.

El último partido

La última vez que la selección española jugó en San Mamés fue el 31 de mayo de 1967, frente a Turquía, en un partido correspondiente a la fase de clasificación para la Eurocopa de Italia 1968. La Roja se impuso por 2-0, con goles de los madridistas Grosso y Gento. Aquel fue el último de los seis partidos que España ha disputado en Bilbao y, pese a la victoria, no le sirvió para llegar a la fase final de la Eurocopa, entonces restringida a cuatro equipos.

A lo largo de su historia, la Roja ha jugado en 39 ciudades españolas, siendo Madrid (64) y Sevilla (45) las que han albergado más partidos. Les siguen Valencia (33), Barcelona (18) y Gijón (10). Además de Bilbao, San Sebastián es la única ciudad del País Vasco que ha albergado un partido de la selección. Fue una vez, en 1923, en un amistoso contra Francia.

“No a la españolización de Euskal Herria”

A partir de entonces entonces el veto se ha mantenido a lo largo de los años. Es conocido que la selección no es bien acogida en amplios sectores institucionales y sociales del País Vasco. No en vano, la izquierda abertzale se ha encargado de realizar durísimas campañas contra lo que consideraban una herramienta para el adoctrinamiento político con el único fin de “españolizar Euskal Herria”.

La última prueba la tenemos en la brutal respuesta de las juventudes de la izquierda abertzale a la posibilidad de que la capital vizcaína fuera la sede de la selección española e incluso llegaron a inundar el centro de Bilbao con carteles con la imagen del capitán de la selección, Sergio Ramos, pisoteada por el jugador francés, Eric Cantona. Al fondo, también se observa el escudo de España. Sobre ella, una multitud con ikurriñas y el lema‘Eurocopa honi ez! Euskal Herriarekin es da jokatzen’ (¡No a esta Eurocopa! Con Euskal Herria no se juega).

Sin embargo, el rechazo hacia ‘la Roja’ no es algo nuevo. En 2009, la iniciativa del Parlamento vasco para que por Euskadi volviera a pasar la Vuelta a España y la selección disputara allí algún partido no se hicieron esperar. Así, Eusko Alkartasuna (EA) consideró que la iniciativa aprobada por el Parlamento vasco en favor del paso de la Vuelta y de la selección por suelo vasco no contribuirá a “acrecentar el sentimiento español en Euskal Herria” y añadió: “PSE y PP han demostrado una vez más que su primer y gran objetivo de la legislatura es españolizar Euskal Herria. Primero fue el mapa del tiempo de ETB, luego el currículum educativo, la participación del Gobierno vasco en la fiesta de la Hispanidad, la celebración del Estatuto... y ahora ha llegado la hora de utilizar el deporte como instrumento para el adoctrinamiento político”.

Durante la final del mundial de Sudáfrica de 2010, que supuso la conquista de la copa del mundo para la selección, la euforia que llevó a la calle a cientos de miles de personas, en Bilbao apenas se dejó sentir. Tampoco las instituciones lo promovieron. El ayuntamiento de la capital vizcaína, como el de San Sebastián, se negó a sacar pantallas a la calle. En Baracaldo, las que se instalaron fueron saboteadas.

En 2017, PNV, EH Bildu y Podemos unían sus votos en las Juntas Generales de Vizcaya para impedir que el combinado nacional jugase en la Catedral en calidad de anfitrión, pero apoyan su presencia en el césped como equipo foráneo. De hecho, el PNV fue más allá y mostró su respaldo a que la selección sólo pisase el verde de San Mamés para enfrentarse a la selección de Euskadi en un partido, además, con carácter oficial.

De la “colonización” al “machismo”

Las razones esgrimidas para no acoger a la selección en territorio vasco van desde una supuesta colonización española a algunas tan insólitas como la “testosterona”.

El aplazamiento de la Eurocopa dio alas a la izquierda radical para continuar con la campaña que llevase al “borrado” de Bilbao como sede. Por ello, el pasado 1 de febrero, a cinco meses de la competición, EH Bildu y Podemos, solicitaron en una comisión celebrada en el Ayuntamiento de Bilbao retirar la candidatura de la capital vizcaína. ¿La razón? Pues para Podemos, la testosterona. Aunque resulte sorprendente, los representantes morados alegaron que se trata de “un evento masculinizado” y que el fútbol es un deporte que “discrimina a las mujeres”.

“Si se celebra lo único que se va a generar son problemas, es lo que sucede cuando la testosterona campa a sus anchas”, sentenció la representante morada.

Por su parte, el representante de EH Bildu, Asier González, no se anduvo por las ramas: “España gana y Euskal Herria como nación pierde”.

La decisión anunciada por la UEFA de sustituir Bilbao por Sevilla, aleja una vez más el regreso de la selección al País Vasco. Y mientras tanto, el objetivo parecer no ser otro que lograr la oficialidad de la selección de Euskadi para, como bien dijo Javier Clemente el pasado mes de noviembre, lograr el sueño de “jugar contra España”.