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Griezmann levanta al Atlético y luego lo deja caer (2-3)

El francés remontó los tantos de Milner y Keita y después, en el minuto 52, vio la roja. Salah sentenció de penalti. El árbitro anuló una pena máxima a los rojiblancos a petición del VAR

Los jugadores del Liverpool celebran uno de los goles que le marcaron al Atlético
Los jugadores del Liverpool celebran uno de los goles que le marcaron al AtléticoAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

El Atlético tuvo varias vidas antes de caer contra el Liverpool en un tobogán al que se subió y bajó de la mano de Griezmann. El francés fue el principio y el final de su equipo, que amenazaba con desangrarse hasta que apareció él para levantarlo. Puso el pie para rematar un pase de Koke y los rojiblancos tomaron conciencia de que el partido aún no había acabado. Los dos goles del Liverpool habían caído como dos puñetazos en el estómago del Atlético, que empezó a coge aire con el primer gol del francés. El segundo ya le hizo ser consciente de que estaba vivo.

Griezmann sólo necesitó un control orientado para quitarse de encima a Van Dijk y ganar el espacio para rematar a Allisson. Un detalle técnico espectacular, pero lo mejor para el Atlético es que la pelota le llegaba de un pase de Joao Félix, que consiguió salir vivo de la insistente presión de Keita. El «7» de antes y el de ahora se entienden y el Atlético puede aprovecharse de ello. Pero el gol lo sigue teniendo el antiguo, aunque entre medias de los dos fallara un mano a mano delante de Allisson después de un espectacular control en carrera. Casi tan espectacular como la pelota que bajó Joao Félix a continuación tras un pase largo de Trippier.

Pero todo eso se acabó cuando Griezmann levantó en exceso la pierna y golpeó en la cara de Firmino. Fue una patada involuntaria, pero el árbitro no aceptó atenuantes.

Roja directa y vuelta a empezar para el Atlético, que recordó todo lo que había sufrido para llegar hasta ese empate a dos. Un resultado que parecía imposible cuando el Liverpool tomó ventaja de dos goles. Se aprovechaban los ingleses de las imprecisiones del Atlético en defensa. Simeone había tenido que inventar una defensa nueva, con Kondogbia como libre entre Felipe y Mario Hermoso. Trippier y Carrasco completaban la línea de cinco, pero sólo tres eran profesionales de la defensa.

Y Salah aprovechó que era Carrasco el que defendía por su costado para inventarse el primer gol de su equipo. El belga era el primer obstáculo que sorteó el «11» del Liverpool, pero después llegaron dos más que quedaron desparramados hasta que encontró posición de disparo. Una jugada que hubiera firmado Messi, aunque a estas alturas Salah ya es más Messi que el propio Leo.

La jugada la remató Milner poniendo el pie para mandarla a gol y para meter al Atlético en un agujero del que parecía que le iba a costar salir. El gol de Keita sólo lo hundió un poco más. Una volea impresionante a la que Oblak sólo pudo mirar.

El Liverpool juega a aturdir al rival con su contundencia. Juega rápido y a la primera, no se permite dudar. Y gana tiempo para que al rival no le quede ni un segundo para pensar. No le importa perder precisión en el camino.

Pero el Atlético se permite igualarle el ritmo. Incluso con diez jugadores en el campo tuvo oportunidades para ponerse por delante. Pero el partido volvió a desequilibrarse por un error, un empujón sin sentido de Mario Hermoso a Diogo Jota cuando intentaba domar un pelotazo que no iba a ningún sitio hizo que el árbitro señalara los once metro. Y allí fue Salah, como hace tres años contra el Tottenham en la final de la Liga de Campeones. Marcó entonces y volvió a marcar ahora.

Pero eso no basta para que el Atlético se rinda. Simeone metió cuatro cambios de una vez y el estadio se ilusionó con un penalti, esta vez de Diogo Jota a Giménez. Pero la ilusión la desmontaron las cámaras de televisión. Puso más intención el uruguayo en caer que el portugués en derribarlo. El árbitro fue al monitor para cambiar de opinión.

No le quedaba mucho más por intentar al Atlético, que se había dejado el alma y a Griezmann por el camino. El recuerdo que dejó la eliminatoria contra el Liverpool hace dos años será sólo eso. Un recuerdo que ahora sería complicado de repetir.

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