Tenis

Carlos Alcaraz también puede en Miami con un campeón de Grand Slam: Marin Cilic

El murciano ya está en octavos de final tras vencer al gigante croata por un doble 6-4. Ahora se enfrentará al ganador del Tsitsipas - De Miñaur

Carlos Alcaraz golpea una pelota de revés en su partido ante Marin Cilic en el Masters 1.000 de Miami
Carlos Alcaraz golpea una pelota de revés en su partido ante Marin Cilic en el Masters 1.000 de MiamiERIK S. LESSERAgencia EFE

Marín Cilic mide 198 centímetros. Es muy alto, pero por arriba le ganó el último punto Carlos Alcaraz. Le tiró un globo y el croata sólo pudo golpear la pelota con el marco para mandarla fuera y que el joven murciano cantara victoria (6-4 y 6-4) y se metiera en los octavos de final del Masters 1.000 de Miami. Allí le esperará el ganador del Tsitsipas - De Miñaur. Otro prueba de muchísimo nivel, pero ¿quién dijo miedo? Alcaraz, no. Porque ya antes de ese último globo había logrado otro todavía mejor ante el que Cilic no quiso ni mirar. Agachó la cabeza y se resignó.

Sigue dando muestras de mucho poderío el tenista español que, tras superar en su estreno en Miami a Fucsovics, no hay que olvidar que tenía enfrente a un ganador de Grand Slam. Cilic lo consiguió en el US Open y fue finalista en el Open de Australia y Wimbledon. El único precedente con Alcaraz lo había ganado, el año pasado en la tierra de Estoril. Pero mucho ha madurado el español desde entonces. Sale a cada cita con la intención de comerse el mundo. Incluso intimida con su forma de jugar. Cilic le pega también muy duro a la pelota y cuando está inspirado y no le falla la cabeza, es muy peligroso, pero en la guerra de poder a poder, las jóvenes piernas de Carlos se imponían. Tiene una capacidad física envidiable el chico entrenado por Juan Carlos Ferrero y llega a casi todas las bolas con tiempo para poder tirar, no sólo defender y pasar la bola al otro lado.

El primer set lo encaminó rápido con una rotura al principio que supo mantener. Al saque sólo tuvo que hacer frente a una pelota de break en contra, que logró salvar. Se resistió más Cilic en el segundo parcial, saliendo incluso de algún 0-40 para mantener la igualdad. Pero la sensación siempre era que le costaba más hacer puntos y demasiado desbordar a su rival. Ni un par de dejadas que hizo prácticamente perfectas le sirvieron para estar tranquilo, porque el español llegaba a lo que parecía imposible. Aunque no superara después la red y perdiera el punto, pero tocaba la pelota. Era un mensaje: las voy a correr todas, no me importa, tengo fuerzas. Cuando se entró en el momento caliente del set, un par de poderosos reveses de Alcaraz le llevaron a la rotura que supo confirmar sin problemas para levantar los brazos definitivamente.

Lo bueno de lo que está consiguiendo es que pese a su corta edad, ya a casi nadie sorprende que gane partidos y siga avanzando rondas en torneos importantes. Es uno de los jugadores más temido por todos en el circuito.