El debate de los test
La barrera de las PCR al turismo: 1.150 euros extra para las vacaciones de una familia británica en España
Las pruebas para detectar el coronavirus exigidas a los visitantes extranjeros oscilan en los países europeos entre los 40 y los 185 euros
Si una familia tipo británica de cuatro miembros se plantea venir este verano de vacaciones a España y se mantienen las actuales condiciones de entrada y salida de ambos países, con obligación de realizarse PCR, ya puede ir preparando la cartera. Como mínimo, su soleado retiro en alguna playa española le supondrá un gasto extra de entrada 1.150 euros en pruebas para detectar el coronavirus. Una barrera insuperable para muchos turistas. Y no sólo los británicos. Según una respuesta escrita facilitada a los eurodiputados de Ciudadanos Maite Pagazaurtundúa, Soraya Rodríguez y José Ramón Bauzá, el precio de las pruebas para volar oscila en otros países de la UE entre los 40 euros de Grecia y los 185 que hay que abonar en Irlanda.
En Alemania, otro de los principales países emisores de turistas para España, los precios pueden alcanzar los 130 euros por prueba, dependiente del aeropuerto en que se realicen. Sólo los residentes en Baviera están exentos de pagar el test de vuelta cuando retornan a sus hogares. En Irlanda, otro país del que cada año vuelan a España un buen puñado de turistas, las pruebas cuestan 185 euros. Algo más baratos son en Suecia, donde cuestan 115 euros. En Holanda, puede alcanzar los 160 euros.
Para las aerolíneas, los precios de las PCR constituyen una barrera casi infranqueable para muchos turistas en un momento en que el sector está bajo mínimos y es uno de los motivos que les han llevado a solicitar al Gobierno que autorice la entrada en el país a todos los turistas que estén vacunados sin necesidad de hacerse una prueba PCR.Grecia ya ha tomado la decisión de no esperar al Certificado Verde Digital y permitir que visitantes de países como Estados Unidos o Gran Bretaña entren en el país a partir del próximo 14 de mayo sin necesidad de PCR y acreditando que están vacunados.
El presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), la patronal española del sector, explicó ayer que, en el caso de España, se trataría de una medida limitada a determinados países emisores donde la situación epidemiológica fuera buena y siempre que sus ciudadanos estuvieran inmunizados con sueros autorizados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). En un primer momento, ha explicado Gándara, el control se haría de forma manual, bastando con la presentación de un certificado en papel que acreditase la vacunación, como ahora se hace con las PCR; para después incorporarse de forma digital al certificado que ha preparado la UE. ALA considera que es fundamental recuperar la conectividad mediante este sistema con países emisores tan importantes para el turismo español como Gran Bretaña. Incluso ha planteado la posibilidad de establecer convenios bilaterales con corredores seguros que se podrían ceñir a regiones en función de su situación y de que sus ciudadanos estén vacunados.
Más medidas
Si no es posible la entrada sólo con la vacuna, las aerolíneas solicitan que se acepten los test de antígenos como alternativa a los PCR por tratarse de pruebas más rápidas y baratas. Porque, como ha explicado Gándara, los test PCR son una barrera muy importante ahora mismo para reactivar al sector turístico. Como ha asegurado, una familia británica que quiera venir de vacaciones a España debe pagar un sobrecoste de 800 euros solo en pruebas.
Las aerolíneas no quieren que la posible recuperación del sector que se atisba para este verano se vea truncada porque palancas que hay a mano como la griega no se activen. Y menos, teniendo en cuenta que sus previsiones indican que, aunque todo vaya medianamente bien, el sector se va a mover en unos niveles de actividad modestos. Las compañías prevén operar este verano el 58% de los vuelos realizados en el mismo periodo de 2019. Aunque esta previsión, como ha advertido Gándara, “podrían variar en función del ritmo de la campaña de vacunación, la evolución de la pandemia o las medidas que adopten los propios Estados”. El directivo dijo a este respecto que la incertidumbre es la mayor que ha habido nunca. “Muchas compañías no saben todavía los vuelos que van a operar en junio o julio. Dependen de países como Gran Bretaña o Estados Unidos”, aseguró. Esto podría hacer que sus previsiones variasen como ya ocurrió en la campaña de invierno, cuando sus previsiones apuntaban a que se iban a operar un 75% de vuelos con respecto a 2019 y al final solo se alcanzó el 35% tras la irrupción de la segunda ola.
Desde ALA consideran que si bien el verano no supondrá la recuperación del sector, sí podría suponer el primer paso en un despegue que podría ser gradual y consolidarse en 2022. Por ello, han solicitado también al Gobierno que mantenga los ERTE por causa mayor hasta finales de año. Ahora mismo, hay más de 14.000 trabajadores del sector aéreo afectados por expedientes de este tipo.
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