Clase social

8 cosas que las familias de clase media-baja siempre tienen en su salón

Por mucho que se pretenda aparentar, la forma en la que decoramos nuestras casas nos delata

8 cosas que las familias de clase media-baja siempre tienen en su salón
8 cosas que las familias de clase media-baja siempre tienen en su salónCuentame - RTVE

Aunque se intente aparentar lo que no se es, las mentiras tienen las patas muy cortas. Y hay algo que nos delata: la forma en la que decoramos nuestras casas y organizamos nuestros espacios más concurridos. El salón, la cocina o la sala de estar son un espejo de nuestras prioridades, de lo que valoramos y de los símbolos que elegimos para sentirnos en casa.

En el caso de las familias de clase media-baja, ciertos detalles aparecen una y otra vez en sus salas de estar. No como un catálogo de lujo o estética, sino como un reflejo de aquello de lo que se sienten orgullosos o quieren lucir.

1. Fotografías de familiares

No importa si es una foto de fotomatón, de un estudio o capturada con el móvil: casi siempre hay una foto de la familia o alguno de sus integrantes enmarcada. Habitualmente se trata de la foto de orla o de algún recuerdo de la infancia. Más que una decoración se trata de una declaración de principios. Una manera de dejar claro que, en ese hogar, la familia o los logros de sus componentes es lo primero.

2. La vitrina con “lo bueno”

Las copas de cristal, los platos de porcelana, las figuritas de recuerdos de viajes... todo bien guardado y expuesto, aunque casi nunca usado. Esa vitrina no habla de desperdicio, sino de aspiración. Es una forma de decir: “Aquí también sabemos tener cosas caras”. Y, sobre todo, de reservar pequeños lujos para ocasiones especiales.

3. La televisión como protagonista

En el centro del salón, destaca el televisor. Grande, voluminoso o moderno, pero siempre el centro de reunión familiar. El cine de los viernes, los dibujos de los sábados y el fútbol de los domingos. Más que un dispositivo cualquiera, es una ventana al mundo y, al mismo tiempo, el pegamento que une a la familia.

4. Los muebles protegidos

Sofás protegidos con fundas, mesas cubiertas con un cristal o sillas con pegatinas en las patas para no rallar el suelo. Puede parecer exagerado, pero no es más que lógica: los muebles cuestan dinero y hay que cuidarlos para que duren lo máximo posible. Esas protecciones, incómodas a veces, son un seguro contra niños que lo ensucian todo, mascotas inquietas o derraames accidentales.

5. Símbolos religiosos o culturales

Cruces, estampas, imágenes de santos, frases como “Dios bendiga nuestro hogar”. Para muchos hogares, la fe no es solo una creencia, sino también un refugio en tiempos difíciles. Estos objetos dan sentido, aportan calma y convierten el salón en un espacio protegido.

6. Muebles heredados o desparejados

Sofás nuevos junto a sillones regalados, mesas de centro heredadas y lámparas de segunda mano. Esa mezcla, lejos de ser un defecto, tiene su explicación: la de aprovechar cada recurso, de dar nueva vida a lo viejo y de valorar el paso del tiempo por encima de la estética.

7. Decoraciones fuera de temporada

Flores de plástico, tapetes tejidos a mano, velas con olor a calabaza y vainilla que siguen allí pasado Halloween o adornos navideños que aguantan hasta bien entrado el año. Más que un descuido, es un pequeño truco de resiliencia: mantener detalles alegres para subir el ánimo en medio de la rutina diaria.

8. La pila de papeles en la mesa

Cartas, facturas, folletos de supermercado, revistas o periódicos se acumulaban en la mesa de centro o en un aparador. Esa montaña de papeles es caótica, sí, pero también real: el recordatorio de que el hogar estávivo, lleno de gestiones, preocupaciones y proyectos por resolver.

Quizás estos salones no son perfectos, ni mucho menos lujosos, pero sí auténticos. Porque, al final, la decoración no solo muestra objetos: muestra a quienes viven allí.