David Pla, un exlíder de ETA, pone en evidencia la política de traslados de Sánchez

Sortu incluye en su Consejo Nacional a David Pla, uno de los tres encapuchados que comunicó el fin de ETA el 20 de octubre de 2011 y que tuvo un papel destacado para supervisar que los presos de la banda terrorista mantuvieran la disciplina. Fue detenido en varias ocasiones, participó en intentos de diálogo con el Gobierno y cumplió condena en Francia dentro de una trayectoria que se inició en las juventudes de Jarrai y le llevó a recibir órdenes directas de exdirigentes como «Txapote».

De esta manera, la izquierda abertzale ha comenzado a hacer movimientos para intentar controlar la doctrina que se da tanto fuera como dentro de las prisiones y a un sector más jóven, una disidencia, que no comulga del todo con las decisiones de Arnaldo Otegi.

Además, la decisión de nombrar a Pla en un puesto clave dentro de Sortu pone en evidencia la política de acercamientos que desde el Gobierno de Pedro Sánchez se han acometido en ésta legislatura y que más aún que mantenga como socios a EH Bildu, que sigue sin condenar sin paliativos la violencia, y ahora incorpora a su dirección a miembros destacados de la banda terrorista, que tuvieron cargos de relevancia cuando ETA aún asesinaba.

Arnaldo Otegi ya desveló los primeros pasos cuando, tras asegurar que el sufrimiento causado por ETA «nunca debió haberse producido», dejó ver un día después sus verdaderas intenciones: «Tenemos a 200 presos en la cárcel y si para sacarlos hay que votar los Presupuestos, pues los votamos». La Izquierda Abertzale y el Gobierno de Sánchez habían negociado ya el respaldo a las cuentas de 2022 a pesar de que la diputada de EH Bildu solo se centrara en que eran temas de política social.

Sin embargo, con la integración de Pla queda claro la intención de Sortu y las exigencias de los socios del Gobierno. El etarra que dio el comunicado del cese definitivo de la banda ha concedido varias entrevistas donde ha mantenido un tono complaciente ante la actividad criminal de ETA.

La presidena de Covite, Consuelo Ordóñez que no se ha caracterizado por cuestionar los acercamientos de presos advirtió en una entrevista en LA RAZÓN que se está cambiando el procedimiento que se llevaba a cabo antes donde, desde el ministerio del Interior actuaba con «transparencia» con respecto a los movimientos de presos de la banda terrorista. De hecho, destacó que se habían dado cuenta de que ahora «parece que no tienen ningún criterio a la hora de hacer esos traslados a cárceles vascas o tienen un criterio opuesto al que deberían tener; y por tanto pueden acercar tanto al más irredento, al que está más en la tribu, como a uno que hubiera hecho el esfuerzo de salirse de esa mafia».

David Pla, dentro de ETA, participó junto a Iratxe Sorzabal y José Antonio Urrutikoetxea, «Josu Ternera» en el intento de la banda en 2012 de abrir un proceso de negociación con el Gobierno en Noruega. Él mismo lo explicó en una entrevista desde prisión, lamentando que el Ejecutivo de Mariano Rajoy se desentendiera de aquel proceso al no «querer ni recibir» al emisario. Ahora Sortu le convierte en un hombre fuerte, como responsable del Marco de Orientación Estratégica y vicesecretario general tercero del partido, que es pieza clave de la coalición EH Bildu. Al frente de la izquierda abertzale siguen Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez, que opta a la reelección como secretario general de Sortu, iforma Efe.

David Pla es de Pamplona y comenzó sus vínculos con ETA a través de la “kale borroka”, desde organizaciones juveniles como Jarrai. Luego pasó a Francia para integrarse en las filas de la organización.

Cuatro años después del comunicado anunciando en 2011 el abandono de las armas, la Guardia Civil lo detuvo junto a su pareja, la también dirigente etarra Iratxe Sorzabal. Fue en el marco de la «operación Pardines» y quedó en libertad en 2020 tras una condena de cinco años en Francia por asociación de malhechores.

Pla se sirvió de su ascendencia sobre el resto de presos para desde la cárcel gala de Osny dar instrucciones y participar en los debates internos, abogando por mantener la disciplina en un momento de relevantes enfrentamientos internos en los que él apostó por dar paso a las vías exclusivamente políticas.