Polémica
Críticas por el ascenso a general del piloto del helicóptero que trasladó el féretro de Franco
Sus compañeros salen en defensa de un oficial laureado que «solo cumplió con su deber»
Es improbable que Alfonso Reyes Leis, veterano de Afganistán, vuelva a ser tan protagonista como aquel 24 de octubre de 2019 en el que pilotó un Super Puma del Ala 48, con base en Cuatro Vientos, para trasladar el féretro de Francisco Franco en el segundo entierro del «Caudillo».
El entonces coronel llevó los mandos de la aeronave desde el Valle de los Caídos hasta el cementerio de Mingorrubio en una jornada histórica. Más de 500 periodistas acreditados presenciaron en El Pardo la llegada del helicóptero aquella mañana que amaneció fría y dejó paso a un apacible sol.
El reciente ascenso de Reyes a general de Brigada ha provocado algunas críticas en artículos y blogs por parte de quienes consideran que su actuación aquel día fue poco menos que una afrenta y que él y los otros dos militares que le acompañaban «se dieron la vuelta para no tener que saludar militarmente al Caudillo», y que se encontraban al otro lado del helicóptero al introducirse el ataúd para «esconderse».
Uno de los ocupantes de la aeronave ese día –junto a la ministra de Justicia, Dolores Delgado; el secretario general de Presidencia del Gobierno, Félix Bolaños; el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, y Francisco Franco Martínez-Bordiú– fue el letrado de la familia Franco, Luis Felipe Utrera-Molina. «No tuve trato con él en absoluto por lo que sería por mi parte injusto cualquier juicio. Es cierto que no saludó militarmente al féretro del Generalísimo, pero tampoco lo hicieron el coronel Pérez de los Cobos y el general de la Guardia Civil de la Comandancia de Madrid ni las decenas de guardias civiles que estaban allí», señala a LA RAZÓN. «Supongo que cumplían órdenes de la superioridad porque al menos como signo de respeto a un cadáver el saludo era debido. Sí recuerdo que a nosotros nos saludó militarmente al entrar en el helicóptero».
El «sentir general» entre los compañeros de Alfonso Reyes en el Ejército del Aire es que este señalamiento es una injusticia –«suponemos que tendría instrucciones al respecto»– con quien estuvo «destinado en el 802 escuadrón y varias veces en el Ala 48, unidades en las que salvó muchas vidas en misiones de rescate y con las que hizo varias rotaciones en Afganistán», donde dirigió cinco veces el destacamento Helisaf.
Consideran que el 24-O «no hizo más que cumplir con la obligación de todo soldado, que no es otra que acatar las órdenes y ejecutar su misión, independientemente de cuál sea su ideología, siempre que no vaya contra la Constitución, constituya delito o atente contra los usos y derechos de la guerra». Afirman sus colegas de armas que pueden «entender que haya personas que piensen que lo hecho por el Gobierno con los restos del general Franco no sea de recibo, pero dejen de atizar a aquellos que como el general Reyes –oficial condecorado del Ejército del Aire– cumplen con su deber, en muchos casos a riesgo de su propia vida, les guste o no». «A los que han querido dar caña al Gobierno socialista, que busquen otro motivo, y un poco de seriedad», exigen.
Oficial de Estado Mayor, Alfonso Reyes ha ocupado puestos en unidades operativas e internacionales. Formó parte del 802 Escuadrón, dedicado al Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR), en el Mando Aéreo de Canarias y en el Mando Aéreo de Combate. Y además estuvo destinado en Bruselas delegado por España en la Representación Militar ante la Unión Europea.
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