Reforma laboral

Moncloa: 48 horas para salvar el bloque de coalición

«Todo el Gobierno, incluida Díaz, trabaja para que la reforma laboral tenga los mayores apoyos posibles», aseguran los socialistas

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se reúnen en la sede de la patronal para que el ministro le presente el Plan Anual Normativo para 2022.
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se reúnen en la sede de la patronal para que el ministro le presente el Plan Anual Normativo para 2022.PRESIDENCIA DEL GOBIERNOPRESIDENCIA DEL GOBIERNO

A 48 horas para que la reforma laboral llegue al Congreso para su convalidación, el Gobierno sigue enredado en la suma con la que la sacará adelante. Las dudas solo se concentran en este aspecto, porque la vocación es indubitada en cuanto a que el trámite prosperará y que lo hará sin variar un ápice el contenido del acuerdo que se rubricó con sindicatos y empresarios y que lleva en vigor un mes, desde el pasado 30 de diciembre.

«Todo el Gobierno, incluida la ministra Yolanda Díaz, trabaja para que la reforma laboral tenga los mayores apoyos posibles», señalaban ayer desde el sector socialista, cuando se les plantea la tesitura de tener que revelar si se optará por la vía de Ciudadanos y los regionalistas –más ajustada en la suma, pero sin cesiones– o la del bloque de la investidura, la que sostiene al Gobierno y que obliga a realizar cambios en la redacción actual del acuerdo, que rechazan quienes fueron parte de él.

En este punto, los esfuerzos se extreman al máximo. En las dos jornadas que restan para la votación, la vicepresidenta segunda intenta, ante la actitud enrocada de sus socios, atraerles a una entente que no diluya –con el apoyo de la derecha– el logro de un pacto inédito con sindicatos y empresarios. Las presiones sobre ERC y el PNV son fortísimas, pero ambos se mantienen a día de hoy en sus posiciones monolíticas. Los nacionalistas quieren lograr la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales, los republicanos avanzar en una verdadera derogación que toque, por ejemplo, la indemnización por despido, entre otras cuestiones.

En este escenario, en Moncloa se mantienen inflexibles en su negativa a tocar una coma, de hecho, reniegan de tramitar la norma como proyecto de ley, para que en su andadura parlamentaria pudiera ser objeto de modificaciones y adhesiones por parte de sus socios. Saben que si hay algún cambio, romperán el «difícil equilibrio logrado con sindicatos y, sobre todo, con empresarios». Por esto, mantienen que se trata de «una buena reforma» y no desprecian, como sí hace Yolanda Díaz, el apoyo de otros partidos como Ciudadanos.

En este punto, en el sector morado, pero también en Moncloa, son conscientes de que existe un punto de inflexión para lo que queda de legislatura y que si el bloque que sostiene a la coalición se rompe con la reforma laboral, será muy difícil volver a engrasarlo para el resto de leyes que quedan por delante en estos casi dos años, algunas muy ideologizadas y para las que no se podrá contar con Ciudadanos. Todavía quedan 48 horas para negociar.