El personaje

Francina Armengol: A espaldas de las víctimas

No es la primera vez que Francesca Lluc Armengol Socías se ve envuelta en la polémica

Ilustración Armengol.
Ilustración Armengol.platónLa Razón

Se lo dijeron a la cara los diputados del PP, Lorenzo Galmes, y de Vox, Jorge Campos, en Baleares: «Ha tenido que ser Bruselas quien le saque las vergüenzas por negarse a investigar». En efecto, la presidenta del Gobierno balear, Francina Armengol fue citada por el Parlamento Europeo por su negativa a la investigación de los abusos sexuales a las menores tuteladas por el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS), dependiente del Consell insular. Un escándalo con sospechas de albergar toda una red de prostitución que ha obligado a intervenir en el caso al Parlamento Europeo. En efecto, la Eurocámara citó a la presidenta Armengol, a la responsable del Consell, Cati Cladera, y a la consejera del ramo, Fina Santiago, entre otras autoridades. Una misión europea se personó en la isla de Mallorca como consecuencia del pertinaz negacionismo, hasta cuatro veces, con el abuso de las menores tuteladas. En una huida hacia adelante, Francina Armengol acusa a la oposición de «usar a las víctimas». Pero se trata justamente de lo contrario, ella no da la cara, no asume responsabilidades, nadie dimite y se fuerza la intervención del Parlamento Europeo. La presidenta de Baleares ignora este escabroso asunto y se sitúa de espaldas a las víctimas agredidas.

Los primeros casos de prostitución y abusos sexuales a las menores tuteladas por el IMAS se conocieron en enero de 2020 y, desde entonces, ha habido un goteo incesante de denuncias. La Comisión de peticiones del Parlamento Europeo que preside la eurodiputada del PP Dolors Montserrat, solicitó estas entrevistas para aclarar los hechos. Además de Armengol compareció ante la citada Misión Europea desplazada a Palma la consejera de Asuntos Sociales del gobierno balear, Fina Santiago del partido independentista Més por Mallorca, el ex presidente del IMAS, Javier de Juan, el vicepresidente de este organismo, Jaume Toretella, el Defensor del Menor, Josep Luis Riera, y el Fiscal de Menores, José Díaz. Un escrito de la representante de la Comisión, Carolina Lecocq, comunicó al Parlamento de Baleares su decisión de trasladarse a Mallorca para realizar las entrevistas. En un acalorado debate en la Cámara insular una enfurecida Armengol acusó a los diputados el PP y Vox de «conducta rastrera» y utilización de las víctimas. Pero lo cierto es que el escándalo y la turbia trama no han hecho más que crecer ante la total negativa de las autoridades baleares para investigar. Ahora, será Europa, tras su visita, quién dirima los graves hechos sobre una red que salpica a la presidenta y el gobierno de las islas.

No es la primera vez que Francesca Lluc Armengol Socías, conocida como Francina, se ve envuelta en la polémica. Hace años su pareja sentimental, Joan Nadal, jardinero de profesión, fue investigado por la adquisición por dos millones de euros de un palacete ubicado en una de las zonas de más abolengo de Palma.

Cerca de la iglesia de Santa Eulalia, de estilo medieval con casi dos mil metros cuadrados, la compra fue financiada íntegramente por Sa Nostra, la Caja de Ahorros de Baleares, y la oposición acusó a Armengol de estar detrás de la operación. En los meses de la pandemia del Covid, en plena etapa de restricciones, la presidenta balear fue sorprendida por la policía local de Palma a altas horas de la madrugada en un local nocturno junto a varios amigos y miembros de su gobierno. El PP de Baleares exigió su dimisión y ella alegó que uno de sus acompañantes había sufrido un desmayo y por ello se quedaron hasta ser atendido.

En el verano de 2021 se dio un «macrobrote» de covid en Mallorca entre estudiantes durante un viaje de fin de curso. La actuación de su gobierno fue muy criticada, la oposición acusó a Armengol de «secuestro» a los estudiantes y de haber gestionado mal la situación.

De ideología radical catalanista revestida de socialista, fichó a un rapero independentista de la CUP, Pau Llonche, para «fomentar la conciencia crítica en la juventud». Defensora a ultranza del catalán en todas las instituciones baleares y perseguidora del castellano, durante su estancia en Barcelona dónde estudió Farmacia militó activamente en el Bloc de estudiantes independentistas, sindicato de carácter soberanista. Nacida en Inca, hija del farmacéutico Jaume Armengoll Coll, alcalde de la ciudad, Francina se licenció en Farmacia en Barcelona y trabajó en la botica familiar hasta 1999. Militante del Partido Socialista de las Islas Baleares, en el año 2000 fue elegida Secretaria General. Diputada por las islas durante seis Legislaturas en el Congreso, fue defensora del Estatuto de Autonomía de Baleares sin ocultar nunca su fervor catalanista. En las elecciones autonómicas de 2015 fue elegida presidenta del gobierno balear con el apoyo de Podemos y Més por Mallorca. Cuatro años después fue reelegida con los votos de su partido, Unidas Podemos, Més por Mallorca, Més por Menorca y Gent por Formentera, formaciones todas de izquierda nacionalista.

Su gestión ha sido un continuo choque de trenes con el PP, Ciudadanos y Vox por su deriva ideológica y el ensueño de «Les paísos catalans». Dentro de la Ejecutiva Federal del PSOE siempre se mantuvo fiel a Pedro Sánchez, con quien mantiene una fluida relación. Pareja del jardinero y luego promotor inmobiliario Joan Nadal, ha chocado con sectores empresariales y turísticos por «querer poner orden en el desbarajuste urbanístico de las islas». Ferviente republicana, ha permitido quitar símbolos monárquicos en Baleares, si bien cumple con la tradicional audiencia con el Rey Felipe VI durante su estancia veraniega en el Palacio de Marivent, cuya titularidad pública defiende. Hace años fue «mamá temporal» y acogió a un niño del Sahara Occidental, pero ahora guarda silencio sobre el cambio de postura de Pedro Sánchez. Al igual que la vicepresidenta valenciana de Compromís Mónica Oltra, la presidenta de Baleares se enfrenta ahora a un sucio asunto de abusos sexuales a menores tuteladas bajo la óptica del Parlamento Europeo. Y como ella, Francina Argmenol también mira para otro lado.