Elecciones andaluzas
Sánchez, sin «cortafuegos» frente a una debacle del PSOE
Los expertos creen que es difícil desvincular las elecciones andaluzas de la política española
Este domingo está llamado a votar el 18% del censo electoral español (6,3 millones de los 34,9 millones que lo conforman en España), una cifra que ya de por sí da buena cuenta de que puede ser un termómetro para tomarle el pulso a la política nacional y medir la fortaleza de Pedro Sánchez (con mucho desgaste) y Alberto Núñez Feijóo (en auge) y del resto de partidos, claves para la gobernabilidad de España. ¿Cuál puede ser el impacto del 19-J en la política española?
De entrada, según coinciden los politólogos consultados por este diario, el impacto será importante. Bien por el «granero de votos» que supone Andalucía, según el politólogo y experto en comunicación política, José Pedro Marfil; bien por el grado de implicación que han tenido los líderes nacionales de los principales partidos en la campaña, algo que contribuye a que los electores «identifiquen» las elecciones andaluzas con el ámbito español, según el politólogo y profesor en la universidad Carlos III de Madrid, Pablo Simón. «Habrá batalla entre la derecha, que defenderá que las elecciones son un avance de las nacionales, y la izquierda, que dirá que son andaluzas y tienen características muy peculiares», augura Oriol Bartomeus, politólogo y profesor de la UAB.
A partir de aquí, hay que ir a lo que hay en juego. Según auguran tanto Simón como Bartomeus, un mal resultado para el PSOE debilitaría a Sánchez y un buen resultado para el PP reforzaría a Feijóo, que es lo que apuntan las encuestas. Es decir, los resultados que obtengan socialistas y populares tendrán efectos sobre el futuro de sus líderes. ¿Por qué? Simón cree que «ya no hay cortafuegos que valga» para Sánchez por su presencia en la campaña (una opinión que también extiende a Yolanda Díaz), a pesar de que a última hora haya tratado de descolgarse para proteger su imagen, mientras que la victoria de Juanma Moreno «propulsaría» al PP e impulsaría a Feijóo porque hay un «alineamiento» claro entre ambos líderes.
Bartomeus también cree que Sánchez se queda sin cortafuegos si hay debacle socialista, salvo que cale en la opinión pública que las autonómicas están desligadas de la política nacional y el PP se enrede con Vox en los pactos postelectorales, y señala los beneficios de una victoria de Moreno para Feijóo, tanto a nivel externo como interno porque hay «afinidad» y porque permitiría «normalizar el resultado de Ayuso». «Se podría interpretar como que lo que hizo Ayuso no es extraordinario porque Moreno lo ha hecho», afirma.
Marfil también se muestra en la misma línea: sí cree que una victoria de Moreno «reforzaría» la imagen de Feijóo de «centralidad, moderación y gestión», porque es un «perfil con el que se siente cómodo» y puede rentabilizarlo (a diferencia de Alfonso Fernández Mañueco, con quien quiso marcar distancias no yendo a la investidura), pero advierte que todo se puede complicar en los pactos postelectorales: «Si el PP forma un gobierno en solitario, pierde el PSOE; si gobierna con Vox, le da un balón oxígeno al PSOE».
En este sentido, cabe discernir entre la primera y la segunda parte de la batalla electoral: en la primera, todo dependerá de la foto fija que arrojen las urnas, que dejará ganadores y perdedores por número de votos, aunque el recuento de papeletas también podría quedar empañado y alterado por las expectativas que se han ido creando durante la previa del 19-J; en la segunda, todo estará en los pactos postelectorales. Y ahí, cabe la posibilidad de que el PP pueda perder todo el rédito logrado en las urnas si tropieza con Vox, mientras que el PSOE, obtenga el resultado que obtenga, también tendrá mucho que decir.
Bartomeus cree que, desde un punto de vista electoral, sería «absurdo» que el PSOE dé un paso y permita la investidura de Moreno para que el PP se desenganche de Vox. No obstante, sí cree que, si los populares obtienen una victoria aplastante y se acercan a la mayoría absoluta, los socialistas pueden tener una «situación difícil» por las presiones que pueden recibir para facilitar un gobierno de Moreno. Lo cierto es que, tal y como se ha desarrollado la campaña, los populares buscarán el acercamiento a los socialistas, que podrían usar también un apoyo a Moreno como palanca electoral, proyectando un gesto de responsabilidad: el actual presidente andaluz, según todas las encuestas, está muy bien valorado y genera poco rechazo entre los votantes socialistas.
Simón también señala la relación Vox-PP como clave: a su juicio, el PP de Feijóo está teniendo la estrategia de «ensanchar la base por el centroderecha y olvidarse de Vox», pero si se ve obligado a enredarse con Vox, «pierde centralidad y la posibilidad de atraer al votante socialista» de cara al futuro. «Al PSOE le conviene dejar al PP que se queme apriorísticamente, pero, por estilos, no descartaría que se intente explorar esa vía», añade.
Pero más allá de los pactos postelectorales, ¿tiene Sánchez algún arma más para poder revertir un hipotético desgaste por los malos resultados? Parece difícil. Simón, por ejemplo, apunta que una crisis de gobierno no sería solución, a pesar de que es uno de los escenarios que se ha estado barajando, porque sería una «autoenmienda» y «reconocer que había algo que no funcionaba». «No es problema solo de personas, sino ausencia del plan de comunicación, de orientar la discusión y que no trascienda solo el ruido. Es un Gobierno en el que solo hay ruido y no vende gestión», resume.
Marfil también se alinea con Simón y tampoco vaticina una crisis de gobierno pese a que es «una opción», sino más bien un intento por hacer «más visible la gestión». «Sánchez es un líder muy hábil y, a pesar de las vicisitudes, ha encontrado las vías para conseguir la oportunidad de darle la vuelta a las cosas», resume.
No obstante, Sánchez tampoco va a tener mucho margen de maniobra de ahora en adelante porque, como recalca Simón, el calendario juega en su contra. «Ahora no lo controla», resume, en referencia a que se han juntado hasta tres factores: la economía, que se va deteriorando por la inflación disparada; los resultados en Andalucía, muy malos para el PSOE, previsiblemente; y, las próximas elecciones municipales y autonómicas, donde es «muy difícil» que los socialistas no pierdan poder porque en 2019 obtuvieron muy buenos resultados. «No le queda mas remedio que bunkerizarse y aguantar», zanja.
Andalucía es el pistoletazo de salida a un ciclo electoral de año y medio aproximadamente, que culminará con las elecciones generales de finales de 2023. La política ha demostrado ser muy volátil, pero Sánchez ha ido encadenando errores y desgaste desde febrero, cuando tenía la situación más controlada que nunca mientras el PP se desangraba con sus problemas internos. Las cosas han dado un giro radical y ahora son los populares, con Feijóo al frente, quienes crecen y se acercan a la victoria, según la mayoría de encuestas, mientras Sánchez sufre más y más desgaste sin encontrar una vía de escape.
Además de la principal batalla entre PSOE y PP, también hay otras variables a tener en cuenta: el espacio de Yolanda Díaz, que también puede salir bastante escaldada por los malos resultados (según coinciden Simón y Bartomeus), y Vox, que había iniciado la campaña con unas expectativas muy altas, pero se ha ido desinflando y un mal resultado puede lastrarle en las próximas contiendas.
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