Choque
El PSOE no expedientará a González ni a Guerra
Ferraz les califica de «desleales» por sus «arengas» contra la amnistía, pero lo consideran una crítica aislada y «ocasional»
Si Pedro Sánchez esperaba pasar desapercibido durante «el tiempo» de Alberto Núñez Feijóo para preparar su investidura, lo cierto es que ha sido el presidente en funciones quien ha acaparado todos los focos y todo el desgaste por su negociación con Carles Puigdemont y la posibilidad de una eventual amnistía, a la que él mismo abrió la puerta el miércoles desde Nueva York. Entre las voces que se han alzado contra la medida de olvido para los encausados por el «procés» están importantes ex dirigentes del PSOE.
Un goteo de críticas a cargo de nombres de peso como Felipe González y Alfonso Guerra que llevan semanas cuestionando la constitucionalidad de la amnistía. Sus posicionamientos casan con los que mantenía el propio Sánchez en la campaña de las pasadas generales, donde se jactaba de no haber cedido ante las pretensiones del soberanismo durante la legislatura. El cuestionamiento de la medida tuvo el miércoles su epicentro en el Ateneo de Madrid, donde González y Guerra siguieron lanzando mensajes contra la amnistía y contra el propio jefe del Ejecutivo en funciones, a quien acusaron de «disidente».
Pese a que desde Ferraz restan importancia a los posicionamientos de lo que definen como «viejo PSOE», porque aseguran que «no representan a nadie»; lo cierto es que ayer desde la dirección salieron a responder estas declaraciones, calificando a quienes las profirieron de «desleales» con el actual líder socialista. No obstante, en esta ocasión, el partido prefiere templar la situación y no tiene previsto amplificar la corriente crítica, tomando medidas disciplinarias contra González y Guerra. Son conscientes de que estratégicamente sería contraproducente por lo que ambos significan para el partido y porque actuar en este sentido les victimizaría y daría más entidad a sus postulados.
Fuentes de la dirección socialista, confirman que no se va a iniciar ningún expediente sancionador y mucho menos se baraja una expulsión del partido, como sí sucedió con el ex secretario general del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Nicolás Redondo Terreros, que fue expedientado y expulsado por su «reiterado menosprecio a las siglas». Además de por el peso dentro del socialismo de unos y otro, las citadas fuentes aseguran que mientras que el exdirigente vasco expresaba de forma continuada su opinión en contra del partido, Guerra y González lo han hecho de «forma ocasional» y mostrando su rechazo a «una medida en concreto» sin tratarse de algo generalizado.
La relación con Guerra y González es inexistente por parte de la dirección, aunque con el segundo se intentara encauzar el año pasado a raíz del aniversario de los 40 años de la primera victoria socialista en las urnas. No existe comunicación alguna. Las fuentes consultadas confirman que no se ha hablado con ellos recientemente ni tampoco se les ha trasladado el malestar generado por sus palabras. En esta línea, en la dirección se lamenta su falta de apoyo y de confianza en el actual proyecto del PSOE. Lo resume gráficamente un dirigente que les echó de menos durante la contienda de las últimas elecciones generales: «Estaba esperando escucharles en campaña, me alegro de que hayan recuperado la voz».
Además, se critica que con este tipo de pronunciamientos acaben haciéndole «el juego» a la derecha, que ahora abraza a figuras que en el pasado denostó como la de González solo para tratar de erosionar a Sánchez. «Más allá de tener razón o no», hay que pensar quién se beneficia de cuanto uno dice y hace y «si el beneficio es para el adversario, pues es evidente que no dejas bien a los tuyos», señala un diputado.
Además de la marejada interna que puedan provocar estos pronunciamientos, en Ferraz son conscientes de que la amnistía genera rechazo en una parte del electorado, por lo que será necesario un ejercicio de legitimación de la medida. En forma de pedagogía y, también se desliza, tal como publicara este diario, de consulta interna a la militancia. El PSOE no está obligado a preguntar a sus bases por pactos de investidura, solo por acuerdos de gobierno de coalición, pero desde la dirección valoran esta fórmula como una herramienta para afianzar su posición. Los militantes «pueden y van a elegir» en una consulta «cualquier formación de gobierno», señalan.
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