José Antonio Vera

Lo tienen atado

Es una auténtica representación porque está acordado que el líder de Junts escenifique el papel de duro antes de la Diada para después atemperar sus tres exigencias

Eso de que el PSOE y la parte socialista del Gobierno aún no han empezado a hablar con Puigdemont habrá que matizarlo. Es algo que tienen que decir cara a la galería, pero que no obedece a la realidad. Hay un socialista relevante que mantiene abierta la línea “Puigdi” y permite a Sánchez cierto optimismo con relación a su investidura. La duda es si convendría hacer público el pacto antes o después del 27. Los partidarios de humillar quieren que sea previo al debate de Feijóo, para obligar al gallego a poner cara de Vara, o sea, a quedarse como el ex presidente extremeño cuando María Guardiola anunció que tenía el acuerdo con Vox. Si Sánchez dice “aquí están los votos”, situará en una posición comprometida al candidato del PP, que no saldrá elegido salvo milagro. Descartados Puigdemont y el PNV, el prodigio sólo estaría en las manos de 4 diputados del PSOE que, siguiendo la estela marcada por González ante Alsina, decidieran plantar cara al jefe favoreciendo un gobierno en solitario de Feijóo antes que someterse al dictado del fugitivo. Lo que no va a ocurrir. El pacto ya está atado, dicen los que saben. Es una auténtica representación porque está acordado que el líder de Junts escenifique el papel de duro antes de la Diada para después atemperar sus tres principales exigencias. Uno) en la amnistía o “alivio penal” se colarían también a los 45 policías encausados por sus actuaciones el día del referéndum ilegal; dos) al mediador no se le llamaría tal ni tampoco árbitro o verificador, sino algo más suave como “moderador”, “comisionado” o “facilitador”. Tampoco sería necesario que fuese de un país tercero, sino una personalidad de Cataluña, País Vasco o los Païssos. Tres) lo del referéndum se aplaza aunque ha de quedar registrado el compromiso de convocarlo ante el comisionado/mediador.

Sánchez tendría ya, por tanto, atado a Puigdemont, suponiendo que el orate indepe no salga por los cerros de Girona con algo inesperado, que nunca es descartable. Puigdemont no es un personaje clasificable y lo que pretende, sobre todo, es su rehabilitación pública, tanto en España como internacionalmente. O sea, que quede claro que él no delinquió, no cometió delito, todo lo que hizo fue legal por mucho que el referéndum que convocó fuera ilegal, lo mismo que la declaración de independencia de Cataluña. Ni golpista, ni sedicioso, ni malversador ni nada. Puigdemont es Tarradellas. Vuelve a Cataluña bajo palio para rearmar al independentismo y convocar un referéndum de autodeterminación a la escocesa. O sea, pactado.

Claro que, aunque el voto del loco pudiera estar garantizado, hay dos cuestiones más que preocupan al presidente en funciones. La primera, queel discurso de González contra la amnistía pueda prender en una parte del sanchismo. González no está sólo. Con él se alinean Jáuregui, Guerra, Bono, Sevilla, Redondo, Lobato, Page… De todos, los únicos que pintan algo son el madrileño y el manchego, que no encabezarán ningún tipo de rebelión. Pero el contagio del discurso de Felipe preocupa de verdad. Están por la vía de la repetición electoral o el pacto con Feijóo para un gobierno de coalición con un candidato independiente de presidente.

En segundo lugar, el PNV. Tienen miedo a que el EBB se raje y no vote “sí” a la investidura del actual ocupante de la Moncloa. Asunto a día de hoy no del todo descartable, pues la presión del “sector negocios” del nacionalismo vascongado aprieta a Ortuzar para que no se comprometa con el sanchismo, cuyas políticas anti empresa, anti propiedad privada y de pro-saqueo fiscal hacen mella en los votantes tradicionales del partido jeltzale. Si Junts vota “si” pero el PNV se abstiene, Sánchez sigue teniendo un problema. De ahí el favorable recibimiento de Bolaños a la convención constitucional de Urkullu. No cabe en la Carta Magna, eso es obvio. Pero Pumpido está siempre ahí, dispuesto a mancharse la toga. Para eso fue elegido.