Aniversario

Rocío Carrasco se enfrenta a los demonios del pasado en Chipiona: así ha sido su viaje secreto

La hija de “la más grande”, con un equipo de la docuserie, ha paseado por los lugares más emblemáticos de Chipiona, 48 horas después de que los Mohedano celebraran el homenaje a Rocío Jurado y en el día que se celebra el 15 aniversario de la muerte de su madre

Hoy es un día muy especial para Rocío Carrasco, y ha querido vivirlo en Chipiona, la tierra que vio nacer a su madre, en el quince aniversario de la muerte de su progenitora. Quería pasar desapercibida, pero fue pillada paseando por la playa que tantos buenos recuerdos le trae a la mente. Allí vivió junto a la gran Rocío Jurado los mejores momentos de su infancia y juventud, madre e hijas unidas en un solo ser, porque fueron inseparables.

Rociíto no asistió el pasado sábado al homenaje que el resto de su familia ofreció a “la más grande” en tierras chipioneras , la relación entre las dos partes es inexistente y sin atisbos de una reconciliación cercana. Por eso no habrá visitado a su tío Amador, con el que lleva años sin hablarse, pero sí a sus primas Ani y Rocío, sus más fervientes defensoras en este durísimo enfrentamiento mediático con Antonio David Flores y su hija Ro.

Pero hoy también le habrán venido a la mente los fantasmas del pasado, los momentos más duros junto a su ex marido, los reproches de esos que no la quieren ni ver en el pueblo, pocos pero reales. O el entierro de su madre. No todo es de color rosa en este reencuentro.

La hija de “la más grande” pasea por Chipiona el día de aniversario de su muerte
La hija de “la más grande” pasea por Chipiona el día de aniversario de su muerteLa Razón

También ha aprovechado la visita para reunirse con representantes del ayuntamiento de la localidad para hablar de ese futuro museo que se está ultimando para rendir un perpetuo homenaje a la que fuera la hija más preciada del pueblo.

Carrasco, y este es el lado bueno de la historia, como ya publicó LA RAZÓN, tiene muchos y muy importantes apoyos en este lugar tan esencial de su existencia, lo demuestra ese grito de “yo soy de Rocío” en medio de la ceremonia religiosa celebrada el sábado en el cementerio, que pilló por sorpresa a todos los asistentes, desde Ortega Cano a su hija Gloria Camila, los nietos, Ro y David, o la misma Rosa Benito. Un grito acompañado de aplausos. Solamente faltaron los vítores.

Dicen los que han visto este martes a Rociíto que su rostro denotaba tristeza por el recuerdo de su madre, que las reminiscencias, las buenas, le hicieron derramar algunas lágrimas. Pura sensibilidad.

Ella vive el luto a su manera, discretamente, no le hacen falta homenajes familiares para sentir a su progenitora con más fuerza. La lleva en su corazón a diario. La frialdad la deja para los juzgados.