Polémica

El ocaso de Andrés: su aislamiento y la lucha por su casa en Windsor

El exduque resiste en su mansión gracias a un contrato blindado firmado hasta 2078

El príncipe Andrés y Carlos III de Inglaterra
El príncipe Andrés y Carlos III de InglaterraGtres

Aislado, sin títulos ni funciones oficiales, el príncipe Andrés vive sus días más sombríos desde que la monarquía británica le retiró sus honores. El 17 de octubre marcó un antes y un después en la vida del hijo de Isabel II: se vio obligado a firmar una declaración en la que renunciaba a ejercer cualquier prerrogativa como duque de York, Gran Cruz de la Real Orden Victoriana y caballero de la Orden de la Jarretera. Desde entonces, su mundo se ha reducido a Royal Lodge, la residencia en la que vive desde 2003 y de la que Carlos III querría verlo fuera. Pero el monarca se ha topado con un obstáculo inesperado: un contrato de arrendamiento firmado hace más de veinte años que permite a Andrés residir en esta propiedad de treinta habitaciones hasta 2078. Acuerdo que, en la práctica, lo protege frente a cualquier intento de desalojo.

Recordatorio incómodo

Situada junto al Castillo de Windsor, Royal Lodge ha pasado de ser un símbolo de prestigio a un recordatorio incómodo para la Corona. La opinión pública británica no entiende cómo un príncipe acusado de abusos sexuales –aunque nunca condenado– sigue disfrutando de semejantes privilegios.

«The Times» avivó la polémica el pasado día 21 al revelar los detalles del contrato. Según el periódico, Andrés no paga alquiler alguno por la propiedad. A cambio, habría desembolsado en su día 1,15 millones de euros por el alquiler inicial y 8,6 millones por las reformas acometidas en 2005. Dividida esa cifra entre los 75 años que podría residir allí, la cantidad sigue siendo muy inferior al valor real de mercado. El documento incluye, además, una cláusula de rescisión que agrava el malestar en Buckingham: si el príncipe abandonara la mansión recibiría una compensación de 600.000 euros y 200.000 anuales hasta 2028. Un trato difícil de justificar ante la opinión pública, especialmente después de que Carlos III decidiera retirarle su asignación anual de más de un millón de euros.

El príncipe Andrés en Royal Lodge
El príncipe Andrés en Royal LodgeSteve ParsonsAgencia AP

En la actualidad, el hermano menor del soberano sobrevive con una pensión naval de apenas 20.000 euros anuales, una cantidad casi simbólica si se compara con los 3,5 millones de euros que cuesta su dispositivo de seguridad personal. El contraste resulta abrumador: mientras el príncipe asegura vivir con austeridad, sus gastos continúan reflejando la vida de un miembro de la realeza. Se desconoce cómo logra sostener ese tren de vida sin ingresos oficiales, aunque especulan que cuenta con discretos apoyos familiares y una red de inversiones privadas.

El caso del príncipe Andrés, otrora uno de los miembros más carismáticos y populares de la familia Windsor, se ha transformado en un auténtico dilema para la monarquía británica. Mantenerlo dentro de los muros de Windsor representa no solo una carga simbólica y económica, sino también un recordatorio permanente de los escándalos que han salpicado a la institución. Sin embargo, expulsarlo podría abrir una grieta familiar de consecuencias imprevisibles y ofrecer una imagen de división en una Casa Real que lucha por preservar su estabilidad.