Estilismo
La otra coronación: Letizia impacta en Londres
Nuestra reina se impone en la capital británica con un «look» de corte «vintage» y gran Pamela que la convirtió en la más elegante
Algo tiene doña Letizia con el Reino Unido que siempre nos ofrece allí sus mejores «looks». Lo hizo en la visita de Estado de hace unos años, donde con un vestido rojo de Felipe Varela y otro azul tinta de Carolina Herrera nos dejó dos imágenes para la historia. Y ahora, en la coronación de Carlos III, lo ha vuelto a hacer. El viernes, la reina lució espectacular con un vestido verde de Victoria Beckham, en un claro guiño al país de acogida, que completaba con unos pendientes de zafiros y un lazo de diamantes de la reina Sofía. Y ayer, en la abadía de Westminster, nos regaló (porque no se puede expresar de otra manera) lo que se puede calificar como un «lookazo»: un conjunto de falda y chaqueta con aplicación de encaje, en un precioso fucsia de Carolina Herrera, que completaba con una pamela XXL de la firma Balel y los pendientes de chatones. La imagen, que recordaba a las instantáneas de los años 50 de firmas como Balenciaga o Dior, la colocó como la más elegante de la ceremonia.
De cerca podemos decir que le siguió Marie Chantal, que tiene muy asumido su papel de reina no coronada de los griegos. La mujer de Pablo de Grecia destacó también por su vestido azul, con un minicinturón que destacaba su elegante silueta y un lazo en el hombro izquierdo, además de un pequeño tocado a juego con el vestido. La reina de los Países Bajos, por su parte, acudió con un vestido similar al de la griega, solo que en su caso llamaba la atención las transparencias de la parte superior, en forma de flores, y los espectaculares pendientes que lucía, de la tiara Estuardo.
Sin ser reinas, Brigitte Macron y Jill Biden también acertaron a la hora de decantarse por un «look» para la coronación de Carlos III. En el caso de la primera dama francesa, fue muy acertada la elección de vestido con casaca de grandes botones; en el caso de la americana, escogió un diseño de Ralph Lauren en azul con chaqueta cruzada asimétrica y guantes a juego.
Sobrias y (des) afortunadas
Mary Donaldson optó por no arriesgar ayer en Londres. Apostó por un vestido abrigo azul (muy en la línea de diseños vistos a doña Letizia), de la firma Soren Le Schmidt, que combinaba con un broche y pendientes en turquesas y diamantes. Si el viernes la elección de Mette-Marit (una chaqueta vintage de Alexander McQueen) no fue muy afortunada, ayer prefirió ser más conservadora y llegó a Westminster con un diseño de corte retro con una lazada muy similar a la de Marie Chantal Miller. Quizás de su «look» sobraba el bordado de la falda, que recargaba un diseño pensado para ser sobrio.
Victoria de Suecia también fue de las que se apuntó a la sobriedad con una creación muy sencilla, en azul, con casquete en el mismo tono y en el que poco se puede destacar. Matilde de Bélgica, por su parte, prefirió un diseño con capa en color rosa que no fue ni de lejos lo mejor de la jornada. El pecho se marcaba demasiado dando una sensación vulgar que no era propia para una jornada con tanto boato como la que vivimos ayer.
Rania de Jordania siempre acostumbra a acertar, pero ayer no tuvo un buen día. El pelo suelto no fue una buena decisión, lo mismo que el vestido con un llamativo lazo en el escote y un tul que cubría las clavículas. Demasiados elementos que solo distraían la atención del conjunto en general.
Por último en la lista de elegantes de las royals y primeras damas que acudieron ayer a la coronación de Carlos III, no podemos olvidarnos de Charlene de Mónaco. El viernes no acertó con su conjunto y ayer le volvió a suceder lo mismo. La chaqueta tenía un interesante drapeado que le hacía las veces de fular, pero resultaba demasiada armada. Además, no encajaban las líneas de botones de la chaqueta y la falda que, además, tenía una apertura que enseñaba, a veces, demasiado.
La lluvia casi desluce la ceremonia de coronación de Carlos III, pero lo cierto es que reinas como doña Letizia ayudaron a dar color y alegría a una jornada que, por otra parte, se esperaba con muchas ganas en la capital británica.
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