Imágenes

El príncipe Harry y Meghan Markle asisten a un partido de béisbol y enfurecen a los aficionados: "Tienen que irse"

Una vez más, la última reaparición pública de los duques de Sussex se ha visto empañada por la polémica

Los duques de Sussex en un partido de béisbol
Los duques de Sussex en un partido de béisbolGtres

Los duques de Sussex parecen instalados en una crisis de reputación permanente desde que decidieron darle portazo a la familia real británica. Las polémicas se les acumulan, los titulares ya no son precisamente amables y cada aparición pública se convierte en un quebradero de cabeza de relaciones públicas que ni el mejor spin doctor podría maquillar.

Sus gestos se analizan con lupa, y siempre hay quien encuentra en un ademán torcido o una sonrisa mal cronometrada material para otra tormenta mediática. La última se ha desatado a raíz de su asistencia al partido entre Los Ángeles Dodgers y los Toronto Blue Jays, que terminó con la victoria de los primeros en lo que ya se ha descrito como el partido más largo de la historia del béisbol.

Ataviados con gorras a juego de los Dodgers, dejando claro su apoyo al equipo de la ciudad que los acoge desde su exilio californiano, Harry y Meghan siguieron el juego con entusiasmo. Comentaron las jugadas, rieron, se miraron con complicidad… Una estampa en apariencia inocente, pero que ha sacado de quicio a más de un aficionado.

Los duques de Sussex en un partido de béisbol
Los duques de Sussex en un partido de béisbolGtres

¿El motivo? Los asientos. Los duques ocuparon localidades privilegiadas en primera fila, justo detrás del reloj del campo, valoradas en miles de dólares. Nadie sabe si pasaron por taquilla o si los Dodgers les invitaron, pero lo cierto es que el hijo del rey Carlos III y su esposa estaban situados por delante incluso de leyendas como Sandy Koufax o Magic Johnson, que tuvieron que ver parte del partido esquivando las cabezas principescas.

“¿El príncipe Harry y su esposa sentados delante de Sandy Koufax? ¡Increíble!”, clamaba un usuario en redes, mientras otro preguntaba indignado: “¿Qué demonios hacen delante de Sandy?”. El más exaltado pedía directamente que los expulsaran: “Tienen que marcharse”.

Los comentarios dejan claro que la reputación de los Sussex sigue cuesta abajo y sin frenos, y que el rechazo hacia ellos ha cruzado definitivamente el Atlántico. Se mudaron a Estados Unidos buscando paz y normalidad, pero ni con sol, béisbol y gorras a juego consiguen hacerse de querer.