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Urgencias

Eva González, entre el hospital y el huracán mediático: “Mi cuerpo no me responde”

Mientras Cayetano Rivera acapara titulares tras su detención, la presentadora rompe su silencio desde una camilla de hospital y se sincera sobre su salud: estrés, agotamiento y un cóctel vitamínico para volver a ser "invencible"

Eva González en una imagen de archivo GTRES

Cuando los flashes apuntaban sin tregua a Cayetano Rivera tras su detención en plena calle la madrugada del 30 de junio, la noticia dio un inesperado giro. Desde la tranquilidad aparente de su cuenta de Instagram, Eva González -eterna miss, madre coraje y presentadora imbatible- irrumpía en la narrativa con una imagen que no necesitaba palabras: una camilla de hospital, suero en vena y una confesión sincera. "Hace un tiempo que no me encuentro bien", escribía, rompiendo el silencio con la elegancia que la ha caracterizado siempre.

A sus 44 años, Eva no oculta el desgaste. La presión mediática, el ritmo frenético de trabajo y las tensiones personales han hecho mella. "Mi cuerpo está cansado y no me responde como suele hacerlo. El volumen de estrés y de trabajo creo que no ayuda mucho...", compartía, con un tono honesto y sereno que contrasta con el bullicio que rodea a su exmarido.

Camino del silencio

Porque sí, mientras Cayetano ocupa titulares por su comportamiento errático y su posterior detención, Eva ha optado por el camino del silencio y de la compostura. Preguntada por la situación del torero, su respuesta ha sido tan escueta como reveladora: "Yo me dedico a trabajar y a cuidar de mi hijo". Ni una palabra más. Ni una menos.

Eva González, desde la camilla del hospitalRedes sociales

Algunos interpretaron frialdad. Otros, distancia emocional. Pero la imagen del hospital lo cambia todo. No se trata de desdén ni de estrategia mediática: simplemente, Eva no se encuentra bien. La que fue reina de belleza y ahora reina de las sobremesas televisivas, necesitaba parar. Y lo ha hecho. Oxigenación sanguínea, vitaminas B y C, magnesio y zinc. "De esta me vuelvo invencible", concluía con humor.

En un momento en que su vida personal se convierte en espectáculo involuntario, Eva ha sabido redirigir el foco: desde el escándalo ajeno hacia su propia humanidad.