
Entrevista
Fran Rivera: «Homenajearé a mi madre cantando»
En el 21 aniversario de la muerte de Carmina Ordóñez recordamos también su última fiesta en Marbella

Dicen que las divas nunca mueren. Y así lo piensa Fran Rivera, el hijo de Carmina Ordóñez, cuando se ha cumplido, ayer, el 21 aniversario del fallecimiento de «La Divina». LA RAZÓN ha hablado con su hijo mayor en Marbella, en el festival de Starlite, y nos subraya que: «Perdimos a una madre excepcional, una mujer grande e increíble a la que cada día que pasa echamos más de menos». Fran va a recordar a su madre esta semana en Marbella actuando mañana con su grupo de rumba «Una... Y nos vamos», en uno de los locales que le gustaba más a Carmina, en Marbella, el antiguo «Pepe Moreno» que ahora se llama «Volare». Aquí, el diestro ya ha venido a actuar en varias ocasiones. A Carmina le hubiera encantado ver esta faceta de su hijo entonando las canciones que ella misma le escuchó en su boca. Fran ahora cada vez que mira a su hija Tana ve el vivo retrato de su madre. «Sabemos que ella siempre está ahí y nunca nos deja».
Todo su entorno la recuerda como un espíritu libre. Carmen Ordóñez murió en su casa de Madrid en la madrugada del 23 de julio de 2004. Según contó su familia sufrió un infarto mientras estaba en la bañera, pero este suceso solo fue el epítome de una vida, que se empezó a difuminar dos años y medio antes, cuando un día, armándose de valor, se sentó en el plató de «Crónicas Marcianas», para afirmar que había sido víctima de violencia machista de su expareja Ernesto Neyra. Desde entonces todo fue diferente para La Divina, la reina de cualquier sarao que se preciara. En Marbella años después de su muerte, muchos recordamos su última aparición pública, trece días antes de fallecer en una fiesta en La Notte. Allí estuvimos con ella, sin saber que esa sería, como dice la canción, «La última noche que pasé contigo». Una vez más, la bella sin alma, pisaba el santuario de La Notte, el relicario de Menchu y Paolo donde tantas veces había apurado hasta el último segundo de la noche.

Su amigo Yeyo Llagostera, presentaba ese día su libro: «La locura de vivir», una biografía en la que Carmen había participado en numerosos episodios de la vida de este Chory, único superviviente de toda la pandilla de la Marbella dorada. Ese sábado 10 de julio, con una delirante Carmina delante, nadie presagiaba que sería la última vez que vería la caída de melena de ébano de la Ordoñez mientras se mesaba los cabellos: Allí estaba vestida toda de negro, y luciendo unos kilos de más por la medicación que tomaba. La última farra de Carmina la noche de la presentación del libro de su amigo Yeyo, dio para mucho. Después de que se terminara la farra en La Notte, la panda de amigos con Carmina incluida, se fueron a continuar el sarao a uno de los casoplones de la Virginia, donde vivía otro encantador de serpientes de la noche marbellí: el mágico Nacho Angulo, rey del lujo marbellí. Carmina días después de esta fiesta que acabó al día siguiente según cuentan asistentes a la misma, tenía cita en Barcelona para pasar uno de sus controles médicos en la clínica, donde estaba tratándose de sus adiciones. Quería salir. Incluso, había llegado a reconocer después de mucho tiempo, que en alguna ocasión se había metido «alguna raya como todo el mundo». Fue su propio hijo Fran Rivera una vez fallecida Carmen el que declaró públicamente que la causa de su muerte había sido la cocaína.
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