20 aniversario

Qué fue de Eva Carreño, la mujer que descubrió el cadáver de Carmina Ordóñez

Amiga, asistente y confidente de la madre de "La Divina".

Eva Carreño, junto a Carmina Ordóñez
Eva Carreño, junto a Carmina OrdóñezInstagram

Fue íntima amiga, asistente y confidente de Carmina Ordóñez, quien no tenía secretos para Eva Carreño, compañera de vida... en lo bueno y en lo malo. Veinte años después de la muerte de "La Divina", Eva aún se estremece cuando ve imágenes de gente metida en la bañera, el lugar donde ella encontró sin vida a su mediática amiga, casi una hermana.

Hoy, tras superar una grave dolencia cardíaca, reside con su pareja sentimental en Alicante. No hace ni un año confesaba en La Razón que "una psiquiatra me mandó una medicación que me produjo un problema muy grave en el corazón. Es que estuve prácticamente muerta, ingresé en el hospital con una miocardiopatía severa, una insuficiencia mitral muy fuerte, era propensa a una muerte súbita en cualquier momento, porque mi enfermedad estaba catalogada de muy grave. Mi corazón no bombeaba… No tenía fuerzas, estaba muy débil, no podía andar, me pase tres años postrada en una cama, era incapaz de hacer cosas, estaba muerta en vida. Me implantaron un desfibrilador".

Hoy Eva Carreño hace vida normal en tierras levantinas, alejada del foco mediático y dedicada por entero a su pareja y a cuidar de su estado de salud. Desde la ventana de su dormitorio contempla extasiada las puestas de sol y las noches estrelladas. Pero los recuerdos de aquella mañana del 23 de julio del 2004 todavía la atormentan. Difícil olvidar la escena tan dramática que la marcó para siempre. Desde su entorno nos llega la convicción de que tuvo que recurrir a los antidepresivos. Ella misma lo reconocía en sus redes sociales: "Una bomba de antidepresivos me destrozó el corazón. Han sido cuatro años muy duros hasta volver a ser la de antes. Llegué a pesar 90 kilos por mi enfermedad. Hoy estoy recuperada. Mi corazón está perfecto. Nada está dilatado".

En su fuero interno sigue convencida de que "en la muerte de Carmina hay muchas incógnitas sin resolver", y no le entra en la cabeza que "hayan desaparecido algunas pruebas que darían luz a la oscuridad".

Una de sus amigas la define como "una mujer sensible y sincera. Carmen encontró en Eva el apoyo necesario para intentar superar demasiados desafueros. Intento alejarla de las malas compañías, de determinadas adicciones, pero Carmina no tenía ganas de vivir y se fue, como había vaticinado, antes de cumplir cincuenta años. Era un caso perdido".