De vida alegre
Luismi, el señor de los desguaces y de las felices tardes taurinas
No hay temporada en Las Ventas sin este aficionado que desata pasiones en
algunas mujeres muy conocidas de nuestro país. Hoy habla para LA RAZÓN
Luis Miguel Rodríguez (1956), dueño de Desguaces La Torre, es uno de los personajes fijos que acuden a la plaza de Las Ventas mientras dura la Feria de San Isidro, como gran aficionado que es. ¿Sabemos realmente quién es y por qué desata pasiones inesperadas en algunas aristócratas, además de otras mujeres? Hasta que no se hizo conocida su presencia, no tenía repercusión mediática y, por lo tanto, pasaba desapercibido para la prensa. Cada tarde aparece en el mismo abono que tiene desde hace años. Al no tener pareja estable, se presenta con alguna de sus muchas amigas y parece reacio a repetir acompañamiento. «Invito a las que sé que les gustan los toros, pero a veces tengo un compromiso de trabajo y entonces no vienen», nos confiesa.
Explica que la afición le viene desde muy joven. «Con 15 años ya participaba en los encierros de Parla cuando en septiembre eran las fiestas. Me gusta el ambiente de la plaza y el taurino». Prefiere no dar nombres de sus toreros preferidos «para que no se moleste nadie».
Una de las facetas menos conocida de este empresario madrileño es la de criador de caballos de pura raza española en una de sus fincas de la provincia de Toledo. Es miembro de ANCCE, la asociación que representa a esta raza de equinos y suele acudir todos los años a Sevilla, donde alguno de sus caballos participa en los campeonatos de la SICAB.
Luismi, como se le conoce, apareció por primera vez en los medios por su romance con Carmen Martínez-Bordiú y, poco después, con Ágatha Ruiz de la Prada. Con las dos mantiene una relación espléndida como amigo. Sin embargo, como pareja parece más complicado. «Luismi es un hombre muy generoso y cariñoso, pero difícil para mantener una relación estable en el tiempo. Se lleva muy bien con su exmujer, que trabaja con él en el desguace. Con Ágatha y Carmen también conserva buena relación», aseguran algunos de sus amigos.
Con ambas habla a menudo. En el caso de la exduquesa de Franco, cuando viaja a Madrid le envía a su chófer al aeropuerto para que la recoja, aunque no se vayan a ver. Uno de los rasgos de Luismi es precisamente hacer la vida más fácil a su entorno familiar y amistoso. Y no solo con las mujeres con las que ha tenido relación, sino también con los amigos. «A la Bordi (así la llama) le tengo mucho cariño, igual que a la flaca (Ágatha)», dice cuando la preguntan por ellas
La noticia de su relación con Carmen Martínez-Bordiú no dejó indiferente a nadie. Su idilio duró cuatro años y fue ella la que rompió. A pesar de declarar públicamente que era el hombre de su vida, las amistades femeninas del novio no facilitaban la estabilidad. Su «sociabilidad» con mujeres diversas es su punto débil, pero hay que aclarar que en la época que estuvo con Ruiz de la Prada se mantuvo fiel.
Junto a este apartado más frívolo, también se publicaron noticias relacionadas con sus empresas y los problemas con Hacienda. De no ser por esa faceta amorosa, a ningún medio le habrían interesado sus embargos e impagos que durante un tiempo le complicaron la vida. Por orden judicial, Desguaces La Torre, su buque insignia, pasó a manos de un administrador concursal. En marzo de 2022 volvía a retomar la dirección tras el beneficioso fallo judicial.
Para solucionar sus problemas con Hacienda, vendió la flota dividida en 56 lotes para la subasta. Entre ellos, 200 vehículos, entre coches de colección y de época, carruajes, modelos de alta gama y piezas de obra pública y construcción. Consiguió tres millones de euros que le sirvieron «para ir pagando mis deudas». Al preguntarle si no le daba pena, contestaba: «Ya compraré otros y empezaré de nuevo». Y precisamente el Rolls-Royce que le compró a Tita Cervera hace unos meses será uno de estos primeros tesoros.
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