Es un drama imposible de olvidar. Una muerte inesperada y un padre desconsolado. Elon Musk sigue recordando con dolor la muerte de su primer hijo, Nevada Alexander, en el 2002, cuando apenas tenía diez semanas de vida.

El bebé falleció a causa de lo que se viene a denominar como “muerte súbita infantil”, y su progenitor estaba al lado del niño en el momento de ese adiós tan precipitado. Al magnate no se le van de la cabeza aquellos instantes postreros. Si rastreamos sus redes sociales podemos encontrar un emotivo, y duro, mensaje: “Mi hijo murió en mis brazos, sentí el último latido de su corazón. La vida es injusta llevándose a una criatura que tenía todo el derecho a ser feliz. No hay nada peor que perder a un hijo”.

Nevada nació durante el matrimonio del dueño de Tesla con la escritora canadiense Justine Wilson, con la que se casó en el año 2000 y con la que, en el 2004, dieron la bienvenida a los gemelos Griffin y Vivian, y en el 2006 a los trillizos Kai, Saxon y Damián. La pareja acabó separándose años después.

Con el paso del tiempo, el multimillonario mantuvo otras relaciones sentimentales con la cantante Grimes, la empresaria Shivon Zilins y la que asegura ser la madre de su último hijo, la influencer Ashley St. Clair, que comparte con Elon sus ideas republicanas y su devoción por Donald Trump. Aún así, el magnate no ha confirmado, de momento, que Ashley sea la progenitora del bebé nacido hace cinco meses. En total, son trece los vástagos de Musk.