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Shou Zi Chew: así es el Romeo asiático CEO de TikTok

Desgranamos quién es el atractivo magnate de la red más peligrosa del mundo

 TikTok CEO Shou Zi Chew.
TikTok CEO Shou Zi Chew.Jose Luis MaganaAgencia AP

La guerra fría desatada entre Washington y Pekín a cuenta de TikTok acaba de dar un fantástico giro shakesperiano que ha dejado a los congresistas estadounidenses con el gesto descompuesto. Mujeres y hombres se han rendido a la belleza oriental de Shou Zi Chew, el CEO de TikTok que defiende la supervivencia de esta red social frente a la amenaza de veto. Su paso por el Capitolio, el pasado 23 de marzo, donde fue sometido a un severo interrogatorio, dejó a los usuarios sin aliento.

Es el galán del momento, el Romeo asiático que roba la atención de todo el mundo. Ahora la disputa va a tener que librarse a modo de Montesco y Capuleto y, al menos en las redes sociales, ya hay un claro vencedor. Quienes se oponen a TitTok alegan amenaza, adicción, manipulación de la opinión pública, desinformación, espionaje y embrutecimiento infantil. En nombre de TikTok aparece este hombre de 40 años, nacido en Singapur, adalid de una nueva masculinidad fresca que está en las antípodas de Biden, Trump, Macron o cualquiera de sus adversarios.

Sus fans le comparan con el actor chileno Pedro Pascal, el héroe de «The Last of Us». Las mujeres asiáticas ven en él al marido perfecto que aparece en la serie dramática china «Ojo de la tormenta». Realmente, el tono jovial y apacible con el que habla se ajusta bien a ese ojo calmado que se forma en medio de los ciclones tropicales. Al contrario que los gigantes tecnológicos de Silicon Valley, como Mark Zuckerberg o Elon Musk, nunca había dado un signo de excentricidad o narcisismo. Es ahora cuando se está permitiendo algún gesto de vanidad que levanta la sospecha de una campaña cuidadosamente planificada.

Cuando más candente está la polémica acerca de la conveniencia de TikTok en Estados Unidos, Chew ha aprovechado para dirigirse a los 150 millones de usuarios que tiene esta red social en el país –casi la mitad de la población– a través de dos vídeos que ha publicado en la cuenta oficial de la plataforma. En ellos ha cambiado sus trajes impecablemente planchados de las reuniones por dos looks informales de vaqueros, camiseta y sudadera con los que transmite un mensaje de cercanía, tranquilidad y complicidad. En el primero saluda desde Washington, con el Capitolio al fondo, antes de su audiencia en el Congreso. En el segundo, posterior al encuentro, comparte sus pensamientos sobre TikTok, como un espacio seguro para «conectarse, crear, compartir y aprender».

El Caballo de Troya de China

Los dos vídeos acumulan más de 61 millones de visualizaciones, diez millones de corazones y un par de hileras interminables de comentarios, casi todos aduladores. Se ha convertido en la nueva obsesión de las redes sociales y no deja de ser un fenómeno paradójico. La inteligencia estadounidense advierte de que TikTok es el caballo de Troya de China, el arma que usará para adentrarse en el país cuando menos lo esperen. A Chew le acusan de mantener vínculo directo con el Partido Comunista Chino y el Gobierno se ha mostrado seriamente preocupado por las consecuencias que pueda tener la expansión de la plataforma.

Con su irrupción, Chew pide un voto de confianza. Opina que la represión no tiene fundamento, que es un abuso de poder y que viola los principios de la economía de mercado. De padre artesano y madre contable, desde pequeño destacó por su talento. A los 12 años, su brillante expediente académico le dio acceso a Hwa Chong, una elitista institución de educación privada, y más tarde al University College London. Se licenció en Economía e hizo MBA la Universidad de Harvard, donde, en 2008, conoció a su mujer, Vivian Kao, de origen taiwanés. La pareja tiene dos hijos, de 6 y 8 años, a los que, curiosamente, no permite usar TikTok. Aunque su experiencia más dura fue un entrenamiento de supervivencia en la selva de Borneo, durante su formación como recluta de las fuerzas armadas de Singapur, está acostumbrado a trabajar bajo (mucha) presión.

El magnate de la red, no concede entrevistas y este cambio de tercio en su vida recuerda al golpe de efecto de su antecesora, Vanessa Pappas, en agosto de 2020, frente a Donald Trump. Esta australiana de 44 años y experta en el universo influencer resistió el envite y con una frase –«No nos vamos a ir a ninguna parte»–, consiguió que el hashtag #SaveTikTok se hiciese viral.