Brexit

La cesión de España sobre Frontex allana el acuerdo de Gibraltar

Primera reunión técnica entre Reino Unido y la Unión Europea en Bruselas sobre el futuro del Peñón

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La negociaciones entre la Comisión Europea y Reino Unido sobre la situación en la que quedará el Peñón de Gibraltar tras el Brexit arrancaron ayer en la capital comunitaria. Se trata de encontrar una solución duradera sobre el control del movimiento de mercancías y personas a través de las fronteras terrestres de la Roca, ya que el marco actual acordado por España y Reino Unido la pasada Nochevieja es tan sólo transitorio.

En este pacto provisional las dos partes se comprometieron a establecer las fronteras exteriores de la UE en el aeropuerto y puerto de Gibraltar y la aplicación por parte del Peñón de la legislación aduanera de la Unión Europea, como modo de eliminar los controles en la Verja. Se espera que esta ronda negociadora sea de carácter meramente técnico, como modo de comenzar a organizar los contactos y no aborde todavía las cuestiones de fondo.

El Peñón no está incluido en el pacto sobre la relación futura tras el divorcio que firmaron Londres y Bruselas la pasada Nochevieja, por lo que es necesario negociar un protocolo «ad hoc» sobre el que España sigue conservando posibilidad de veto. Estas conversaciones comienzan en un momento de máxima tensión entre Bruselas y Reino Unido debido a los problemas en la aplicación del Protocolo de Irlanda del Norte, aunque fuentes diplomáticas españolas se muestran confiadas en la posibilidad de un acuerdo relativamente rápido. Pese a que el texto que fija las directrices negociadoras de los Veintisiete no es público, fuentes diplomáticas explican que España ha cedido a Frontex el control fronterizo con Gibraltar en el aeropuerto y el puerto durante cuatro años ,si las actuales negociaciones derivan en la desaparición definitiva de la Verja. Las obligaciones del control fronterizo recaerían sobre España, pero la agencia europea asistiría a Madrid en esta labor dentro de su mandato. Actualmente unos 150.000 ciudadanos comunitarios cruzan la Verja todos los días sin restricciones para trabajar en el Peñón y el propósito es que esta situación se mantenga como modo de no dañar los intereses económicos de la comarca del Campo de Gibraltar.

En realidad, esta cesión española ya había sido acordada en las negociaciones bilaterales entre España y Reino Unido, pero no aparecía recogida en el mandato negociador publicado por la Comisión Europea en el mes de julio. Esto hizo que Reino Unido entrara en cólera ante lo que consideró una traición española ya que sobre el papel el control de la frontera en el aeropuerto y el puerto seguía correspondiente a España. Todo indica que estos cambios pueden facilitar el acuerdo. A pesar de ello, también existe el peligro de que las tensiones sobre el Protocolo Irlanda del Norte acaben contaminando estas negociaciones. Se espera que mañana, el Ejecutivo comunitario presente una batería de medidas con pequeñas cesiones para que la aplicación del Protocolo en el Ulster resulte más sencillo para Londres, pero los ánimos están caldeados y todo indica que la propuesta de Bruselas no va a ser suficiente para Downing Street quien ya ha amenazado con plantar una dura batalla.

De hecho, se espera que hoy el secretario de Estado para el Brexit, David Frost, pida en un discurso desde Lisboa que el Tribunal de Justicia de la UE deje de tener jurisdicción sobre Irlanda del Norte, un cambio que para Bruselas es completamente inasumible ya que supone dinamitar uno de los principios nucleares de este acuerdo que tanto costó negociar.

En el acuerdo de divorcio, las dos partes decidieron que Irlanda del Norte quedara vinculada en el mercado único comunitario y esto implica que el alto tribunal europeo siga teniendo la última palabra como interprete de la normativa comunitaria, aunque el territorio ya no forme parte del club europeo. Bruselas y Londres llegaron a esta solución como modo de evitar una frontera dura entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda que pusiera en peligro la paz alcanzada en el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, tras décadas de terrorismo del IRA. «La Unión Europea, su mercado único, es un ecosistema de normas, que tiene normas estandarizadas y un tribunal a la cabeza que garantiza la consistencia entre los Estados miembros, garantiza la igualdad de condiciones. Hay razones tras todo eso, somos un mercado único», aseguró ayer el portavoz comunitario Daniel Ferrie. Si las dos partes no consiguen superar sus diferencias, existe el peligro de que Londres decida suspender unilateralmente la aplicación del Protocolo de Irlanda a través de la activación del Artículo 16. El riesgo es real.