Invasión
Rusia trae la guerra a Europa
Putin quiere regresar a los días de gloria de la Unión Soviética, pero lo que conseguirá es algo mucho peor: volver a los caóticos 90, cuando Rusia estaba en su punto más bajo
Debido a la diferencia horaria, he podido ver la invasión Rusia a Ucrania casi en tiempo real. Ya han pasado 15 horas, y no puedo evitar sentir que estoy en 1914, o en 1939. Ahora parece obvio que Vladimir Putin nunca tuvo la intención de llevar a cabo ninguna acción, excepto este asalto. Y eso es profundamente chocante. Tras un breve sueño, me he despertado con decenas de mensajes y preguntas y he empezado el trabajo del día, que consistía en intentar organizar lugares para que mis amigos ucranianos puedan ir si tienen que abandonar el país.
He sido estudiante de historia militar y política, y puedo confirmar de corazón que podría haber pasado toda la vida sin experimentar los sentimientos de las últimas horas. No obstante, ahora tenemos que discutir el significado de lo que ha sucedido y de lo que va a suceder. A continuación, algunas de las cosas que me han parecido muy importantes hasta ahora.
En primer lugar, los rusos, al menos hasta ahora, no han podido obstaculizar la actividad de las redes sociales, y eso nos está ayudando en todo el mundo a seguir los acontecimientos mucho más de cerca que nunca. La advertencia, por supuesto, es que hay que elegir cuidadosamente a quién se sigue, ya que una de las principales características de esta guerra es una campaña de desinformación masiva.
Segundo, al menos respecto a las novedades, Ucrania está resistiendo en muchos lugares sobre el terreno, ejecutando exitosos contraataques contra algunas de las mejores tropas aéreas que los rusos pueden ofrecer. Aunque no hay duda de que Rusia tiene una ventaja en número, esto no va por el mismo camino que tomaron los casos de otras víctimas recientes como Georgia, Crimea y el Donbass.
En tercer lugar, y partiendo de las dos primeras, probablemente nunca ha habido una guerra que haya sido seguida más de cerca e íntimamente por el mundo, y que le haya indignado más. El ejército ucraniano está ganando tiempo para que el resto del mundo reaccione. Y las reacciones están llegando, con sanciones y restricciones cada vez más estrictas. Cada intento falaz de Rusia de crear un pretexto para el ataque ha sido señalado y refutado por los medios de comunicación occidentales.
“Ganar” o perder
Por supuesto, lo que viene ahora tiene mucho que ver con lo que ha ocurrido en el pasado. Rusia afirma que la OTAN es una amenaza. Sin embargo, sus acciones harán que más miembros se unan a la alianza. La dureza de los paquetes de sanciones que se han realizado y que se avecinan nos afectarán a todos, debido a la integración sin precedentes de todas nuestras economías. Rusia, que ha intentado crear una especie de autoridad moral en sus acciones comparándolas con las de Estados Unidos en Afganistán, Irak y Yemen, está permitiendo en cambio que Estados Unidos tome la delantera y apele a una necesidad humana básica de ayudar a las víctimas.
En un futuro inmediato, las cosas dependerán de si los rusos tienen los números, y la logística, para tomar sus tres objetivos en el sur y el este de Ucrania, y en Kiev. Cuanto más tiempo pase, menos probable es que ocurra. No obstante, cuanto más terribles sean las acciones rusas, más posibilidades hay de que los países vecinos, que son todos miembros de la OTAN, se vean involucrados. Si Rusia “gana”, se convertirá en una nueva Corea del Norte, un gigantesco reino ermitaño. Si pierde, ocurrirá lo mismo, además de la humillación. Putin, por supuesto, quiere retroceder el reloj a los días de gloria de la Unión Soviética. Pero el viaje en el tiempo puede llevarnos a lugares inesperados. En lugar de la gloria de la Unión Soviética de los años 50, lo que Putin conseguirá en realidad es algo mucho peor. Una vuelta a los días caóticos de principios de 1990, cuando Rusia estaba en su punto más bajo.
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