Eurozona

Los croatas, entre la resignación y el temor ante la nueva moneda

Llega el euro a Croacia. LA RAZÓN viaja a Zagreb para tomar el pulso de los ciudadanos y conocer cómo afrontan este cambio trascendental para sus bolsillos con una inflación galopante

En tan solo unos días, el rostro del investigador croata Nikola Tesla aparecerá en las monedas que circulan en los países del euro. El físico, que sentó las bases del sistema eléctrico, es uno de los motivos que los croatas decidieron incluir en las nuevas pecunias, que desde mañana estarán en el mercado. Una década después de su entrada en la Unión Europea, Croacia se incorporará no solo a la zona euro sino también al espacio Schengen, un cambio que aportará muchas ventajas, sobre todo comerciales, pero que también llega en un momento de incertidumbre económica y en un contexto de subidas de precios e inflación galopante en todo el continente como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. LA RAZÓN viaja a la capital, Zagreb, para tomar el pulso a los ciudadanos y conocer cómo afrontan este cambio trascendental para sus bolsillos. La incertidumbre y el miedo a perder su identidad son los principales temores que repiten todos, especialmente los mayores aunque también los jóvenes.

Marina Pajic pasea por las inmediaciones del majestuoso Teatro Nacional de Croacia en Zagreb. Sobre su fachada se extiende una enorme lona que anuncia la interpretación de la obra Madame Butterfly de Puccini. Es un día lluvioso y, mientras hablamos en inglés, no suelta el paraguas. Su respuesta es contundente: no le gusta el hecho de entrar a formar parte de los 20 países que componen la Eurozona. «Vamos a perder nuestra identidad», es la primera de las razones que esgrime. En su opinión, abandonar la moneda nacional –kuna–, que fue introducida en junio de 1994 después del periodo de transición posterior a la independencia croata, en el que el dinar yugoslavo fue sustituido por el dinar croata, les robará parte de los elementos que tras la guerra dibujaron la nacionalidad del pueblo croata. Treinta años después del inicio de las guerras con las que colapsaría Yugoslavia, los Balcanes siguen siendo una de las regiones europeas que concentran tensiones políticas e identitarias y, de hecho, durante los 28 años que la kuna ha estado en circulación ha sido un instrumento diferenciador respecto al resto de países balcánicos y, es por ello, que al introducirse en el euro «nos quedamos huérfanos», explica esta pianista de 42 años. Además, insiste en que «los precios subirán, todavía más. Ya lo estamos notando y todavía no hemos entrado en el euro». No en vano, al igual que en el resto de los países del Viejo Continente, a raíz de la invasión rusa de Ucrania, los precios al consumidor en el país han aumentado un 13,5 por ciento en noviembre y alcanzaron su nivel más alto desde que la Oficina Estatal de Estadísticas registra estos datos. En este escenario tan poco halagüeño, nadie duda que la conversión a la moneda europea también traerá una subida de precios como consecuencia del redondeo. Marina Pajic pone como ejemplo a Eslovenia, el primero de los 10 países que entraron en la Unión Europea y que adoptó el euro en mayo de 2004, donde «los precios han aumentado y el mercado inmobiliario se ha vuelto loco», dice.

Precisamente, Vinko Bajic, marinero de 38 años, apunta a la subida del precio de la vivienda como uno de los problemas que conlleva la adopción del euro. «Los jóvenes, cuyos salarios son bajos, no podrán pagarse una vivienda porque los ricos alemanes y austríacos invertirán de manera agresiva en el mercado», pronostica. Vinko se resguarda de la lluvia en un centro comercial. Mientras hablamos, su hija, de solo 4 años juega en un cochecito eléctrico. Probablemente, ella solo sabrá de la kuna a través de los libros de Historia. «Nos vamos a empobrecer por la crisis y también por el euro», augura.

Katarina, de 25 años, atraviesa a paso ligero el mercado gastronómico de productos alimenticios de Dolac, ubicado en el centro de Zagreb. Tampoco está contenta con la entrada de Croacia en el euro. «Llega en el peor momento», manifiesta con rotundidad. «Los precios no dejan de crecer... El gimnasio, el cine, los restaurantes... ¡Todo está por las nubes!», dice. En situaciones como esta, de guerra y de alta inflación, el instrumento para contrarrestar las subidas es la moneda propia, y Croacia justo renuncia a ella en el peor momento. A esta universitaria le entristece abandonar la moneda croata porque «nos da libertad e identidad».

Un 55% de apoyo

Solo un 55% de los croatas, siete puntos menos que el año pasado, apoyan la introducción del euro, según un informe del Eurobarómetro publicado en junio, mientras que el 81% teme que con la moneda única aumente el coste de vida.Días antes de que el país entre en el euro, en las calles, la kuna sigue siendo la moneda por excelencia. La avenida peatonal Tkalciceva, situada en el casco antiguo de la ciudad, está llena de encanto y restaurantes. En los establecimientos apenas es posible usar la moneda europea para pagar las consumiciones. Mirko trabaja en uno de los restaurantes y está convencido de que el euro y formar parte de Schengen atraerá a todavía más turistas europeos. En los últimos años, el país se ha convertido en un paraíso del turismo, que combina la naturaleza, patrimonio e Historia. Los partidarios de la moneda única creen que favorecerá la llegada de más visitantes. Con más sombras que luces, los croatas saludan al año nuevo con el euro en sus monederos. Durante seis meses coexistirán la kuna y el euro, y las calculadoras formarán parte de la vida de los ciudadanos hasta que un día dejen de pensar en la kuna, como sucedió con la peseta.

Las claves

  • Croacia entra mañana en el club de los 20 países de los 27 que forman la Unión Europea que empezará a usar el euro en sus operaciones económicas. El país convivirá durante un periodo de seis meses con la circulación de ambas monedas, la local –kuna– y la comunitaria, el euro.
  • Hay siete que no utilizan el euro como su moneda: Bulgaria, República Checa, Hungría, Polonia, Rumanía, Suecia, que se han integrado a la UE en fecha posterior a la creación del euro, y Dinamarca, que ha negociado mediante una cláusula de exclusión mantener su propia moneda.
  • El país tendrá un sillón en el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), donde se decide la política monetaria. Boris Vujcic, actual gobernador del Banco Nacional de Croacia, será el vigésimo sexto miembro del órgano.
  • El turismo se prevé que sea el sector más beneficiado de la entrada en el euro. El 75 % de los turistas extranjeros provienen de los países del Tratado de Schengen sobre libre circulación de personas y mercancías.
  • 13,5%, es el dato de inflación en el país, el más alto desde que existen registros.
  • 55% es el porcentaje de croatas a favor, según el Eurobarómetro de junio.