Cumbre en Tokio
El G-7 debate cómo presionar a Rusia para que se siente a negociar y si se debe optar por la "coerción económica" con China
El primer ministro japones, anfitrión de la cumbre que reúne a las potencias industriales, pide un compromiso para "mantener y reforzar los esfuerzos de desarme nuclear"
Los jefes de gobierno del G-7 se reunirán este fin de semana en Hiroshima para celebrar la cumbre anual del grupo informal de las economías democráticas avanzadas. Los líderes tratarán de cerrar filas en torno a la agresión rusa contra Ucrania, tema que define la agenda del bloque en materia de seguridad, economía y medio ambiente. Además, los participantes -que incluyen a los siete gobiernos miembros, la Unión Europea y otros ocho gobiernos invitados- profundizaran además sobre las tensiones con China.
Por otra parte, se espera que el primer ministro japonés, Fumio Kishida, aproveche la reunión para impulsar un compromiso de "mantener y reforzar los esfuerzos de desarme y no proliferación hacia un mundo sin armas nucleares" y oponerse a cualquier amenaza atómica para la paz y la seguridad internacionales.
Entretanto, se espera que los asistentes visiten un parque conmemorativo del bombardeo atómico estadounidense de 1945, que destruyó la ciudad y mató a 140.000 personas.
Casi todos los mandatarios de la coalición occidental llegaron el jueves a Hiroshima, bajo un intenso dispositivo de seguridad que contó con personal de seguridad de todo el país patrullando las calles, mientras se vallaban al público los lugares previstos para la celebración y se suspendían los servicios de transporte. El trauma de los dos recientes atentados contra el antiguo y el actual primer ministro del país, considerado uno de los más seguros del mundo, han traumatizado al gobierno nipón.
Entre los primeros en llegar, el presidente estadounidense a bordo del Air Force One, que saludó al anfitrión japonés, exclamando: "Cuando nuestros países se mantienen unidos, nos fortalecemos. Defendemos valores compartidos, incluido el apoyo al valiente pueblo de Ucrania". Juntos analizaron el crecimiento de su cooperación y los riesgos que plantean Rusia, las pruebas de misiles de Corea del Norte y el programa nuclear iraní.
Las siete principales economías occidentales -Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Japón y Canadá-, inmersas en las tensiones que mantienen Washington y Pekín, se hallan en pleno proceso de reorientación de sus relaciones con China, que les inquieta tanto por su estrategia militar como por sus intensas maniobras para controlar Taiwán.
Mientras la presión de Pekín y Moscú sigue poniendo a prueba el sistema multilateral liderado por Estados Unidos, este encuentro ofrece la oportunidad de renovar los compromisos existentes y reforzar la unidad entre aliados de larga data.
Cuando se reunieron en junio de 2022 por última vez, los dirigentes expresaron una serie de inquietudes sobre Pekín -como sus acciones en los mares del Sur y del Este de China y su historial en materia de derechos humanos-, pero también subrayaron la necesidad de cooperar con este país en "desafíos globales”, como el cambio climático.
En su congreso de abril, los ministros de Asuntos Exteriores del Grupo acordaron un discurso mucho más contundente, declarando que "hablarían con franqueza" a Pekín, pidiéndole que "se abstuviera de las amenazas, la coerción, la intimidación y el uso de la fuerza" en su vecindad. China respondió airada a lo que calificó de comentarios "prejuiciosos" que "interfieren groseramente" en sus asuntos.
Un Indo-Pacífico libre y abierto
Mientras China prosigue su expansión marítima, el G-7 proclama que "apoya un Indo-Pacífico libre y abierto". Así, se muestran conscientes del problema de las "trampas de la deuda", por las que los países contraen obligaciones para obtener el derecho a utilizar puertos y otras instalaciones, por lo que el bloque “insistirá en la urgencia de abordar los problemas de los países vulnerables de renta baja y media y trabajará conjuntamente para hacer frente a estos".
Curiosamente, en un duelo diplomático al G-7, Xi Jinping recibe desde este jueves a los líderes de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, en una cumbre de dos días que transcurre en la ciudad china de Xi'an.
Con todo, mientras los asistentes a Hiroshima llegaban, Moscú desató un nuevo ataque aéreo contra la capital ucraniana. Fuertes explosiones atronaron en Kiev durante la madrugada, marcando la novena vez en lo que va de mes que la aviación rusa bombardea la ciudad, tras semanas de relativa calma.
A lo largo de los últimos dieciséis meses, los líderes y ministros del grupo han colaborado en varios aspectos de la guerra de Rusia en Ucrania, como acordar un tope de precios para las ventas de petróleo ruso o planificar la reconstrucción. Últimamente, estos han mantenido frecuentes consultas sobre la posibilidad de crear un tribunal para juzgar a los dirigentes rusos por el crimen de agresión.
Aun así, Ucrania y sus aliados de Europa Central y Oriental discrepan de ciertos postulados, ya que el bloque incluye a varias potencias -Francia, Alemania e Italia- que, a su juicio, se muestran demasiado cautas a la hora de desafiar a Moscú.
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