Tribuna

¿Qué sabemos de la contraonfensiva en Ucrania?

La destrucción de la presa de Jersón puede retrasar la ofensiva del Ejército ucraniano pero no la detendrá y Crimea está en el corazón de este contraataque

El misterio de la fecha del inicio de la contraofensiva del Ejército ucraniano se ha convertido en la semana última en un tema de interés excepcional de igual manera para ucranianos, rusos y el resto del mundo. Muchos lo esperan con ansias, y otros con cólera y nerviosismo.

Los medios de comunicación de Rusia ya han anunciado que la contraofensiva empezó, y que las tropas rusas ya están utilizando medidas de disuasión. Por su parte, los representantes oficiales del Gobierno y del Ejército de Ucrania continúan negándolo, e insisten en que son parte de las mismas operaciones ofensivas realizadas desde el comienzo de la invasión a gran escala por parte de Rusia.

El Ejército ucraniano admite que está mejor preparado que antes para una contraofensiva, que será lanzada muy pronto y sin ningún anuncio ("cuando la comencemos, todo el mundo lo sabrá, todos lo verán"). De este modo contribuyen a elevar el agotamiento, la tensión e incluso el pánico entre los ocupantes rusos.

El Ejército ucraniano ha mejorado su maniobrabilidad. Una de las ventajas obtenidas es en el campo de comunicación: la capacidad de comunicarse de manera efectiva y al mismo tiempo de generar tanta confianza y competencia en el ejército que la comunicación no sea necesaria. Ucrania ha logrado ambas con la ayuda de los países occidentales tanto en términos de tecnología, como Starlink, como de entrenamiento en la forma de guerra descentralizada.

La maniobrabilidad se ha logrado también mediante la transferencia de vehículos mecanizados de todo tipo, especialmente vehículos de orugas, incluidos los famosos tanques Leopard. Y también artillería de gran movilidad, como HIMARS y muchos otros sistemas. Además, Ucrania ha desarrollado su capacidad logística para apoyar la contraofensiva, que no debe ser desestimada considerando la gran variedad de sistemas de armas proporcionados.

El objetivo declarado de la contraofensiva es la restauración de los territorios soberanos en fronteras de 2014, incluida la península de Crimea.La perspectiva de dejar cualquier parte del territorio en manos de Rusia creará un precedente, ya que permitiría a otros países tomar cualquier parte del territorio de sus vecinos con total impunidad, arrastrando al mundo al caos. Sin embargo, el estatus de Crimea aún sigue siendo discutido por algunos políticos y líderes de ciertos Estados, ya sea aquellos que simpatizan con Rusia o aquellos que ingenuamente esperan que de esta manera se pueda detener la guerra.

Cualquier persona un poco familiarizada con la economía de Crimea, con su potencial de recursos e historia, comprende que su conexión con Ucrania no fue accidental. Como ya ha demostrado la experiencia de la ocupación rusa desde 2014, una Crimea separada de Ucrania ha resultado ser una región deficitaria e ineficiente para Rusia. Por tanto, tras la ocupación de esta región ucraniana muchos ya sabíamos que la invasión del resto del país por parte de Rusia era inevitable. Y esto volverá a suceder muy pronto si Ucrania no recupera el control de esta península. Sin embargo, el tema de Crimea no está en la lista de prioridades.

El resto del territorio soberano de Ucrania está sujeto a una destrucción sin precedentes como resultado de las actividades terroristas de Rusia, que viola regularmente las normas de la guerra establecidas en el mundo y comete crímenes atroces. A pesar de las constantes afirmaciones de los líderes de Rusia de que protegen la población civil de Ucrania, de hecho, las tropas rusas están atacando principalmente objetos civiles y no militares. Inicialmente, su objetivo principal fueron instituciones médicas y educativas; y en otoño e invierno los objetos era la infraestructura energética: Rusia intentó deliberadamente causar un gran número de bajas entre la población civil debido al frío y la falta de electricidad y agua.

Para justificar esto, recurrieron primero a acusaciones falsas, como que los ucranianos somos fascistas, y luego inventaron teorías ficticias de que Ucrania quiere atacar Rusia, un estado mucho más grande y poderoso.

Rusia está negando ahora su culpabilidad en la destrucción de la presa del embalse de Kajovka a pesar de las evidencias. Mientras tanto, las tropas rusas destruyen otras presas más pequeñas en la misma región: antes de la de Kajovka el 25 de mayo fueron destruidas el embalse de Karlivske en el Donbás, y después otras en los poblados de Chornosemne, Peremozhne y Viazivka. Además, están bombardeando constantemente los sitios de evacuación de los civiles de las zonas inundadas.

Al mismo tiempo numerosos propagandistas en canales centrales de televisión y de radio de Rusia, entre ellos el famoso Vladimir Soloviov, piden destruir la presa de Kyiv, porque esto podría tener consecuencias a mayor escala, ya que el área está muy densamente poblada. Los llamamientos a diario en canales de televisión y radio de Rusia para matar más ucranianos y usar armas nucleares se han convertido en una cosa común.

Es muy difícil evaluar todo el daño, tanto material como inmaterial, causado a Ucrania por la destrucción de las presas. El 8 de junio, el tercer día después de la explosión, 600 kilómetros cuadrados de territorio en la región de Jersón quedaron inundados: el 32% de la margen derecha y el 68% de la izquierda. Unas 40.000 personas debían ser evacuadas: alrededor de 25.000 están en el territorio ocupado, más de 17.000 en el controlado por Ucrania. Muchos de ellos aún permanecen allí, corriendo riesgo para sus vidas. Cientos de miles de ucranianos perdieron sus hogares y propiedades.

Sin embargo, a pesar de todos los problemas por inundación, los líderes del Ejército ucraniano aseguran que este inhumano acto terrorista, aunque pueda retrasar la contraofensiva, no la detendrá. Cada día se hace más claro que se trata no solamente de una guerra por territorio, sino de un genocidio contra la nación ucraniana. El mundo tiene que poner fin a la agresión de Rusia lo más pronto posible: el mal debe ser detenido, los criminales deben ser llevados ante la justicia. Y la contraofensiva del Ejército ucraniano debe iniciar la restauración de la paz.

*Alexandra Kovalyova es Doctora en Ciencias Políticas, especializada en Relaciones Internacionales. Analista Asociado del Centro de Estudios Globales "Estrategia XXI" (Kyiv, Ucrania)