Armamento

Los países del Sahel prefieren acudir a los mercados de armas de Rusia, China y Turquía

El bajo costo de las armas rusas y chinas, unido a la calidad-precio de los drones turcos TB2, dejan fuera del mapa a la industria militar europea

Malí.- El Ejército de Malí asegura haber repelido un atentado terrorista contra un campamento militar
Helicóptero Gazelle de fabricación francesa y propiedad de la fuerza aérea maliense.Europa Press

La salida de Francia de los países del Sahel ha obligado a las naciones africanas a adaptar sus medios militares a la realidad que supone una economía en vías de desarrollo que se enfrenta al mismo tiempo contra el yihadismo armado. Los militares que accedieron mediante golpes de Estado al poder en Níger, Mali y Burkina Faso ofrecieron a las poblaciones locales una serie de promesas que incluían la expulsión de Francia a cambio de un partenariado militar de la mano de Rusia, pero también garantizaron una independencia armamentística de sus respectivos países a la hora de enfrentarse a los grupos yihadistas que amenazan su territorio.

Las precarias economías del Sahel obligan a conseguir estos objetivos mientras buscan engrosar sus arsenales con armas y vehículos militares de bajo costo; si un misil Patriot trae un precio aproximado de 4 millones de euros y el presupuesto de defensa de Níger es de 250 millones de dólares (80 veces menor que el español), las juntas militares deberán encontrar opciones que encajen con su economía. Así, los africanos han encontrado en Asia y en Rusia un mercado de armas cuya relación calidad-precio encaja con sus presupuestos, en detrimento de la oferta armamentística occidental, que puede ser más efectiva, pero también más cara.

Jesús Pérez Triana es analista de defensa y seguridad, además de cofundador de la página de noticias especializada OSINT Sahel. Considera en una entrevista telefónica con LA RAZÓN que “los países del Sahel combinan las compras de armamento y la recepción de donaciones. Sus compras se ven influenciadas por sus limitaciones presupuestarias pero también por el tipo de guerra que están llevando a cabo contra las insurgencias yihadistas. De ahí que veamos compras de armamento simple, duro y probado. Por ejemplo helicópteros rusos o blindados sudafricanos a pruebas de minas. También pesa que muchos de estos países adquirieron armamento al bloque comunista durante la vieja Guerra Fría y continuaran comprando armamento ruso tras la caída del Muro de Berlín”.

Un coronel maliense comentó además en una conversación informal con este periodista que Occidente “sólo pude vender armas de última generación a países ricos”, mientras alababa la simplicidad de la AK-47 y su durabilidad en el terreno: “el precio de una AK-47 es cuatro veces menor que el de un M16, pero sé que la Kalashnikov es mejor para combatir en el desierto, o para combatir en cualquier lugar de Mali”.

Que los países africanos adquieran armamento fuera de Europa no es una novedad. Basta con repasar los vehículos en propiedad del ejército maliense para comprobarlo: BRDM-2 Y BTR-60 de fabricación soviética, lanzacohetes chinos de 107 mm y fabricados en la década de 1960, vehículos blindados Casspir y Nyala traídos desde Sudáfrica… mientras que la mayoría del equipo europeo corresponde a donaciones realizadas a lo largo de los últimos años por París y Bruselas (helicópteros Gazelle, blindados Arquus Bastion) que no suponen ningún beneficio económico para la industria europea, como tampoco pueden considerarse equipo militar de tecnología avanzada o siquiera letal.

Resumiendo, el equipo militar europeo que han recibido históricamente los países del Sahel se limita en líneas generales a donaciones de helicópteros y blindados sin capacidad de ataque, mientras que todo el equipo ofensivo se traslada a adquisiciones procuradas en países no europeos.

Existe por tanto una base histórica que explica por qué las naciones del Sahel, actualmente necesitadas de una modernización de sus fuerzas de seguridad, buscarán esa modernización necesaria para la lucha antiterrorista en las industrias armamentísticas asiáticas y rusas, gracias a su bajo precio en comparación con los productos que pueda ofrecer Europa. Occidente, por otro lado, sigue siendo la mejor opción disponible para obtener material no ofensivo por medio de las donaciones; prueba de ello son los 6 camiones Mercedes Benz Atego donados a Burkina Faso en 2019 por Estados Unidos, las 60 motocicletas donadas también por Estados Unidos en enero de 2024 o el lote de 24 blindados Puma M26 entregados por Alemania a Mali en 2021. Aunque Triana recuerda que también “tenemos las donaciones de países que buscan influencia en la región y donan material de su propia industria. Es el caso de Emiratos Árabes Unidos y Qatar”.

La final de la Operación Barkhane dirigida por Francia para colaborar con Mali, Níger y Burkina Faso en la lucha antiterrorista, con la consiguiente salida del material militar francés, ha llevado a esta necesaria modernización armamentística mediante las ventas procuradas por Rusia y China, principalmente, pero también Turquía y Emiratos Árabes Unidos.

El 27 de abril de 2023, se organizó en Bamako (Mali) una impresionante exposición que mostraba el nuevo equipamiento militar adquirido de China: decenas de vehículos ligeros 4×4 Lynx CS/VP11 dotados con la ametralladoras pesadas W85 calibre 12,7x108mm; lanzagranadas LG5 y LG3 de 35 mm; vehículos a pruebas de minas Norinco VP11; IAG Guardian de fabricación emiratí y adquiridos por mediación de Pekín; igual que diferentes camiones y vehículos de transporte Toyota Land Cruiser y KIA KM450. Este equipo se añadiría al material entregado por Rusia en los últimos años: cuatro helicópteros Mi-171, cuatro helicópteros Mi-35M, dos helicópteros Mil Mi-24P, trece Aero L-39C Albatros armados con un lanzador de cohetes y un Su-25 (este último se estrelló pocos meses después en el marco de la ofensiva contra los separatistas de Azawad).

Mali también acusó la pérdida de un Ilyushin Il-76 que se estrelló en septiembre de 2023 durante un aterrizaje en el aeropuerto de Gao, lo que lleva a que “la cantidad recibida en tan poco tiempo nos podía hacer dudar de la capacidad maliense de operar y mantener esos aparatos que suponían un enorme salto para su fuerza aérea. La suma de accidentes y pérdidas en combate en 2023 probaron que los recursos a disposición de Mali y sus aliados rusos no eran suficientes o adecuados para un entorno tan exigente como el del norte del país”.

Triana comenta que “el mercado de los productos de defensa simples, duros y fiables ha quedado un tanto desatendido por la industria europea, que compite en otros segmentos del mercado. Tenemos el caso de varias fuerzas aéreas de África Occidental han adquirido monomotores turbohélice con capacidad de ataque a tierra a fabricantes de Turquía, Brasil y Corea del Sur. La industria aeronáutica de la Unión Europea no está compitiendo en ese mercado. Y tenemos el caso de los drones de gran autonomía donde los turcos llevan la delantera con su Bayraktar TB2”.

Los Bayraktar TB2 se han convertido en el arma estrella del Sahel. Donde un F-18 cuesta alrededor de 40 millones de dólares, un dron turco no supera los 5 millones de dólares por unidad. Las juntas militares han acogido el TB2 con semejante entusiasmo, que Assimi Goita (jefe de Estado maliense) condecoró en octubre de 2023 a Haluk Bayraktar, director ejectivo de la compañía que desarrolla los drones, con la Ordre de L'etalon Officier, una medalla de honor de carácter nacional que demuestra la confianza depositada en los aparatos turcos.

“Al carecer las insurgencias yihadistas de defensas antiaéreas, los TB2 pueden pasearse por los cielos africanos largo tiempo buscando concentraciones de yihadistas. Es un dron con poca capacidad de cargar armas, pero sus pequeñas bombas guiadas son eficaces contra todoterrenos, motos y concentraciones de yihadistas”, asegura Triana.

En los últimos meses se han registrado sin embargo más de media docena de ataques erróneos contra objetivos civiles en Mali, Burkina Faso y Nigeria, poniendo el duda la fiabilidad de los drones sin una presencia que verifique los objetivos sobre el terreno. Pero la doctrina militar de Mali y de Burkina Faso, donde se está registrando un creciente número de matanzas ejecutadas por militares contra civiles acusados de colaborar con el yihadismo, resta importancia a los errores mencionados y por el momento no se han desarrollado medidas que eviten el bombardeo de civiles en un futuro.

El experto no niega, sin embargo, que exista una oportunidad para Europa en este contexto: “La oportunidad para Europa es que la guerra de Ucrania le está impidiendo a Rusia atender a sus clientes tradicionales. Y ya hemos visto el caso de Benín, que adquirió helicópteros de construcción francesa de segunda mano ante la imposibilidad de adquirir helicópteros rusos. La voluntad occidental de afianzar lazos con los países que rodean a los tres miembros de la Alianza de Estados del Sahel y la amenaza yihadista que presiona desde el Sahel hacia el Golfo de Guinea va a crear oportunidades para estrechar lazos, establecer alianzas y generar oportunidades para la industria europea”.