Titan

Rescate del submarino del Titanic: "Sobreviví 84 horas atrapado bajo el mar, hay esperanza"

Con el paso de las horas, las esperanzas de rescatar con vida a los cinco ocupantes del Titan se van agotando. Pero el caso de Roger Mallinson demuestra que todavía es posible el milagro

Rescate del submarino Titanic: "Sobrevívi 84 horas atrapado, hay esperanza"
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El dispositivo de búsqueda de los equipos de Estados Unidos, Canadá y Francia trata de localizar el origen de las señales que podrían indicar que los ocupantes del Titan siguen con vida pero el tiempo apremia. El minisubmarino partió el pasado lunes con cinco personas a bordo en un viaje turístico para visitar los restos del Titanic y pocas horas después se le perdió el rastro. Desde ese momento comenzó una contrarreloj para poder localizar el sumergible y salvar a los cinco ocupantes que se encuentran a oscuras, encerrados en un habitáculo del tamaño de una furgoneta. El oxígeno se acaba. Las próximas horas son vitales. El límite se sitúa en la próxima madrugada, momento en el que se acabarían las probabilidades de supervivencia debido a la falta de aire que respirar.

Otro problema añadido es el diseño del submarino. Solo se puede abrir desde dentro, por lo que aunque lograran salir a la superficie, necesitarían ayuda externa para poder ser liberados.

A pesar de todo, nadie pierde la esperanza. Los familiares de los cinco ocupantes se han reunido en el puerto de salida para rezar y a la espera de buenas noticias sobre sus seres queridos. Un claro ejemplo de que un milagro es posible es el de Roger Mallinson, de 85 años. Este jubilado de la Royal Navy británica sobrevivió junto a otro compañero después de pasar 84 horas atrapado en un submarino similar a una bola de acero de dos metros de diámetro, que se hundió en el mar a unos 500 metros de profundidad en la costa de Irlanda en 1973.

Mallison quiso acordarse de los ocupantes de Titan y de sus familiares y mandó un mensaje de apoyo a todos: "Siempre hay esperanza", dijo.

Casi cinco décadas después de ser rescatado, el oficial se mostró convencido de que la tripulación del submarino desaparecido en su viaje hacia el Titanic "está haciendo todo lo posible por contactar con los equipos de emergencia". Esto concuerda con las señales recibidas por el sónar de las fuerzas de salvamento canadienses, que se producen cada 30 minutos y que podría ser una señal de que todavía continúan con vida. Sin embargo, Mallison afirmó que "lo que me preocupa es por qué no ha habido mensajes. Me imagino que estarán golpeando el casco de la embarcación con un martillo para que si hay alguien en la zona lo escuche. El sonido recorre un largo camino, muchos kilómetros”.

En la misión de rescate de Roger Mallinson fue coordinada por el comandante Peter Messervy, el gerente de Vickers Oceanics y un ex buzo de rescate de la Royal Navy. Además, se contó con el apoyo de un submarino de rescate de Canadá, y otro que se envió desde el Mar del Norte. La Fuerza Aérea de EE UU aportó también un submarino en miniatura dirigido por control remoto. El dispositivo necesitó cuatro intentos para rescatar a Mallinson.

Se hicieron cuatro intentos separados para salvar a la pareja sin éxito. Finalmente, el submarino Piscis II que se dañó durante el primer intento y fue reparado, logró llegar hasta el fondo para poder sacar a Mallison del fondo del océano. "Cuando se abrió la escotilla"fue un gran alivio. Nos sentimos afortunados de estar vivos, fue increíble, realmente fue increíble. No había muchas posibilidades de un rescate. No pensábamos que íbamos a sobrevivir. Era obvio que no íbamos a sobrevivir porque nuestro oxígeno se estaba acabando y cada vez que alguien venía a ayudar, salía mal por alguna razón tonta”, recordó.

Sobre esas interminables horas, los ocupantes de la bola de acero apenas hablaban, estaban cogidos de la mano para apoyarse y las apretaban para demostrarse mutuamente que se encontraban bien. Estaban mojados y pasaron mucho frío.

Después de tantas horas bajo el mar, cuando se abrió la escotilla entró la luz y el aire fresco que les provocaron fuertes dolores de cabeza, que la euforia se encargó de mitigar. Lo más complicado fue salir del submarino porque después de tanto tiempo sin moverse y tras estar tanto tiempo encerrados en un lugar tan estrecho, hizo que sus cuerpos apenas reaccionara, tenían muchas partes dormidas. Habían vuelto a nacer y las malas sensaciones acabaron con la luz del sol. El milagro se había producido. Nunca hay que perder la esperanza porque los milagros existen. Y en el caso del Titan, todavía es posible.