Salud

Esto es lo que dice la ciencia sobre el uso de cetonas para entrenar

Pese a su popularidad entre ciclistas, la ciencia y la propia UCI ponen en duda la eficacia de los suplementos de cetonas, un producto con efectos secundarios conocidos y sin evidencia sólida que respalde realmente su uso en el deporte

Suplementos nutricionales deportivos
Esta circunstancia deja a los atletas sin ningún argumento de peso para su consumo desde esta perspectiva.iStock

Lo que prometía ser una revolución para el rendimiento puede acabar, paradójicamente, con un ciclista en la cuneta. Los suplementos de cetonas, cada vez más comunes en el pelotón, no están exentos de efectos secundarios que impactan directamente en la competición. Entre los más habituales se cuentan náuseas, vómitos y diarrea, problemas gastrointestinales que, en varios casos documentados, han provocado una notable disminución del rendimiento e incluso el abandono de la carrera.

De hecho, esta contradicción se apoya en un panorama científico lleno de interrogantes. Aunque un estudio de 2016 pareció abrir la puerta a sus beneficios en deportes de resistencia, las investigaciones posteriores no han logrado confirmar de manera concluyente aquellos resultados iniciales. El resultado es un escenario de inconsistencia que arroja un mar de dudas sobre su eficacia real, sobre todo cuando se aplica a deportistas de élite, cuyas variables de rendimiento son mucho más complejas.

En este sentido, las promesas de las cetonas exógenas también flaquean en el ámbito de la regeneración física. A día de hoy, no existe una base científica sólida que demuestre una mejora tangible en la recuperación muscular tras el esfuerzo. Esta circunstancia deja a los atletas sin ningún argumento de peso para su consumo desde esta perspectiva.

Por todo ello, y ante la falta de certezas, la Unión Ciclista Internacional (UCI) ha decidido mover ficha y poner sobre la mesa una recomendación clara: desaconseja formalmente el uso de estos suplementos. El máximo organismo del ciclismo mundial ha optado por un principio de prudencia que busca, ante todo, proteger la salud de los atletas frente a un compuesto de efectos inciertos.

Un vacío científico y el principio de prudencia

Asimismo, la principal alerta para la comunidad médica y deportiva no reside tanto en los efectos inmediatos como en los desconocidos. La mayor preocupación es la completa ausencia de estudios a largo plazo que evalúen la seguridad de un consumo continuado. Nadie sabe a ciencia cierta qué consecuencias podría tener para la salud de un deportista la ingesta regular de estos productos a lo largo de los años.

Además de este vacío de conocimiento, se ha constatado que las cetonas provocan una disminución transitoria de los niveles de azúcar en sangre, un factor que requiere monitorización. La suma de todas estas incertidumbres y riesgos conocidos ha llevado a la UCI a anteponer el bienestar de los ciclistas a los supuestos beneficios de un suplemento que, a día de hoy, sigue generando muchas más preguntas que respuestas.