Artistas

Isabel Pantoja cobrará 100.000 euros por concierto

Portada del nuevo disco, que estará a la venta el día 11
Portada del nuevo disco, que estará a la venta el día 11larazon

Empieza a desvelarse el futuro artístico de Isabel Pantoja, una resurrección en toda regla. Pero ya nada es lo que era: fue abuela, pisó la prisión, Julián Muñoz ya no está en su vida y suponen que sus años encarcelada le habrán servido de enseñanza y también de propósito de enmienda. Es la figura, el personaje de este momento. Cuanto hace concentra morbo y curiosidad. Todos se preguntan por este qué será-será en lo profesional reconducido por Universal, su compañía discográfica, que no lo hizo demasiado bien enfrentándose a TVE en el montaje del concierto de «Operación Triunfo». Ya proyectan repetirlo en Madrid para que la capital no quede menospreciada del evento captador de cuatro millones de seguidores. Un récord azuzado por el reencuentro, tan bien montado, entre David Bisbal y Chenoa.

Orquestación de puro márketing y curiosidad, luego defraudada, pese al apasionado achuchón que la cantante le pegó al divo internacional. Él, sorprendido, le dio un corte mientras ella le acariciaba la nuca, babeaba y se la veía a la búsqueda del amor perdido. Bisbal se cortó ante tan súbito entusiasmo y le pagó mirándola por encima del hombro. Ninguna química que propiciara señales de romance y vuelta a empezar. Más calidez demostraron Nuria Fergó y Manu Tenorio, sin ese trasfondo organizado que tuvo mucho de desafine. Me pareció que la isleña quedó patética intentando recuperar lo que es imposible.

Bisbal nunca le perdonó lo que ella soltó tras ser abandonada casi sin explicaciones. Un «ahí te quedas» como el de Feliciano a la escandalosa Alba Carrillo. Lo puso a caldo, le llamó impresentable y David no lo olvida, me dicen en el entorno de la mayor estrella universal de «Operación Triunfo». Pero fue lo más seguido de este concierto-desconcierto de tres horas con el programa reducido de cinco a sólo dos canciones. Y algunos ni eso. Calculan que repetirán la experiencia, pues no están los tiempos para no explotar una mina que ya sobrepasa lo artístico, sobre todo si está bien nutrida sentimentalmente. Nos puede el corazón, anteponemos lo personal a las voces y nos conmovemos más ante un romance que con la mejor de las actuaciones.

También es el caso de Isabel Pantoja, siempre más actualidad personal que por el folclore: reaparecerá dentro de una semana, el próximo jueves, cuando ofrecerá una reducida presentación (con unos cuantos de sus fieles seguidores y los medios de comunicación) durante la que interpretará alguna canción nueva en el Teatro Carlos III de Aranjuez. Para ella es una ciudad fetiche. Al día siguiente, el 11, su nuevo trabajo, «Hasta que salga el sol», saldrá a la venta. Anuncian, de momento, sólo dos conciertos, en Madrid y Barcelona, y parece imposible una gira de las suyas batiendo récords. Es lo único asegurado por las exigencias económicas que plantea la tonadillera, ya que a pesar de haber pedido 150.000, su discográfica hizo cuentas, valoró los gastos de la banda y la orquesta sinfónica que la acompaña –nada de una guitarrita y quinteto acompañantes– y para ganar algo han subido hasta los 100.000. Tal cifra exigirá escenarios más capaces que los teatros, quizá campos de fútbol para la primavera, cuando el tiempo permita actuar al aire libre. Lo que me pregunto es si la rueda de prensa del 10 coincidirá con la exclusiva para su revista de cabecera. Algo huele mal en Dinamarca, querido Hamlet.