
Historia de la moda
¿Por qué la ropa no se abotona de la misma manera para hombres y mujeres?
Si alguna vez te has preguntado por qué los botones de las camisas no están en el mismo lado según el género, no eres la única persona. Este detalle tiene siglos de historia y más de una teoría curiosa

Puede que nunca te lo hayas planteado, pero si comparas una camisa de hombre y una de mujer, notarás un detalle intrigante: los botones están en lados opuestos. En la ropa masculina, se abrochan de derecha a izquierda; en la femenina, de izquierda a derecha. Aunque hoy parece un capricho estético, esta diferencia se remonta al siglo XVII y tiene raíces prácticas y sociales.
¿Por qué empezó esta tradición?

En la Europa de los siglos XVII y XVIII, la mayoría de las personas -como hoy- eran diestras. Los hombres, que solían vestirse solos, encontraban más cómodo tener los botones a la derecha. En cambio, muchas mujeres de clase alta no se vestían a sí mismas: eran ayudadas por doncellas o personal doméstico. Invertir los botones facilitaba la tarea a quien estaba frente a ellas abrochando la prenda. Así nació esta curiosa convención de diseño.
¿Y si fue por la lactancia?

Otra hipótesis menos comentada sugiere que la orientación de los botones en la ropa femenina también podría haber facilitado el acto de amamantar. Al llevar al bebé en el brazo izquierdo -como suele hacerse-, las mujeres podían usar la mano derecha para desabrocharse la camisa con más facilidad.
¿O todo fue culpa de Napoleón?
Una teoría más pintoresca involucra al mismísimo Napoleón Bonaparte. Se dice que el emperador francés mandó a invertir el lado de los botones en la ropa femenina para evitar que las mujeres lo imitaran con la famosa pose de la mano dentro del abrigo. ¿Leyenda o realidad? No hay pruebas concluyentes, pero la anécdota se repite con frecuencia entre curiosidades históricas de la moda.
Sea cual sea el verdadero origen, lo cierto es que esta convención ha perdurado hasta nuestros días. Las camisas aún se diseñan con esta diferencia, a pesar de que hoy muchas personas se visten sin ayuda y la distinción ya no es necesaria.
Así que la próxima vez que te abroches una camisa, piensa que ese gesto cotidiano encierra siglos de historia, costumbres, jerarquías.
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