Política

Exposición

Lo que de verdad esconde Japón

El Meam acoge por primera vez en Europa la colección del Hoki Museum de arte realista japonés

La espectacular y sugestiva «Recuerdos lejanos», obra de Osamu Obi
La espectacular y sugestiva «Recuerdos lejanos», obra de Osamu Obilarazon

El Meam acoge por primera vez en Europa la colección del Hoki Museum de arte realista japonés

Cada amanecer, a las 5.43 de la madrugada, Ryo Shuba se acercaba a los muelles de Chiba. Caminaba desde su casa a la fábrica de azúcar, donde trabajaba, y se desviaba unos metros para acercarse al mar. Lo hacía desde que tenía 16 años. Ahora tenía unos cuantos más. Desde el 26 de septiembre 1968 se sentaba cada día junto a la bahía artificial y, con los pies descalzos rozando el agua, miraba el mar esperanzado. Una hora después, se secaba los pies, y se dirigía al trabajo con la única idea de volver al día siguiente.

Recordaba aquel primer día como si hubiese sucedido ayer. Aquel día se marchó de casa con la idea de ir a pedir trabajo a la fábrica y empezar una nueva vida. Como era muy temprano, decidió acercarse primero al muelle y pasear mientras icogía fuerzas y soñaba despierto. Fue entonces, a las 5.43 horas, que del mar en calma se formó un furioso torbellino y de allí surgió la figura de una hermosa sirena. Con el mar otra vez en calma, aquel ser miró a Ryo a los ojos, con ternura, y le sonrió antes de desaparecer a los pocos segundos como si jamás hubiese estado allí.

La impresión de aquel encuentro fue devastadora, tanto, que Ryo volvió día tras día con el ansia de volver a ver a aquella aparición. Durante todos esos años, no tuvo amigos, ni grandes amores, ni aventuras notables. Sólo se limitaba a trabajar con humildad y a levantarse temprano. A veces se preguntaba si sólo había sido un sueño, si la imaginación de aquel adolescente le había jugado una mala pasada, pero no se arrepentía de nada y lo único que deseaba era irse a dormir temprano para volver a correr a aquel muelle por la mañana.

Conocía aquel mar mejor que su propia piel. Sabía los dibujos que hacía cuando soplaba el viento o cuando un gran buri nadaba bajo sus aguas. Aquella era su realidad y no se cansaba de mirarla, de vivir, de sufrir junto a ella con la esperanza de que volvería a aparecer esa hermosa sirena. Y nunca apareció, todavía.

El realismo no es más que la forma donde se ocultan todos los secretos. ¿Vale la pena quedarse mirándolo si al final no se revelan? Por supuesto que sí. La recompensa no está en la revelación, sino en la esperanza. Cualquier arte realista, entonces, no pretende reflejar la realidad, sino cubrir la fantasía, la posibilidad, el secreto, la verdadera emoción. Por eso, el hiperrealismo es el arte más moderno y romántico de la actualidad, pues se percibe todo lo que esconde detrás de esas reconocibles y bellas imágenes.

El Museo Europeo de Arte Moderno (MEAM) muestra ahora por primera vez en Europa la obra de artistas japoneses contemporáneos en el campo de la figuración y el realismo proveniente del Hoki Museum de Chiba, al sureste de Tokio, único museo nipón especializado exclusivamente en pintura figurativa. La exposición, que se podrá visitar hasta el próximo 2 de diciembre en Barcelona, reúne sesenta obras de catorce artistas japoneses, desde el pionero Hiroshi Noda (1936) a los maestros Sosuke Morimoto (1937), Tadahiko Kakayan (1935), Toshiro Aoki (1947) y Fumihiko Gomi (1953). Por supuesto están representados artistas de las últimas generaciones como como Osamu Obi (1965), Nobuyuki Shimamura (1965), Kenichiro Ishiguro (1967), Atsushi Suwa (1967), Ryo Shiotani (1975), Ryo Watanuki (1981) y Takaya Fujita (1981).

Regreso a la figuración

«Los pintores realistas estaban olvidados, sobre todo después de la II Guerra Mundial, en que irrumpió el arte abstracto, pero ahora vuelven a resurgir esos artistas figurativos, realistas», comenta el portavoz del Hoki Museu, Shigemi Yasuda. «El arte figurativo se veía como técnica antigua, pero para los artistas de la exposición es una pintura actual», añade Hiroshi Noda, gran icono de la pintura nipona y admirador de la obra de Antonio López. «El figurativismo es el camino idóneo para alcanzar la verdad», asegura. Y es cierto, y no por lo que muestra, sino, sobre todo, por lo que esconde.

Dónde: Museo Europeo de Arte Moderno (Meam). C/ de la Barra de Ferro, 5.

Cuándo: Hasta el 2 de diciembre.

Cuánto: 7-9 euros.