La historia final

El rey de Armenia que fue señor de Madrid

Los reyes, hasta las reformas y revoluciones del siglo XIX disponían de sus bienes, rentas y jurisdicciones a su antojo, pues estos eran patrimonio real y no de la nación

Carta privilegio de Juan I comprometiéndose a no volver a enajenar la Villa de Madrid tras la muerte de León V de Armenia
Carta privilegio de Juan I comprometiéndose a no volver a enajenar la Villa de Madrid tras la muerte de León V de ArmeniaLa RazónLa Razón

Como decíamos la semana pasada, entre 1383 y 1391 la jurisdicción de Madrid y sus rentas fueron concedidas por Juan I de Castilla a León V de Armenia. La noticia de esas cesiones, o enajenaciones de la Corona real, debió llegar a Madrid a finales de septiembre de 1383. ¿Cómo se tomaron en Madrid esta novedad? Pues en verdad que no muy bien. El 2 de octubre de 1383 el Concejo de Madrid estando «ayuntado a campana repicada», llamados los «caballeros, escuderos y hombres buenos que han de haber hacienda de nos, el dicho Concejo» ante la iglesia de San Salvador, en su atrio, para discutir sobre el asunto, redactaron unas cartas para distintos destinatarios, entre otros el rey Juan quejándose de la separación de la jurisdicción real de la Villa de Madrid.

Una semana más tarde, desde Segovia, donde se estaban celebrando Cortes Juan I respondió (10 de octubre de 1383) a Madrid buscando su tranquilidad: a la petición que Madrid, según su fuero y privilegios, permaneciera siempre en la Corona real, «a esto vos respondemos que nos dimos la dicha Villa al dicho rey de Armeña» porque le había pedido auxilio ya que había perdido sus reinos «en defendimiento de la Santa Fe Católica» y le concedió la Villa de Madrid «para en su vida con todas las rentas y pechos [cargas personales directas] y derechos que nos pertenecen de la dicha Villa y de su término», eso sí, siendo la voluntad real que cuando muriere el tal rey de Armenia, Madrid volvería para siempre jamás a la Corona real. En cumplimiento de lo cual lo juraba por su fe, por su hijo y por sus descendientes que así sería. Y si ocurriera algo en contra de esa determinación, se autorizaba a Madrid a que esas cartas o privilegios «los obedezcades e non cumplades» quedando exentos de ser penados por ello; además, ordenaba la expedición de este privilegio sellado con el sello real.

¡Ya se encargarían en Madrid de guardarlo en su archivo! (Dicho sea de paso y para los los sabios blogueros, la carta va datada en Segovia el 10 de octubre Era de 1421. La «era hispánica» es el cómputo de los años que se usa en nuestros reinos visgóticos y medievales y que arranca del año de la fundación de Roma, el 38 antes de Cristo. O sea, que los años «cristianos» son 38 menos que lo de la «era hispánica». Poco tiempo de vigencia le quedaba al cómputo, porque fue precisamente en estas Cortes en las que Juan I determinó la traslación de las dataciones a la era cristiana). Unos días después, el 12 de octubre se expidió el privilegio en forma solemne, con sello rodado de plomo y más de sesenta firmas. Ese es el privilegio que llegó a Madrid y se custodió en su Archivo (medieval) y fue transcrito por Ríos-Rada-Delgado en 1861. El lector curioso los puede ver ahora en la espectacular www.memoriademadrid.es, con textos transcritos por Millares Carlo.

Igualmente, «Don León por la gracia de Dios, Rey de Armenna» aceptaba y reconocía los límites de la cesión de Juan I: «respondemos que nos palce de vos guardar todo lo que dicho es…», comprometiéndose a cumplir con las peticiones escritas por Madrid: en el sentido de no subirle los impuestos a los madrileños, confirmar los cargos públicos y eximir de aposento a sus tropas del rey de Armenia de las casas de los caballeros, escuderos, dueñas y doncellas de Madrid. Estos compromisos los firmó el 19 de octubre de 1383 d.C. Firmado lo cual, los enviados de Madrid a Segovia hicieron pleitohomenaje en sus manos al rey de Armenia y proclamaron -acaso aceptaron sólo- por señor de Madrid al rey de Armenia.

Unos años más tarde, durante las Cortes de Madrid de 1391, el rey Enrique II levantó el pleito homenaje a León de Armenia que le debían Madrid, Villarreal y Andújar…, «e les daba por libres» porque volvían a la Corona real. Fue el 13 de abril de 1391.Los reyes, hasta las reformas y revoluciones del siglo XIX disponían (con ciertos límites) de sus bienes, rentas y jurisdicción a su antojo, pues estos eran del patrimonio real y no de la nación que no existía.