Gastronomía
Los quesos gallegos triunfan en Madrid
El de tetilla es el más icónico. Mantecoso, algo salado y muy suave. En su versión «normal» y curado el más consumido es el de Arzúa-Ulloa
La opulencia de Galicia es infinita: playas soberbias, pueblos y ciudades con un patrimonio único, montañas de verde sempiterno… y en todo su territorio, una despensa envidiable y marcada por la excelencia. Es muy difícil comer mal en Galicia, y sus productos raramente decepcionan. Uno de los tesoros culinarios de esta comunidad es, qué duda cabe, su augusta y larga tradición quesera, sustentada en sus rebaños bovinos, que pastan felices en las cumbres y valles. Con su leche y con el saber acumulado durante generaciones y generaciones de esforzados maestros, se elaboran deliciosos quesos. Y cuatro de ellos fueron ayer objeto de una puesta de largo en la capital del país para darles, fuera de su territorio, la relevancia gastronómica y cultural que merecen.
Este es el objetivo de la campaña Hermanos de leche, que promueve la consejería de Medio Rural de la Xunta de Galicia y la Agencia Gallega de Calidad Alimentaria (AGACAL). Hasta la Casa de Galicia, en pleno centro, acudió ayer el conselleiro del ramo, José González, escoltado por varios productores y representantes de los cuatro quesos gallegos que cuentan con Denominación de Origen Protegida, esto es, una etiqueta que garantiza que todas las fases de producción se realizan en una zona concreta que explica totalmente su idiosincrasia. Los quesos de Tetilla, Arzúa-Ulloa, San Simón da Costa y Cebreiro llenaron con su cremosa presencia una tarde de lo más animada, con catas comentadas y espectáculos de showcooking. Que estos quesos, en soledad, están buenísimos, pero también tienen muchos usos en cocina.
¿Y por qué este peculiar nombre de «Hermanos de leche»? Pues porque, aunque cada uno de ellos tiene su propio sabor y personalidad, se elaboran con la leche de las vacas rubia gallega, frisona, pardo alpina y sus cruces, que pastan en Galicia. Y, por supuesto, están buenísimos. El de tetilla es, qué duda cabe, el más icónico. Se elabora en toda la comunidad autónoma y es mantecoso, algo salado y muy suave. El más consumido en Galicia es, curiosamente, el de Arzúa-Ulloa. Tanto en su versión «normal» como curado, está tremendo.
Los amigos de los quesos fundentes se chuparán los dedos con el de Cebreiro, que tiene una graciosa forma de gorro de cocinero o de seta. Originario de la zona de alta montaña luguesa, ya hay noticias de su existencia en el siglo XVIII y se sabe que los peregrinos que transitaban el Camino Francés se encargaron de darlo a conocer en el resto del país. Por último, el San Simón da Costa, con su simpática forma de bala. Este queso se produce en la comarca de Terra Cha (Lugo). Su corteza se ahúma con madera de abedul y su sabor recuerda un poco a las nueces.
¿Dónde comprar buenos quesos gallegos en Madrid? Si usted quiere disfrutar de estos quesos, de los del resto del repertorio gallego y otras variedades soberbias, no dude en acudir a alguno de los mejores espacios queseros de la capital. En Poncelet (Argensola, 27), los encontrarán sin problema. En A Nosa Terra La Tienda Gallega, en Doctor Esquerdo, tienen una amplia variedad de ellos y de otras exquisiteces de la región, como dulces, vinos y conservas. Si quieren alegrarse la vista y el paladar, es imprescindible recalar en el Mercado de San Antón. Allí está la Charcutería Octavio, con un personal muy amable que le ofrecerá embutidos, quesos gallegos y de otras latitudes y delicias para olvidarse de todo lo malo.
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