La sostenibilidad, una prioridad «urgente» ante la crisis climática

«La sostenibilidad debe ser la ruta inevitable, imprescindible y urgente ante la actual crisis climática». Hay que actuar «sin más demoras» y asumir que «no hay tiempo que perder». Estas palabras no corresponden a António Guterres, secretario general de la ONU, ni a ninguno de los principales líderes ambientales del mundo, sino a una figura del sector bancario. En concreto, a Juan Carlos Escotet Rodríguez, presidente de ABANCA.

Y es que hay bancos para los que, en efecto, la sostenibilidad no es un concepto de nueva creación. Que tienen claro que el sector financiero es clave en la transición hacia un sistema más verde e inclusivo. Que apuestan por canalizar inversiones hacia sectores verdes y por, algo todavía más complejo: acompañar a sus clientes en este proceso bautizado como «transición energética». Porque, ¿qué sería de los objetivos climáticos si el sector bancario no estuviera implicado en ellos?

Para ver un cambio real, no solo hacen falta palabras, sino hechos. De esto, tenemos un ejemplo español en ABANCA, una entidad que tiene el objetivo de posicionarse como «un actor relevante en el ámbito de sostenibilidad en su zona de influencia». Y, para ello, cuenta con un ambicioso Plan de Acción de Banca Responsable y Sostenible 2021-2024.

Cabe destacar que la principal meta que se ha marcado este banco es alcanzar la neutralidad en carbono en su operativa en 2024, un objetivo que ya ha cumplido. En 2020, se convirtió en una entidad neutra en carbono en su operativa interna y, ahora, está trabajando para alcanzar la segunda meta marcada en este ámbito, que es conseguir las cero emisiones netas atribuibles a su cartera en 2050.

Un reto nada sencillo. ABANCA se ha comprometido públicamente a dejar de financiar el carbón en 2030 y ha acordado que reducirá entre 2021 y 2030 la intensidad de emisión de carbono de su cartera crediticia en un 37% en aviación; un 25% en la producción de acero; y un 20% en la producción de cemento. Objetivos a los que han puesto ambición y números.

Además, desde 2020 toda la energía que consume el banco es renovable. También compensa sus emisiones a través del apoyo a proyectos de reforestación de zonas degradadas por catástrofes naturales. En total, ABANCA ha apoyado iniciativas de recuperación distribuidas por las cuatro provincias gallegas, en las que se actuó sobre 349,28 hectáreas de superficie, ocupadas por masas de coníferas y pequeñas áreas de frondosas autóctonas. Los trabajos silvícolas ejecutados en esos proyectos han permitido instalar casi medio millón de árboles.

También se han puesto manos a la obra. Este año, pusieron en marcha un proyecto de implantación de energía renovable en A Coruña, que incluyó la instalación de placas solares en las cubiertas de cinco naves de ABANCA. La energía producida permite compensar 414.671,11 kWh anuales de consumo, que equivalen a la demanda de electricidad de 35 oficinas durante todo el año. Y, previamente, ya contaban con dos instalaciones de producción de energía solar en A Coruña y Navarra.

Pero uno de los objetivos más innovadores del banco en el ámbito medioambiental es el de apoyar a sus clientes en el proceso de transición energética hacia energías más sostenibles. Para ello, este verano crearon la unidad ABANCA Energy, que financia a nuevos proyectos energéticos. Y además, mantienen un acuerdo con la Confederación de Empresarios de Galicia para impulsar la transición del tejido empresarial gallego hacia el uso de fuentes de energía no basadas en combustibles fósiles. ¿El resultado? En el ámbito de las renovables, la entidad acumula más de 20 años de experiencia en la estructuración de financiación de proyectos.

Evidentemente, sus propios edificios no escapan a la sostenibilidad. En 2023, crearon su primer Laboratorio de Innovación Medioambiental, que tiene como objetivo generar nuevas ideas para reducir la huella climática del banco. Pero el buque insignia de este proceso es el renovado espacio digital y súper eco que tienen enclavado en el Espacio Serrano 45. Esta sede, en Madrid, es el ejemplo del compromiso del banco con la mejora de la eficiencia energética de sus edificios. Tanto, que han obtenido el certificado LEED Oro. Su otro espacio en Madrid (Recoletos, 4) también ha sido galardonado. En este caso, con el sello BREEAM en un nivel de Muy Bueno.

La reducción y gestión de los residuos que generan también es otro de los pilares del plan de acción en el ámbito medio ambiental. El proyecto Residuo Cero, iniciado en septiembre de 2020, es el eje central de la estrategia de ABANCA en este ámbito. Desde que se puso en marcha, el banco ha obtenido y renovado anualmente el certificado Residuo Cero de AENOR para cuatro de sus sedes corporativas. Y este año, se dio un nuevo paso al instalar 7 compostadores en A Coruña, Vigo y Madrid para convertir en abono los desechos orgánicos que se recogen.

Actualmente, 11 centros cuentan con este modelo. En cifras, esto se traduce en que se han reciclado 54 toneladas de residuos, desde que se inició el proyecto, y se han generado 1,8 toneladas de compost orgánico que se ha distribuido entre las personas de la plantilla que estaban interesadas. También se está sustituyendo por PVC reciclado y neutro en carbono el plástico de las tarjetas de débito, crédito y prepago que emite el banco.

El banco que limpia entornos y recicla redes de pesca

Otra iniciativa relevante en la protección medioambiental es el Plan de Conservación Territorial PLANCTON que impulsa la Obra Social ABANCA, Afundación, y que se centra en la limpieza de los fondos marinos y los arenales de los espacios costeros de especial interés medioambiental. Desde que se puso en marcha en 2021, se han conseguido retirar más de 49 toneladas de desechos de diferentes enclaves marinos de las costas.

La otra línea de trabajo en el ámbito de la conservación de nuestro entorno natural es el programa de voluntariado corporativo ‘Trabajando por la mejora del patrimonio natural’ para proteger la biodiversidad de espacios tan importantes como el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, entre otros. Allí se eliminó una tonelada de pies de coníferas americanas, que pone en peligro la calidad del ecosistema autóctono. Pero en lo que va de año se han organizado más de 20 acciones de conservación y protección del medio ambiente.

Aunque, sin duda, uno de los proyectos más vistosos y pioneros del sector bancario español en materia de reciclaje es Redes Vivas, que consiste en recuperar redes de pesca abandonadas en entornos costeros para convertirlas en redes de porterías y otros materiales deportivos. Desde que se inició el proyecto, se han recuperado 1.938 kilos de aparejos, transformados en 2.076 m2 de material reciclado para su uso en cuatro disciplinas deportivas: fútbol, balonmano, fútbol sala y kayak polo. En total, son más de 30 las que patrocina el banco a través de su programa ABANCA Deporte Base.

Aunque todo esto no sería nada sin crear alianzas. Por eso, ABANCA forma parte de las principales iniciativas colectivas. Está adherido a los Principios de Banca Responsable y los Principios de Inversión Responsable. También ha suscrito los Principios para un Océano Sostenible, forma parte de la Red de Pacto Mundial y se ha sumado a la Net Zero Banking Alliance y al compromiso por el clima del sector bancario español. Además, forma parte de la Alianza Gallega por el Clima.

Como vemos, en un mundo en el que el 65% de los bancos e instituciones financieras no han definido quién es el responsable de abordar los riesgos climáticos en las operaciones que estas entidades realizan; o en el que el 40% no integra criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), según la Asociación Internacional de Gestores de Carteras de Crédito, en España los ejemplos abundan y son reconocidos. Una información que, sin duda, permite escoger con mejor criterio en qué empresa quiere confiar e invertir para el futuro.