Letras líquidas

Barbate y los olvidos

Un Estado cada vez más encogido, con respuestas institucionales débiles, cristaliza en un olvido colectivo que se transforma en el antagonista de la supervivencia de toda una comarca

En torno al olvido se ha escrito mucho. Novelistas y poetas han glosado sus bondades y sus peligros a lo largo de los tiempos, pero hay otro ámbito de la desmemoria, más prosaico, entre la medicina y la psicología, que analiza la capacidad del ser humano para seleccionar hechos y consolidarlos como recuerdos y enviar otros al limbo de la indiferencia. Hay expertos, como el neurocientífico Rodrigo Quian Quiroga, que lo consideran un rasgo tan humano que la inteligencia artificial es, hasta ahora, incapaz de reproducirlo. Aunque eso de no retener todo lo que ocurre a nuestro alrededor es un mecanismo necesario para sobrevivir, a veces hay cuestiones que se quedan aparcadas en algún lugar de nuestra mente sin recibir ninguna atención, como borradas. Y en uno de esos archivos abandonados por la memoria colectiva debe ser donde se ha ido almacenando la crisis estructural que atraviesa desde hace décadas al Campo de Gibraltar.

La geografía manda y estar ubicado al sur del sur, a pocos miles de millas de África, condiciona. Las estadísticas han ido imponiendo, a lo largo de los años, su realidad: ocho municipios gaditanos con un 30 por ciento de paro, asolados por el absentismo escolar (siete puntos por encima del resto de la provincia) y con La Línea de la Concepción como única localidad española en la que la esperanza de vida de sus vecinos no alcanza los 80 años. Caldo de cultivo evidente para los canales alternativos de la delincuencia. Ninguno de los precedentes del asesinato de la pasada semana de los dos guardias civiles, ni la muerte de un niño de seis años arrollado por otra lancha en 2018 ni el atropello mortal de otro agente en un control en 2021, generaron el impulso suficiente para frenar la impunidad del narco. Un Estado cada vez más encogido, con respuestas institucionales débiles, cristaliza en un olvido colectivo que se transforma en el antagonista de la supervivencia de toda una comarca. Recordémoslo.