Cástor Díaz Barrado

Especulación

Todo parece indicar que en las relaciones económicas internacionales reina la especulación. Nada es como parece a primera vista y la realidad y la apariencia son simples espejismos. ¿Qué sucedería si España tuviera la inestabilidad política de Italia? La prima de riesgo española se habría disparado y seguro que rondaría los 600 puntos y se hubiera producido un rescate europeo tremendamente doloroso. Pero, nada. Italia tiene una prima de riesgo menor que la de España y ni siquiera se oye hablar, ni por casualidad, de que los italianos tengan que enfrentarse a una mera ayuda de la Unión Europea. ¿Qué sucedería si España tuviera la situación de endeudamiento y crisis en el sector bancario que se padece en Alemania? España hubiera alcanzado, con seguridad, los 900 puntos en la prima de riesgo y estaríamos ya recibiendo los fondos de un segundo rescate con imposiciones draconianas y sometidos a un sufrimiento difícilmente soportable. Pero, nada. Alemania sigue siendo el referente de la unión bancaria y el modelo a seguir en los lineamientos económicos. Lo dicho. Nada es como parece. La especulación penetra y golpea a los estados en función de sus características o no se sabe qué. Eso sólo si nos comparamos con nuestro entorno. Si tomamos como medida el comportamiento y la situación de otros estados, todo podría llegar a ser más dramático. ¿Qué sucedería si España tuviese la inflación de Argentina? Nos podríamos olvidar de cualquier tipo de crecimiento y nuestra prima de riesgo hubiera alcanzado ya los 1050 puntos. Pues, nada. Argentina sigue creciendo y lleva a cabo políticas sociales que, en este momento, están en tela de juicio en España. Y, por fin, ¿qué sucedería si España tuviese, ahora, la burbuja inmobiliaria que habita en China? Habrían saltado todas las alarmas. Habría llamamientos a la normalidad inmobiliaria. Nuestra prima de riesgo estaría a punto de desbocarse hasta el infinito en espera del estallido de la burbuja y los españoles seríamos los europeos más empobrecidos. Pero, nada. China crece y crece y se desarrolla económicamente como ningún otro Estado y está adquiriendo un poder económico desconocido durante siglos. A lo mejor resulta que es verdad y que España es diferente y que lo que a los demás les sienta bien a España la deprime. La crisis bancaria alemana en nuestro caso sería fatal; la falta de gobernabilidad italiana nos hundiría; la inflación y las políticas económicas de Argentina nos conducirían a la soledad; y el crecimiento de China nos llevaría al abismo. Parece que todo es especulación, o quizá mentira.