Irene Villa

Yo concilio

La Razón
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Como todo en la vida, hasta que no vives ciertas situaciones no estás en disposición de entender la magnitud de su importancia. En este caso me refiero a la tan mencionada, solicitada y necesaria conciliación familiar y laboral. Es vital porque está demostrado que, especialmente las mujeres, rinden muchísimo más cuando consiguen conciliar ambas ocupaciones de forma sana y adecuada. Está comprobado que la producción en el puesto de trabajo aumenta considerablemente cuando el grado de satisfacción es el adecuado. El Gobierno de la Comunidad de Madrid estudia aplicar la experiencia de las llamadas «madres de día» como opción a extender en el caso de las excedencias laborales. Antes quieren garantizar la formación y preparación adecuada de estas mujeres cuya labor valoras muchísimo más cuando te conviertes en madre trabajadora de familia numerosa.

Esta fórmula, regulada y subvencionada en países europeos como Alemania, Francia o Reino Unido, acoge a menores de tres años un máximo de ocho horas al día y en grupos de no más de cuatro niños. Suelen ser educadoras infantiles, pedagogas o psicopedagogas y en casas con un espacio al aire libre o un parque cerca. Terminar nuestra jornada a las seis de la tarde también es una medida que seguro que ayudaría en la conciliación que se ha convertido en toda una hazaña. Cuando estás en la situación de no poder, o no querer, renunciar a tu trabajo y menos aún a la maternidad, agradeces que la Administración de cada una de las comunidades tenga en cuenta a todas las mujeres en los tratamientos públicos de reproducción asistida con independencia de su condición sexual y de si tienen o no pareja (sí, hemos de reconocer de una vez que no existe un modelo único de familia tradicional sino que con que exista amor es suficiente para criar y educar a un hijo). También es de agradecer que no nos pongan más trabas a la hora de conciliar trabajo, familia y vida social. Todas las ayudas que mejoren el bienestar social son bienvenidas.