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Este milagro hará Santa a Nazaria

Será canonizada el próximo domingo tras recuperar el habla de la hermana María Victoria

María Victoria Azuara, junto a una imagen de la madre Nazaria / Foto: Luis Díaz
María Victoria Azuara, junto a una imagen de la madre Nazaria / Foto: Luis Díazlarazon

Será canonizada el próximo domingo tras recuperar el habla de la hermana María Victoria.

«La vida de Nazaria es como un diamante de ocho caras en la que da el sol todo el rato. Siempre brillará una cara, y ésa será la más importante, pero si lo giras, destacará otra». Así describe la hermana María Victoria Azuara a la madre Nazaria, figura que será canonizada en Roma el próximo domingo. Para que esto se produzca, un beato debe haber obrado un milagro. El de Nazaria se presentó en la vida de María Victoria para lograr elevar a la categoría de Santa a una mujer que se entregó a los más pobres.

Fallecida en el año 1943, Nazaria Ignacia March Mesa fue pionera en abrir comedores sociales tras levantar el primero, la Olla del Pobre, en la ciudad boliviana de Oruro. Además, luchó por la reivindicación de los derechos de la mujer en Bolivia, donde construyó una imprenta y publicó una revista llamada «El Adalid de Cristo Rey» con fines educativos.

El 13 de octubre de 2010, María Victoria fue a la misa semanal en La Paz: «Cuando acabó comencé a andar sin parar y me pregunté: ¿Pero dónde estoy?», cuenta a LA RAZÓN. «Cuando llegué a casa, me empecé a portar de modo extraño: no respondía con normalidad». Las monjas, preocupadas, la llevaron a un hospital, donde recibió una noticia atroz: había sufrido un derrame cerebral muy severo.

Ante las dudas, enviaron a María Victoria a Cochabamba en busca de otra opinión. «Afasia completa de diagnóstico muy severo», le dijeron. Permaneció tres días ingresada sin poder hablar. Al cuarto día, los médicos decidieron enviar a María Victoria a casa. Pasados ocho, la mujer se sentó en la mesa y entonó en un perfecto y legible castellano: «¿Me pasas la mantequilla?».

«¡Victoria, hablas!», clamaron sus compañeras. «Pues claro, ¿por qué no?», respondió. Tanto ella como sus compañeras habían estado rezando a Nazaria para sanarla. Milagrosamente, cuando volvió al hospital contando lo ocurrido, los médicos no encontraban explicación: «Esto ha sido el Señor», afirmó un médico boliviano. Retornó a España en busca de un nuevo diagnóstico, donde le realizaron cerca de diez resonancias. «No me atrevo a asegurarlo, pero es una gracia muy grande. Ha sido Él», aseguró el doctor. Ella, sin embargo, sabía que esa responsabilidad era compartida: «Es de Dios, pero también de mi madre fundadora, porque buscábamos un milagro para santificarla. ¿Podría certificar que he sido curada sin la intervención de un especialista?». El resto será historia el próximo domingo.