Salud

Encuentran el motivo que nos lleva a engordar al comer por ansiedad: la clave para evitarlo

Las regiones cerebrales relacionadas con el antojo se activan más en las mujeres que se sienten solas. El estudio revela qué hacer para romper este ciclo

comer por ansiedad
Comer por ansiedadFreepik

Hay palabras en alemán que son tan fascinantes como intraducibles, pero que dan en el clavo. Tenemos «wanderlust», que vendría a ser el deseo de viajar por muchos lugares, o «zeitgeist», que se usa para describir el espíritu de una época concreta de la historia. Pero la lengua de Einstein o Kant también tiene vocablos menos cultos, como «kummerspeck», que podría traducirse como «pena por la panceta». Aunque suene grosero, lo cierto es que en psicología este término se utiliza para definir los atracones emocionales o, dicho de otro modo, comer por ansiedad.

Este fenómeno puede darse cuando la persona, por acción del estrés, termina atacando la nevera o la despensa, en busca de alimentos que no son precisamente verdura o fruta. Es cierto que la respuesta al estrés mental o a la ansiedad no es la misma en todas las personas, pero el fenómeno de los «comedores emocionales» permanece al alta según los estudios. Cuanto menos, resulta curioso que algunas personas coman más (y prefieran alimentos ricos en calorías o azúcares) y otras pierdan el apetito cuando están estresadas.

Se trata de un enigma que parece banal, pero que interesa a la comunidad científica internacional, especialmente ante el aumento de la obesidad y de los problemas de salud mental en el mundo occidental. En este sentido, hoy se publica un estudio que afirma haber identificado en el cerebro el por qué de este 'círculo vicioso' que lleva a algunas personas a comer por ansiedad, engordar y padecer estrés mental que, de nuevo, puede perpetuar una alimentación poco saludable.

El trabajo revela que la clave está en que el cerebro se alimenta porque se siente... solo. Así, la investigación conducida por la Escuela de Ciencias de la Salud de la Universidad de California-Lon Ángeles (UCLA) afirma que las mujeres solitarias experimentan una mayor activación en las regiones del cerebro relacionadas con la ansiedad por la comida.

Durante el experimento, que contó con la participación de 93 voluntarias, las científicas demostraron que las que se percibían sí mismas como solitarias mostraron más actividad en las zonas cerebrales asociadas con los antojos y la motivación hacia la comida.

Especialmente, estas regiones del cerebro se ponían a funcionar cuando se les mostraban imágenes de alimentos con alto contenido calórico, como los azucarados. El mismo grupo de mujeres también presentaba comportamientos alimentarios poco saludables y una mala salud mental.

La doctora Arpana Gupta, codirectora del Centro del Microbioma Goodman-Luskin de la UCLA, quería investigar los efectos negativos de la soledad. «Sobre todo, ahora que la gente sigue trabajando a distancia tras la pandemia de Covid-19. También quería entender cómo el cerebro interactúa con el aislamiento social, los hábitos alimentarios y la salud mental», añade la que también es autora principal del trabajo publicado en la revista científica JAMA Open.

Aunque se sabe que el sobrepeso está relacionado con la depresión y la ansiedad, y que los atracones se consideran un mecanismo de defensa contra la soledad, la doctora quería observar las vías cerebrales asociadas a estos sentimientos y comportamientos. «Hasta ahora no se había investigado cómo procesa el cerebro la soledad y cómo se relaciona con la obesidad y la salud mental», revela Gupta.

Para descubrirlo, ella y sus colegas encuestaron a las mujeres y las separaron en dos grupos: las que puntuaban alto en la escala de aislamiento social percibido y las que puntuaban bajo. Los investigadores descubrieron que las mujeres con niveles más altos tendían a tener mayor masa grasa, una dieta de menor calidad, mayores antojos, una alimentación basada en la recompensa y descontrolada, y mayores niveles de ansiedad y depresión.

A continuación, se mostraron a las mujeres imágenes de comida frente a no comida, de comida dulce frente a no comida y de comida salada frente a no comida. Los escáneres de resonancia magnética registraron la actividad cerebral de las participantes mientras veían estas imágenes.

Cómo romper con los atracones de comida por estrés

Los investigadores descubrieron que el grupo de mujeres que se percibían a sí mismas como solitarias experimentaba una mayor activación en las regiones del cerebro asociadas con un mayor deseo de comer alimentos azucarados, y una menor activación en la región cerebral asociada con el autocontrol hacia las conductas alimentarias.

«Estos resultados son interesantes porque demuestran lo que sabemos intuitivamente», revela Gupta. «Cuando las personas están solas o se sienten solas, esto repercute en algo más que en cómo se sienten; infravaloran lo que comen, sus ganas de comer y sus antojos, especialmente de alimentos poco saludables».

«Si tienes más antojos, comes más y puedes tener más ansiedad o depresión, lo que puede llevarte a comer más. Esta vía es un círculo vicioso entre la alimentación poco saludable y los síntomas mentales negativos», declara Xiaobei Zhang, investigadora postdoctoral y también autora principal.

Pero ¿qué podemos hacer para salir de este círculo vicioso que nos lleva a engordar? Según las investigadores, las intervenciones holísticas mente-cuerpo pueden ser una solución. Por ejemplo, ser consciente de que uno se siente solo y, dependiendo de la persona, buscar la conexión con los demás o practicar la autocompasión.

Otra sugerencia es elegir alimentos más sanos. «En lugar de agarrar esa comida altamente adictiva, dulce y alta en calorías que se te antoja, tal vez intentar optar por alimentos saludables frente a esos alimentos malos», anima Gupta. Las futuras investigaciones de su equipo, avanza la doctora, se centrarán en el estudio de otros marcadores biológicos, como los metabolitos, el microbioma y los signos inflamatorios asociados a la soledad.