Salud
El secreto para mejorar la memoria y la eficacia intelectual está en un sencillo hábito español
Múltiples estudios han corroborado los beneficios de este hábito propio de nuestra cultura, relacionado con un aumento de las capacidades cognitivas
Hay varias vías para mejorar nuestra memoria. Algunos estudios científicos han probado que realizar ejercicio es una buena forma de potenciar nuestras habilidades cerebrales o, al menos, de protegerlas ante el deterioro propio de la edad. Otras investigaciones apuntan a la dieta como el mejor arma para proteger el cerebro y consolidar la memoria. Finalmente, algunos trabajos apuntan que realizar actividades como pasatiempos, incluso descargar apps en el móvil y juegos de estimulación, podría ser eficaz.
Está claro: mejorar nuestra memoria es algo en lo que trabajamos desde pequeños y que preocupa a la sociedad. Cada vez vivimos más, y como la demencia o el alzhéimer están vinculados a la edad, hay cada vez más personas que sufren estas enfermedades. La buena noticia es que, hoy en día, tenemos más presente que nunca que podemos influir en nuestra salud futura siguiendo una vida más sana y activa. Por eso buscamos ejercicios que nos ayuden a ejercitar la mente, así como otras soluciones.
Lo que probablemente no sepa la mayoría es que hay un hábito muy español que solemos practicar que puede llegar a ser muy efectivo para mejorar la memoria y aumentar la eficacia de nuestro trabajo intelectual. Seguro que practicas esta costumbre tan mediterránea, que en ocasiones ha sido blanco de burla dentro y fuera de nuestras fronteras.
Se trata de la siesta, un hábito que desde hace años se estudia por sus propiedades, pero también para saber cuál es el formato ideal. ¿Cuánto tiene que durar la siesta para que se considere reparadora y no un obstáculo para la salud de nuestro cerebro? La mayoría de las investigaciones parece subrayar que no hay que tomar siestas que duren varias horas, sino que los verdaderos beneficios se encuentran en esas siestas cortas de entre 20 y 30 minutos de duración.
Echar la siesta mejora la memoria
Diferentes estudios han podido demostrar que la siesta es buena para la memoria, pero no cualquier tipo de siesta. Los expertos parecen coincidir en que la hora y duración son muy importantes para experimentar los beneficios de lo que, en inglés, se conoce como "power nap".
Por lo general, se hace hincapié en que el descanso debe realizarse a mitad del día, entre las 13:00 y las 15:00 horas, con una duración máxima de hasta 30 minutos si el objetivo es mejorar la eficacia del trabajo intelectual. Pero, ¿por qué? Porque el sueño está asociado a beneficios sobre nuestra mente, como el descanso psicológico, la mejora de la capacidad de atención y la consolidación de la memoria.
Los científicos aún trabajan en explicar las razones. Uno de los trabajos más relevantes de los últimos años fue una investigación de la University College de Londres, que demostró que aquellas personas que duermen siesta tenían un cerebro más sano y más grande durante más tiempo. En concreto, su órgano cerebral era 15 centímetros cúbicos más grande, lo que equivale a retrasar su envejecimiento entre tres y seis años.
Las causas no están claras, pero parece probado que el cerebro utiliza el sueño para procesar la información que ha recopilado durante el día. Esto puede contribuir a que la persona mejore su habilidad para recordar lo que ha vivido y resuelva problemas con mayor rapidez. Te puede interesar: Identifican olores que disparan la capacidad cognitiva y la memoria un 226%
Pero cuidado con las siestas largas
Sin embargo, la siesta también tiene inconvenientes. En este campo, el trabajo más destacado ha sido conducido por un investigador español. Así, el equipo del doctor Jesús Diaz Gutiérrez, del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez de Huelva, descubrió hace no mucho que echar más de media hora por la mañana podría casi duplicar el riesgo de una persona de desarrollar un latido cardiaco irregular.
Esto hace que el corazón lata demasiado rápido (taquicardia), demasiado lento (bradicardia) o de forma irregular, aumentando las posibilidades de padecer enfermedades cardiacas. Además, la investigación halló que las personas que toman siestas largas de 30 minutos o más al día tienen un riesgo un 90% más alto de desarrollar fibrilación auricular, en comparación con las que toman unas siestas más cortas.
Como ya hemos dicho, una buena siesta debe durar entre 20 y 30 minutos. Si durara más, sus efectos podrían ser totalmente contrarios. No solo para el corazón; algunos estudios sugieren que puede provocar un efecto llamado "inercia del sueño". Esto sucede cuando te despiertas desorientado e incluso más cansado, señal de que se ha dormido demasiado.
Por tanto, lo más importante de una siesta es su duración. Para proteger nuestro cerebro y nuestro organismo, además de para consolidar la memoria y continuar siendo productivos, los sueños deben ser cortos y realizarse al menos 5 horas antes de la hora de dormir por la noche.
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