Hallazgo médico
El motivo por el que las madres matan a sus hijos: descubren el mecanismo que activa el "infanticidio"
Un equipo científico de la Universidad de Nueva York localiza por primera vez las regiones cerebrales encargadas de despertar y apagar el "instinto parricida" en ratones hembra
La ciencia está cada vez más cerca de conocer qué mecanismo cerebral se activa para que las madres puedan llegar a matar a sus propios hijos e hijas. Una investigación reciente ha descubierto un circuito neuronal desconocido hasta ahora en el cerebro de las hembras de ratón que se activa durante el comportamiento infanticida. No solo eso: esta zona inhibe al mismo tiempo otro circuito que promueve el comportamiento de cuidado materno.
Dado que esta región también está presente en los seres humanos, los autores del estudio publicado en la prestigiosa revista Nature afirman que los hallazgos podrían desempeñar un papel similar para comprender mejor el infanticidio femenino. Se sabe que, antes de dar a luz por primera vez, las hembras de ratón suelen matar a las crías de otras. Pero, ¿por qué? Pues, según los expertos, este comportamiento puede haber evolucionado para preservar las escasas reservas de alimentos para sus propias crías futuras. Sin embargo, la mayoría de los estudios se han centrado en el infanticidio de machos adultos, y hasta ahora no se conocía bien el mecanismo cerebral que subyace a este comportamiento en las hembras.
La relevancia de investigación, desarrollada por científicos de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, reside en las cifras. Y es que el bloqueo químico de esta región cerebral, denominada núcleo principal del núcleo de la estría terminal (BNSTpr), impidió el infanticidio casi el 100% de las veces.
Por el contrario, cuando el equipo activó artificialmente la región cerebral, tanto las madres como las hembras sin crías mataron a los cachorros en casi todos los ensayos. Este brutal ataque se producía en el segundo siguiente a la estimulación. Lo asombroso es que nunca atacaban a otros ratones adultos, sino que se centraban en los bebés, lo que sugiere que la estructura controla específicamente la agresión hacia animales jóvenes.
La investigación también reveló que el BNSTpr parece funcionar en oposición a una región cerebral llamada área preóptica medial (MPOA), conocida por promover el comportamiento maternal. Según los resultados, los ratones que aún no habían llegado a la maternidad mostraban una elevada actividad de la BNSTpr (la parte infanticida), que amortiguaba la actividad en la MPOA (la parte maternal).
Sin embargo la actividad del MPOA aumentó después del parto, lo que con mucha probabilidad suprimía el sistema "parricida", según los investigadores. Así, las nuevas madres tendían a evitar el infanticidio independientemente de que el cachorro fuera suyo o no.
"Nuestra investigación señala por primera vez los mecanismos cerebrales que creemos que fomentan y desalientan el infanticidio en las hembras", afirma el autor principal del estudio, el doctor Long Mei, becario postdoctoral de la Fundación Leon Levy en el Instituto de Neurociencia de NYU Langone Health. El estudio también demuestra que el cambio a comportamientos maternales puede revertirse mediante una presión adicional sobre el BNSTpr, señala Mei.
Mei señala que, si bien los primeros estudios se habían centrado en gran medida en posibles problemas en los centros de crianza del cerebro, los expertos han empezado a buscar más recientemente un sistema independiente dedicado al infanticidio y la agresión contra los niños.
Quizá sirva para tratar a las madres que maltratan a sus hijos
Para la investigación, los investigadores acotaron primero las regiones cerebrales más probables detrás del comportamiento infanticida rastreando qué estructuras estaban conectadas al MPOA. A continuación, estimularon artificialmente cada una de las siete áreas resultantes en ratones vivos para determinar cuál, en su caso, provocaba que los animales atacaran a las crías. Posteriormente, el equipo bloqueó la actividad en el BNSTpr, el candidato más prometedor que quedaba, para ver si así se evitaba el infanticidio.
Para demostrar que el BNSTpr y el MPOA se contrarrestan mutuamente, los autores del estudio prepararon cortes de cerebro de roedores hembra y activaron una región al tiempo que registraban la actividad celular en la otra. También trazaron cómo cambiaba la actividad en estas estructuras a medida que las roedoras alcanzaban la maternidad.
"Dado que estas dos regiones conectadas en el centro del cerebro se encuentran tanto en roedores como en humanos, nuestros hallazgos apuntan a un posible objetivo para comprender, y quizás incluso tratar, a las madres que maltratan a sus hijos", afirma el autor principal del estudio y neurocientífico Dayu Lin.
"Quizá estas células permanezcan normalmente inactivas, pero el estrés, la depresión posparto y otros desencadenantes conocidos del maltrato infantil pueden hacer que se vuelvan más activas", añade Lin, profesor de los departamentos de Psiquiatría y Neurociencia y Fisiología de la NYU Langone.
Dicho esto, Lin, también miembro del Instituto de Neurociencias de la NYU Langone, advierte de que sigue sin estar claro si las dos regiones cerebrales desempeñan las mismas funciones en los humanos que en los roedores. Añade que el equipo del estudio planea examinar el BNSTpr y el MPOA en ratones macho y explorar formas de desactivar la actividad en la primera región sin cirugía invasiva.
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