Industria ferroviaria

"Talgo necesita ya una solución del Gobierno a su falta de capacidad industrial para poder competir por más contratos"

La plantilla, inquieta ante la situación de incertidumbre que se ha generado en la compañía por la OPA húngara y la oposición del Gobierno

Tren Talgo
Tren de alta velocidad de TalgoTalgo

La plantilla de Talgo vive con inquietud la situación de incertidumbre que rodea a la compañía desde que el consorcio húngaro Ganz-MaVag Europe anunció a finales del pasado año su intención de lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) por el fabricante español de trenes que materializó el pasado 4 de abril.

Los sindicatos mantuvieron el miércoles una reunión con András Tombor, ejecutivo al frente del consorcio húngaro que pretende comprar la española Talgo, de la que salieron con pocas certidumbres. El empresario volvió a trasladar a los representantes de los trabajadores la intención del consorcio de mantener la sede social y la producción en España si su OPA tiene éxito, pero no les ofreció más detalles que pudieran despejar las dudas que tienen sobre la operación en un momento, explican fuentes sindicales, en el que lo que la compañía necesita precisamente es "una solución rápida a sus problemas de capacidad productiva".

Talgo, recuerdan estas fuentes, está al límite de su capacidad industrial con una cartera de pedidos que excede los 4.000 millones de euros y que a duras penas puede afrontar. Y si quiere competir por nuevos contratos para seguir creciendo, necesita una solución a esta limitación, añaden. Por eso, y dado que el Gobierno se opone a la OPA húngara, desde los sindicatos, como recordó en una nota CSIF, han emplazado al Ejecutivo a que no demore este proceso y que actúe con "responsabilidad y transparencia".

Moncloa está maniobrando en este momento para armar una confraoferta que neutralice la húngara oferta por el fabricante de trenes español dada su desconfianza hacia una operación que considera sospechosa por las posibles conexiones de Ganz-MaVag Europe con Rusia.Tombor es un empresario al que algunas fuentes vinculan con el gabinete de seguridad deVictor Orbanentre los años 1998 y 2002. Orban, actual presidente húngaro, es un político al que se considera muy cercano a Putin.

Magyar Vagon, además, se creó en 2020 por Kristóf Szalay-Bobrovniczky, actual ministro húngaro de Defensa de Orban, y se ha consolidado en el sector ferroviario a través de privatizaciones en Hungría aprovechando su proximidad al Gobierno de Orbán.

Criteria

Para empujar esta alternativa, el Gobierno se ha puesto en contacto con Criteria, al que ha pedido que lidere la oferta española. El "holding" inversor de La Caixa está analizando en este momento una operación en un sector en el que no tiene presencia y que tampoco considera, a priori, estratégico en su hoja de ruta, por lo que algunas fuentes apuntan a que su involucración pasaría por encontrar un socio industrial que le apoyase en el proyecto.

El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha invitado a los otros fabricantes ferroviarios con presencia en España, Alstom, CAF o Stadler, a participar en la operación el día que anunció el movimiento del Gobierno para neutralizar la OPA húngara. Pero hasta ahora, ninguno ha dado muestras de interés por la misma.

El Ejecutivo no sólo observa con recelo la oferta húngara por sus implicaciones geoestratégicas y por la necesidad de proteger una compañía que considera estratégica por su tecnología propia, como la del ancho variable. También tiene serias reservas respecto a que Ganz-MaVag puede resolver los problemas de capacidad productiva de Talgo. El ministro de Transportes ha reconocido esta misma semana que es evidente que el fabricante ferroviario tiene muchos pedidos que debe atender -su cartera asciende en este momento a más de 4.000 millones de euros- y es evidente que necesita que le aporten capacidad de producción. Sin embargo, ha añadido, "no tenemos claro que las fábricas de Hungría [que tiene Ganz-MaVag Europe y que suman más de medio millón de metros cuadrados] puedan adaptarse a la tecnología de Talgo y resolver sus problemas". "No es lo mismo tener una fábrica ahí, bueno, pues medio vacía, con una mano de obra acostumbrada, por ejemplo, a amolturar, que la tecnología de soldadura de aluminio. No parece que sea eso tan fácil de hacer en Hungría como se dice", ha justificado Puente.