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Martin Lewis, experto en ahorrar dinero, explica la temperatura perfecta para la calefacción

Con el frío ya instalado en buena parte del país, millones de hogares se preparan para encender la calefacción. Hacerlo sin tener en cuenta algunos ajustes puede costar mucho más de lo necesario

Persona configurando un termostato
Persona configurando un termostato Pixabay

Cada invierno se repite la misma pregunta: ¿a cuántos grados conviene tener la calefacción? La mayoría de la gente la deja “a ojo”, pero el experto en finanzas personales Martin Lewis ,conocido en Reino Unido por su portal MoneySavingExpert, ha explicado que una simple variación de un solo grado en el termostato puede marcar la diferencia.

En su última intervención, Lewis ha abordado uno de los temas que más dudas genera: cómo usar la calefacción de forma eficiente sin pasar frío. No se trata de trucos milagrosos, sino de entender qué ajustes marcan la diferencia real en la factura.

Pequeños cambios, grandes efectos: ¿a cuánto se debe poner la calefacción?

El especialista insiste en que el ahorro comienza con gestos mínimos. A menudo, dice, las personas tienden a mantener la calefacción algo más alta de lo necesario, sin notar apenas diferencia en el confort. Sin embargo, una variación mínima en el termostato puede traducirse en un ahorro anual considerable.

El Energy Saving Trust, organismo británico dedicado a la eficiencia energética, estima que reducir la temperatura de casa apenas un grado puede suponer un ahorro de unas 90 libras al año en un hogar promedio. Lewis subraya que el impacto psicológico de “perder” ese grado suele ser mayor que el físico: la mayoría de la gente no nota la diferencia, pero sí lo nota su bolsillo.

La temperatura que recomiendan los expertos

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una temperatura ambiente de alrededor de 18 °C es suficiente para mantener el confort y la salud en adultos sanos. En hogares con personas mayores, bebés o quienes padecen enfermedades respiratorias, el rango puede subir hasta los 20-21 °C.

Lewis coincide en que no hay una cifra universal, pero sí un principio claro: cada grado por encima de lo necesario es dinero y energía desperdiciados. Por eso, recomienda establecer un punto fijo cómodo y mantenerlo estable en lugar de encender y apagar la calefacción constantemente, algo que puede resultar incluso menos eficiente.

Revisar la caldera: la clave oculta del ahorro

Más allá del termostato, el británico recuerda que muchas viviendas derrochan energía por la configuración incorrecta de la caldera. En el caso de las calderas mixtas, las más comunes en Europa, la temperatura de impulsión del agua suele venir ajustada demasiado alta.

Lewis aconseja reducirla a unos 60 °C, una medida que mejora la eficiencia del sistema y puede rebajar el consumo de gas en torno a un 3 % anual, según el portal especializado Heating Hub.

En el caso del agua caliente sanitaria, la recomendación es distinta: debe mantenerse en torno a 70 °C para evitar riesgos sanitarios, como la proliferación de bacterias tipo legionella. Por ello, los expertos recomiendan no modificar esta parte del sistema sin contar con un técnico acreditado.

Otros hábitos que ayudan

Lewis recuerda que los ajustes técnicos deben ir acompañados de buenos hábitos. Entre los más efectivos están:

  • Purgar los radiadores al inicio del invierno.
  • Evitar cubrirlos con muebles o ropa que impidan la circulación del calor.
  • Cerrar las puertas de las habitaciones calefactadas para conservar la temperatura.
  • Comprobar el aislamiento de ventanas y marcos, una medida que puede reducir las pérdidas térmicas hasta en un 25 %, según datos de la agencia energética británica Ofgem.

El mensaje de Martin Lewis es directo: no se trata de vivir con abrigo en casa, sino de usar la energía con sentido común. Ajustar un grado, revisar la caldera o evitar fugas de calor son decisiones pequeñas que, sumadas, pueden suponer un ahorro de cientos de euros al año.

La eficiencia energética se ha vuelto tan importante como el confort y las recomendaciones del experto británico ofrecen una guía clara: encontrar el equilibrio entre bienestar, consumo y sostenibilidad.