Electrónica

Los teléfonos móviles se vuelven más lentos con el tiempo: ¿por qué y cómo se puede evitar?

Logra que tu teléfono tenga el funcionamiento del primer día con estas pautas

Los teléfonos móviles se vuelven más lentos con el tiempo: ¿por qué y cómo se puede evitar?
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A todos nos encanta tener un móvil recién salido de la caja en nuestras manos y es que al principio, todos los teléfonos móviles parecen perfectos. Sin embargo, es sabido que, con el tiempo, empiezan a aparecer problemas y, en general, el teléfono se vuelve más lento. De iphone a Motorola pasando por Xiaomi, LG o Samsung esto sucede con cualquier modelo, independientemente de la marca. Pero, ¿Alguna vez te has preguntado por qué?

¿Por qué se ralentiza el funcionamiento de mi teléfono

El rendimiento reducido de un teléfono se basa en una combinación de factores que se ven intensificados con el tiempo. Los móviles cada día que pasan se enfrenta a exigencias cada vez mayores. Los usamos para todo: ubicación, llamadas, mensajes, ocio, trabajo, banca, recuerdos…nuestra vida entera se encuentra atrapada en esa pequeña caja de metal. No obstante y lamentablemente, las máquinas tienen fecha de caducidad.

Muchas aplicaciones, poco almacenamiento

Con el tiempo, los sistemas operativos y las aplicaciones incorporan nuevas funciones, efectos visuales y herramientas que requieren mayor potencia de procesamiento y memoria, mientras el hardware permanece sin cambios.

La acumulación de numerosas aplicaciones, muchas de las cuales permanecen activas en segundo plano, consume memoria y compite por los recursos del sistema. A esto se suma el almacenamiento lleno por fotos, vídeos y archivos, que reduce el espacio disponible para la caché y los archivos temporales. Esto obliga al teléfono a trabajar más para gestionar los datos, provocando una ralentización general y menor capacidad de respuesta del sistema.

Cómo se deteriora el hardware

El envejecimiento físico de los componentes también influye en el rendimiento y la experiencia del usuario, generando diferencias que no siempre pueden corregirse mediante software.

Con el tiempo, las baterías de litio pierden capacidad, haciendo más difícil mantener un suministro de energía constante. Esto obliga al sistema a reducir la velocidad del procesador para evitar apagones inesperados.

Asimismo, los chips sufren desgaste térmico, lo que puede hacer que operen a velocidades ligeramente inferiores para conservar la estabilidad.

La memoria también se degrada: el almacenamiento flash tiene ciclos de escritura limitados y las ineficiencias en la RAM obligan al sistema a trabajar más para asignar recursos, provocando así ralentizaciones cada vez más progresivas.

El impacto de las actualizaciones de software

Las versiones más recientes de las aplicaciones y los sistemas operativos están pensadas para aprovechar el potencial del hardware moderno, lo que provoca una brecha inevitable con los dispositivos más antiguos.

Las nuevas funciones, los modos de cámara mejorados y los gráficos más detallados exigen más memoria y potencia de procesamiento, recursos que los modelos veteranos ya no pueden ofrecer con la misma agilidad.

Incluso las actualizaciones de seguridad, aunque necesarias, suelen incluir optimizaciones pensadas para equipos más recientes. Esto suele traducirse en un rendimiento menos fluido en generaciones anteriores.

Además, las prioridades de los fabricantes también influyen. Algunas marcas apuestan por extender la vida útil de sus dispositivos con un buen soporte, otras concentran sus esfuerzos en destacar las novedades de sus últimos lanzamientos, marcando así una diferencia cada vez más visible en la experiencia de los usuarios de equipos antiguos.

¿Cómo puedo lograr que mi teléfono funcione durante más tiempo?

Adoptar buenos hábitos de mantenimiento puede marcar la diferencia entre un smartphone que envejece con dignidad y uno que se vuelve lento y frustrante. Para ello , es necesario aplicar una serie de pautas que alargarán la vida de tu dispositivo:

Gestiona el almacenamiento

Trata de eliminar las aplicaciones que no uses, borra la caché con regularidad y transfiere fotos y vídeos a la nube o a dispositivos externos. Mantener entre un 10 % y un 15 % de espacio libre ayuda a que el sistema funcione mejor.

Control de aplicaciones en segundo plano

Deshabilita las actualizaciones automáticas innecesarias, los servicios de ubicación y las notificaciones que activan procesos innecesariamente.

Reinicios regulares

Reiniciar el teléfono semanalmente borra la caché y los procesos en segundo plano, mejorando así la capacidad de respuesta del sistema.