Netflix
“Fuimos canciones”: Elísabet Benavent deconstruye la comedia romántica para Netflix
La escritora superventas continua su idilio con la plataforma de “streaming” en “Fuimos canciones”, nueva adaptación de su trilogía literaria con María Valverde y Álex González
Un paseo por el madrileño parque del Retiro nos devuelve una larga fila de personas preparadas para entrar a la recién finalizada Feria del Libro. En el lado contrario del recinto, y con equipos de picnic incluso, una cola paralela llena de jóvenes entre el final de la adolescencia y el comienzo de la adultez se agolpa en paz y armonía con libros de portadas vibrantes, letras coloridas en flor y una grafía en común: Elísabet Benavent. La escritora, nacida en Gandía en 1984, es una de las pocas de nuestro país que no necesita armarse de discursos inmediatamente ideológicos para convertirse en superventas y su éxito, quizá también por esa despolitización en la que la reivindicación de temas como el feminismo (acartonado) es superficial, se ha traducido en más de 3 millones de ejemplares vendidos. Como no podía ser de otra forma, y con la intención de hacerla nuestra Shonda Rhimes (“Anatomía de Grey”, “Bridgerton”) patria, Netflix le ha echado el guante y después de su “Valeria” esta semana estrena “Fuimos canciones”, adaptación de la trilogía de Benavent y una nueva apuesta de la plataforma por la comedia romántica en deconstrucción.
Géneros “chicos”
“Cuando Netflix te tantea para adaptarte, lo primero que te sientes es halagada”, explica la escritora en conversación con LA RAZÓN. Y sigue: “Yo no he inventado la rueda, y que me elijan tantas veces es maravilloso. Tampoco son mundos en los que esté demasiado cómoda, porque soy una señora que trabaja en pijama en casa, pero me intento ir adaptando. Nervios tuve al principio, porque temía que pudieran hacer un desastre, pero la experiencia de “Valeria” fue tan positiva que no tuve miedo de repetir”, añade.
En “Fuimos canciones”, que dirige Juana Macías con la implicación de Benavent en lo creativo, seguimos a Maca, una María Valverde que trabaja para la “influencer” de moda y que está a punto de defenestrarse del estrés. En ese caos de vida, llegando a la marca fatídica de la treintena, se reencontrará con Leo, un Álex González acabronado para la ocasión y su ex novio más traumático. La autora, que descarta por el momento pasarse a la dirección, explica cómo las canciones del libro se actualizan en la película y mutan hacia lo que permiten los derechos de autor en su historia de amor escrita a golpe de radiofórmula: “En los libros partía de mi propia experiencia y de lo que yo había vivido. No hacía falta que las canciones estuvieran tan presentes cuando lo trasladamos al cine, y no tenía mucho sentido rescatar canciones de hace quince años”, confiesa.
Y continua, sobre la etiqueta de la autoficción: “Si a mí me pasara lo que escribo en los libros, no tendría tiempo para escribir. Una cosa es coger una experiencia propia o algo que has oído de una amiga y otra es la autoficción. Y es algo que se nos pregunta mucho a las mujeres, me cuesta imaginarlo preguntado a un hombre que escribe novela”, responde Benavent, pese a que la práctica totalidad de las novedades de la “rentrée” literaria son libros de autoficción masculina con esencia de caspa. Vehemencia aparte, la autora sí entra en los prejuicios que a veces se asocian a los éxitos de masas: “Cuando yo escribo, no sé para quién es, pero no para vender más. Siempre ha habido una distinción muy prejuiciosa de géneros pequeños y grandes, y no la entiendo. Hacer literatura de entretenimiento no es hacer peor literatura”, remata dispuesta a volver a reventar el algoritmo de la plataforma de “streaming” con una comedia romántica deconstruida, autoconsciente y generosa en el metraje, con casi dos horas de duración.
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