
Estreno
«Culpa Nuestra»: El último latido de Nick y Noah
Prime Video estrena el cierre de la trilogía «Culpables», que llega con la intensidad justa para despedir una historia que creció con su público y aprendió a quererse

Hay algo casi terapéutico en decir adiós a una historia que uno ha visto crecer a trompicones, madurar, equivocarse y volver a levantarse. «Culpa Nuestra», el tercer y último capítulo de la trilogía «Culpables», llega para cerrar ese largo recorrido emocional que comenzó con una pelea de adolescentes y termina con un amor que, aunque ya no necesita gritar, sigue latiendo. Prime Video, a partir de mañana, despide su saga más popular con una película que entiende perfectamente lo que el público vino a buscar: no solo una historia de pasión, sino la sensación de haber acompañado a dos personajes que aprendieron a quererse cuando el guion parecía no dejarles opción.
El reencuentro de Nick y Noah se produce en la boda de sus amigos Jenna y Lion, y ese escenario tan luminoso como tramposo marca el tono general de la película: lo que debería ser una celebración se convierte en una prueba más para un amor que nunca supo comportarse. Él es ahora un heredero con corbata y heridas antiguas; ella, una mujer que empieza a construir su vida lejos del torbellino. Ambos se prometieron olvidar, pero el azar insiste en cruzarlos para comprobar si el tiempo cura o solo aplaza los errores.
Domingo González vuelve a dirigir con la misma mirada brillante y estilizada de las entregas anteriores, aunque aquí se nota un pulso más contenido, menos empeñado en deslumbrar y más interesado en dejar respirar a los personajes. Hay un aire de madurez en la puesta en escena, como si la saga hubiera decidido crecer al mismo ritmo que su audiencia. El resultado es una película visualmente impecable, rodada entre paisajes costeros, oficinas elegantes y noches con luces que parecen latir al compás de la música. Todo está pensado para que el espectador sienta que el final ha llegado, pero sin la sensación de ruptura: más bien una despedida amable, de esas que se dicen sin dramatismo pero con un nudo en la garganta.
Nicole Wallace y Gabriel Guevara sostienen la historia con una complicidad que ya se da por aprendida. Lo suyo no es química, sino lenguaje compartido. Cada gesto parece una prolongación del anterior, y eso hace que incluso los silencios tengan peso. Ella luce más serena, más dueña de su destino; él sigue siendo ese torbellino que se disfraza de orden. Juntos consiguen que la tensión romántica no se sienta reciclada, sino depurada. Uno cree que ya lo ha visto todo entre ellos, hasta que una mirada lo desmiente.
En cuanto a la trama, «Culpa Nuestra» no pretende reinventar el melodrama, pero sí lo pule. Se aleja del exceso de coches, carreras y testosterona que marcaron los inicios de la saga, aunque los tenga, para apostar por una emocionalidad más directa, sin subrayados. El conflicto ya no está en los motores, sino en las decisiones. Y aunque el guion se permita alguna aceleración de último momento, el viaje resulta coherente con el espíritu de la historia: la intensidad está, pero dosificada, y la acción se subordina a la evolución de los personajes. Quizás algunos echen de menos la adrenalina juvenil, pero a cambio encuentran un relato más honesto, menos impulsivo y con mejor sentido del cierre.
Uno de los mayores aciertos está en el tono: «Culpa Nuestra» mantiene esa estética lujosa que siempre fue parte del encanto de la saga —coches, fiestas, cuerpos perfectos—, pero la usa como fondo y no como excusa. La película se siente más cómoda cuando se detiene en los pequeños gestos que en los grandes despliegues. Hay un equilibrio entre la belleza visual y la historia emocional, un contraste que le da personalidad y distancia del simple romance adolescente. Incluso la música, con su mezcla de temas reconocibles y nuevas incorporaciones, funciona como eco de un pasado que no se niega a sí mismo, sino que se revisita con cariño.
Puede que algunos espectadores hubieran querido un final más sorprendente, pero el mérito está en no caer en el dramatismo forzado. La película elige la serenidad frente a la estridencia. Prefiere cerrar con un guiño a la madurez antes que con un portazo. Es una despedida que suena a crecimiento, a reconciliación con lo que se fue y con lo que no pudo ser. Y eso, en un género que suele abusar del grito, se agradece.
«Culpa Nuestra» no busca más de lo que puede ofrecer, y lo que ofrece lo hace con honestidad. Hay emoción, hay humor, y hay ese inevitable punto de nostalgia que deja cualquier saga cuando sabe que su tiempo ha terminado. El último latido de Nick y Noah no es un rugido, sino una respiración profunda. Y a veces, eso es exactamente lo que se necesita para cerrar bien una historia.
«Culpables», de Wattpad al estrellato
De los foros digitales al escaparate global, la trilogía «Culpables» ha recorrido una autopista poco frecuente. Nacida en Wattpad de la mano de Mercedes Ron y convertida en best seller del New York Times, saltó a Prime Videocon una identidad reconocible: romance con nervio juvenil, estética lustrosa y un pulso emocional que no se disculpa. El despliegue en más de 240 países consolidó el fenómeno, apoyado en un fandom activo, playlists comentadas y un casting carismático (Nicole Wallace, Gabriel Guevara). Con Domingo González y Pokeepsie al timón, la marca aprendió a crecer sin perder acento: de nicho a conversación global.
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