Política

El PSOE andaluz pasa a tener el mismo peso nacional que el de Valladolid

La que fuera la agrupación más importante de España cuenta con sólo dos ministros y Andalucía con uno menos que la anterior legislatura, con Montero como máxima referencia regional

Rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en Moncloa
María Jesús Montero y Luis PlanasEduardo ParraEuropa Press

El PSOE de Andalucía, históricamente, ha sido el gran sostén socialista a escala nacional. De Andalucía procedían sus máximo referentes: Felipe González y Alfonso Guerra, hoy defenestrados por el partido a nivel nacional y también regional. Los aplausos de Espadas a Pedro Sánchez cuando anunció la amnistía o el de los diputados andaluces interrumpiendo el Pleno de los Presupuestos evidencian la sumisión de la agrupación respecto a Ferraz pero no así su influencia. Se barajó alguna cartera para Juan Espadas que, de algún modo, justificara en parte «el papelón» – en palabras de Juanma Moreno– del líder de los socialistas andaluces, pero ni eso. Se mantiene y se premia con una vicepresidencia a la sevillana María Jesús Montero, la gran referencia andaluza del partido muy por delante del propio Espadas. También sigue Luis Planas, valenciano de nacimiento pero cordobés de adopción, entre fuertes críticas de los agricultores. Sale también por parte de Sumar en este caso el otro andaluz del anterior Ejecutivo, Alberto Garzón, de IU, nacido en Logroño pero malagueño de facto, que dejó la pasada legislatura diversas polémicas. Andalucía, con 8,5 millones de habitantes, a día de hoy tiene el mismo peso que Valladolid, con menos de 300.000 personas, en Moncloa: dos ministerios. Hasta UGT-A ha considerado que el nuevo Gobierno de España «debería contar con más andaluces».

Montero, de perfil político y técnico y convencida del «sanchismo», se fajó en la campaña de las andaluzas, en la que se aventuraba un descalabro total. El PSOE perdió pero salvó los muebles y con el éxito en Cataluña -ahora la agrupación potente en España-, Pedro Sánchez, perdiendo, ha podido revalidar su puesto en La Moncloa. El nombre de Montero, en vista de los resultados de Espadas, no sorprendería como futura adversaria de Juanma Moreno en Andalucía, ya que, de hecho, es la oposición de facto al PP-A. La ahora vicepresidente cuarta –que adquirirá aún más fuerza si Nadia Calviño sale al Banco Europeo de Inversiones– fue la única consejera andaluza que ejerció bajo tres presidentes: Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz. Es madre de dos hijas y estuvo vinculada a movimientos católicos de base, formando parte del Consejo de la Juventud de Andalucía hasta que se licenció en 1990. En más de una intervención ha confesado sus inicios marxistas, moderados con el tiempo. La «muy vitalista» o «incansable» Chusa –para los cercanos– Montero es trianera, como Susana Díaz. También fue el mirlo blanco de la sucesión frustrada de la que fuera máxima adversaria de Sánchez. Llegó al Gobierno andaluz como viceconsejera en 2002, en el equipo de Francisco Vallejo. En 2004 pasó a ser la primera mujer que ocupaba la máxima responsabilidad en la consejería con más presupuesto de la Junta. En 2012 asumió también Bienestar Social. Desde 2013 fue consejera de Hacienda y Administración Pública, hasta que tiró de ella Pedro Sánchez. El resto es historia. La tarea más inmediata de la que tendrá que encargarse María Jesús Montero será la elaboración y presentación del límite de gasto no financiero (techo de gasto), previo al proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2024, teniendo en cuenta que Bruselas prevé reactivar las reglas fiscales este próximo año, tras la parálisis por el impacto económico de la pandemia, la guerra en Ucrania y la escalada de precios, espacialmente energéticos. «Sin un minuto que perder, seguiremos avanzando en políticas eficaces para modernizar nuestra economía, garantizando mayor justicia social y ampliando derechos», señaló Montero.

Planas también fue consejero de la Junta y embajador en Marruecos. Pese a su origen andaluz, cuenta con gran contestación en su tierra, sobre todo a cuenta del reparto de la PAC, que va a «costar a los agricultores andaluces 100 millones de euros este año y 500 millones durante el nuevo marco», según el PP-A. Asaja lo califica como el ministro «más pernicioso desde la llegada de la democracia». 

Sigue también como ministro, aunque sin Justicia, Grande-Marlaska, cunero por Cádiz y responsable de las cargas en la provincia contra los trabajadores navales.

Las reacciones a los nombramientos se sucedieron. «Es un Gobierno evidentemente continuista, sin mucho perfil técnico y con mucho perfil de sumisión al jefe supremo, que es el señor Sánchez, y, por tanto, poco perfil técnico y profesional», indicó el presidente de la Junta Juanma Moreno.

Espadas, por su parte, señaló que el nuevo Gobierno es el mejor aval para el avance de Andalucía y España. El PSOE-A ha perdido gran parte de su poder territorial y depende por entero de Ferraz. En zonas como la Costa del Sol, directamente, no gobierna ningún municipio. Es el peor momento en cuatro décadas del partido en la comunidad, que ha seguido cayendo tras la pérdida de la Junta después de más de 36 años gobernándola, al punto de confundirse institución y partido. Agrupaciones locales como la de Antas, en Almería, han votado mociones de rechazo a la amnistía.

Hace una década el PSOE acariciaba su último gran momento de gloria a escala regional en Andalucía: el 7 de septiembre de 2013 se produjo la investidura de Susana Díaz. En estos años, el PSOE-A ha perdido influencia en Ferraz y relevancia en la comunidad, pasando de presentarse como «garante» de la unidad de España a, literalmente, tocarle las palmas a Pedro Sánchez.