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Los Jefes liberan Santo Domingo de Silos (Burgos) del ataque musulmán

La Fiesta de los Jefes, de Interés Turístico Regional, se recuperó en 1999 y cada año reúne a un millar de visitantes

Los Jefes liberan Santo Domingo de Silos (Burgos) del ataque musulmán
Los Jefes liberan Santo Domingo de Silos (Burgos) del ataque musulmánRicardo Ordóñez/Ical

Santo Domingo de Silos (Burgos) celebró hoy su tradicional Fiesta de los Jefes, que reúne cada año a un millar de personas de diferentes zonas de España, para presenciar la recreación de cómo el pueblo burgalés se liberó del ataque musulmán tras simular un incendio. Esta fiesta, que se remonta a 1880 pero dejó de celebrarse en torno a 1963 y volvió a recuperarse en 1999, está declarada de Interés Turístico de Castilla y León, y es una de las celebraciones más famosas de la provincia burgalesa.

La jornada de hoy comenzó a mediodía, cuando el pueblo se reunió para ir a buscar a Los Jefes, representados este año por Luis Delgado (Capitán), José Luis del Campo (Cuchillón), Máximo Palomero (Abanderado) y Jesús Mari Gallo (Tamborilero). Después, la comitiva acudió al Monasterio de Silos, donde fueron recibidos por la Comunidad en el patio de San José.

El pregón de la Fiesta de los Jefes estuvo a cargo de la antigua boticaria de la villa, Elena Esteban, y su marido Tomás Pérez, que jugó un papel muy importante en la recuperación de esta fiesta. Los actos más llamativos llegaron por la tarde, con el tradicional ritual de Las Crestas o Corrida de Gallos, donde los Los Jefes y jinetes, a lomos de sus caballos, intentaron atrapar los trofeos (chorizos y morcillas) que colgaban de una soga. Después, fue el turno de la Carrera de San Antón, donde Los Jefes y vecinos del pueblo, a lomos de sus equinos, compitieron por llegar los primeros a la meta.

La Fiesta de los Jefes de Silos se recuperó en 1999 tras el esfuerzo del Ayuntamiento del pueblo y de los propios vecinos. Cuenta la leyenda que durante la invasión musulmana de la Península, el ejército musulmán sitió la villa de Silos, y ante la desigualdad de las fuerzas, los vecinos decidieron simular un incendio, y con él la destrucción de todos los bienes que hubiera en el pueblo. De esta manera el enemigo daría por inútil cualquier intento de asalto. Al caer la noche, los vecinos encendieron varias hogueras, y por todo el pueblo resonaron gritos de alarma, así como cencerros en estampida. Esta estrategia funcionó y desde entonces, el último sábado del mes de enero, los silenses celebran esta fiesta que atrae a visitantes de toda España.